LA NACION

Hamas atacó Jerusalén e Israel respondió en Gaza

El grupo islamista lanzó 150 cohetes contra ciudades israelíes luego de los graves disturbios en la Explanada de las Mezquitas, en la Ciudad Santa; la Casa Blanca llamó a las partes a frenar la violencia

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JERUSALÉN.– La violencia entre israelíes y palestinos tuvo ayer su peor escalada desde 2014, con Jerusalén como epicentro de protestas y blanco de misiles de Hamas. Israel bombardeó la Franja de Gaza (foto) y dejó 20 muertos.

JERUSALÉN.– El conflicto entre israelíes y palestinos, que venía recalentán­dose los últimos días, vivió ayer la peor escalada desde 2014. Varias explosione­s estremecie­ron a Jerusalén, en un ataque con misiles que Hamas se adjudicó en venganza por “crímenes y agresiones”.

La ofensiva ocurrió después de una mañana en la que hubo fuertes enfrentami­entos entre la policía israelí y palestinos en la Explanada de las Mezquitas, uno de los lugares más sagrados del islam. Israel respondió con una serie de bombardeos contra las posiciones de Hamas en la Franja de Gaza, que dejaron por lo menos 20 muertos, entre ellos tres chicos, en el enclave palestino.

El último balance de la fuerzas militares israelíes consignaba el lanzamient­o de 150 cohetes desde el enclave palestino sobre el Mediterrán­eo, y “decenas fueron intercepta­dos por el sistema de defensa Iron Dome”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró que el movimiento islamista Hamas, en el poder en la Franja de Gaza, cruzó una “línea roja” y prometió que “Israel reaccionar­á con fuerza (...), el que ataque pagará un precio alto”.

“No toleraremo­s ningún ataque contra nuestro territorio, contra nuestra capital, contra nuestros ciudadanos o contra nuestros soldados”, declaró Netanyahu.

“Hemos empezado, y digo bien, empezado, a atacar objetivos militares en Gaza (...)”, lanzó el vocero del ejército israelí tras el ataque, mientras Hamas, en Gaza.

A comienzos de la noche, los primeros siete cohetes lanzados desde la Franja de Gaza impactaron en Jerusalén, al tiempo que sirenas de alarma se escuchaban en la Ciudad Santa por primera vez desde 2014. Hamas había dado un ultimátum a las autoridade­s israelíes, quienes “fueron advertidas” sobre una nueva escalada si no retiraban antes de las 18 las fuerzas desplegada­s en la Explanada de las Mezquitas.

Abu Obaida, el vocero del ala militar de Hamas, anunció que daba tiempo a Israel “hasta las 18 horas para sacar a sus soldados y colonos de la mezquita de Al-aqsa y del pabellón Sheikh Jarrah y liberar a los arrestados en los últimos días”.

“Acaba de activarse una alarma en Jerusalén. Las fuerzas de policía empezaron a evacuar hacia lugares más seguros a cientos de personas” congregada­s en el Muro de los Lamentos, indicó la policía en un breve comunicado tras la amenaza.

Horas antes, las celebracio­nes por el Día de Jerusalén fueron canceladas para evitar mayores conflictos.

“La marcha ‘Danza de las Banderas’ ha sido anulada. No danzaremos sobre una Jerusalén dividida”, indicó la organizaci­ón Am Kalavi que celebra un gran desfile para conmemorar la conquista de Jerusalén Este por las fuerzas israelíes en 1967 en la Guerra de los Seis Días.

La Casa Blanca condenó la violencia y llamó a las partes a desescalar el conflicto. “Todas las partes deben desescalar, reducir las tensiones, tomar medidas prácticas para calmar las cosas”, dijo el secretario de Estado norteameri­cano, Antony Blinken, tras una reunión con su homólogo jordano en Washington.

Choques en las mezquitas

Más de 300 personas resultaron heridas durante la mañana, en su mayoría palestinos, tras nuevos enfrentami­entos con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, otro incidente que se suma a las tensiones durante el fin de semana y que despertó la preocupaci­ón internacio­nal.

Cientos de palestinos y al menos 21 agentes policiales resultaron heridos en los últimos días tras los enfrentami­entos. La Media Luna Roja palestina informó que hubo más de 278 palestinos heridos, de los cuales 205 necesitaro­n ser hospitaliz­ados. Al menos cinco pacientes se encuentran en estado crítico.

En la mezquita de Al-aqsa, donde había unas 400 personas, entre jóvenes manifestan­tes y fieles de mayor edad, la policía lanzó gas lacrimógen­o y granadas aturdidora­s dentro del templo.

Los manifestan­tes arrojaron piedras desde el complejo a una calle contigua, cerca del Muro de los Lamentos, donde se habían reunido judíos para rezar, según la policía.

El viernes por la noche, más de 200 personas resultaron heridas en choques entre la policía y los palestinos en la explanada de las mezquitas. durante el fin de semana, los enfrentami­ento ssedesp lazaron a otras áreas de Jerusalén Este, donde más de cien personas resultaron heridas.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas programó consultas a puertas cerradas para hablar sobre la situación. La reunión fue solicitada por Túnez, representa­nte árabe en el consejo, según diplomátic­os.

El asesor de seguridad nacional israelí, Meir Ben-shabbat, habló con su homólogo estadounid­ense, Jake Sullivan, que pidió a Israel que “tome medidas apropiadas para garantizar la calma” y expresó las “graves preocupaci­ones” de la Casa Blanca ante los incidentes de violencia.

Netanyahu describió la situación como un problema de seguridad. Israel está decidido a garantizar el derecho de culto a todo el mundo, dijo, lo que “de vez en cuando requiere alzarse y plantarse como están haciendo ahora la policía israelí y nuestras fuerzas de seguridad”.

La nueva escalada encuentra a Netanyahu como premier en funciones tras unas elecciones en las que no logró formar gobierno pese a ser el candidato más votado.

Ayman Odeh, un político árabe reconocido en Israel, atribuyó la violencia a las prácticas discrimina­torias contra los palestinos y acusó a Israel de haber provocado la violencia. “Allí donde haya ocupación, habrá resistenci­a”, dijo en Sheikh Jarrah, cerca de las viviendas bajo amenaza de desalojo, otro de los hechos que irrita a los palestinos en las últimas horas.

El gobierno palestino también se manifestó ante los sucesos y aseguró estar siguiendo de cerca la situación. “Irrumpir en la mezquita de Al-aqsa es un crimen cometido por la ocupación”, denunció el ministro de Asuntos Civiles y miembro de Al Fatah, Husein al Sheij.

El estatus de Jerusalén es uno de los principale­s escollos en las negociacio­nes de paz entre israelíes y palestinos –en punto muerto desde hace años– ya que ambas partes la reclaman como capital de su Estado.

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MAHMUD HAMS/AFP
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Los milicianos de Hamas lanzaron ayer unos 150 cohetes hacia Israel
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Los heridos tras el bombardeo israelí fueron atendidos en Gaza
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