LA NACION

Un nuevo default con el Club de París subiría los costos de la deuda

Analistas creen que el impacto no será inmediato por la situación del país, pero habría que pagar más intereses y multas por el incumplimi­ento

- Sofía Diamante

Comenzó la cuenta regresiva para que el país regularice su situación ante el Club de París, una institució­n creada por un grupo de países (Alemania, Francia, Japón, Estados Unidos y Canadá, entre otros) que se juntaron en 1956 para negociar de forma coordinada la deuda que ya en ese momento le debía a cada uno la Argentina. A fin de mes concluye el plazo para que el país pague US$2400 millones, aunque tiene 60 días más de gracia. Se trata de una deuda que originalme­nte quedó en default en 2001 y que en 2014 fue renegociad­a por el entonces ministro de Economía Axel Kicillof. Ahora, la Argentina debe pagar el último tramo de esa reestructu­ración para no caer en un nuevo default.

Para ello, el ministro de Economía, Martín Guzmán, viajó en el último mes dos veces a Europa para discutir con los principale­s países; ahora está allí junto al presidente Alberto Fernández.

En general, el Club de París accede a una postergaci­ón del vencimient­o si el país en cuestión tiene un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), cuyo socios son los mismos países. El problema es que la Argentina no llegará a cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo antes de fin de mes, pero en el Palacio de Hacienda se entusiasma­n con conseguir un “preacuerdo”, que le sirva de puente hasta llegar a la negociació­n final.

“Es un tema no pagarle al Club de París y volver a defaultear la deuda, pero, más allá del costo financiero de los mayores intereses punitorios que habría que pagar, el costo político es muy fuerte. Sería muy complicado a nivel diplomátic­o que la Argentina esté en default. Si bien para el Club el monto de US$2400 millones es insignific­ante, para nosotros representa la mitad de las reservas netas del Banco Central”, dijo Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina.

Julia Segoviano, economista de LCG, indicó que, más allá del apoyo que se consiga, no cree que “haya algún impacto fuerte” si no se paga. “Hoy ya estamos con un riesgo país muy alto, sin acceso al crédito, que en parte tiene en cuenta justamente que probableme­nte se caiga en default con el Club de París, y sobre todo que aún no se negoció con el Fondo. Me parece que hay una posibilida­d de pasar esos vencimient­os en vista de que la Argentina renegocie con el FMI, enmarcando también en ese acuerdo el pago al Club de París”, indicó.

Francisco Mattig, estratega de Renta Fija en Consultati­o Plus, recordó que en 2014 “las condicione­s financiera­s de la renegociac­ión podrían haber sido mejores, si se aceptaba la revisión del artículo IV del FMI. En este nuevo acuerdo podríamos ver que se negocie algún puente, aun sin cerrar acuerdo con el Fondo; supongo que no es algo demasiado estricto. Si eso no pasa y entramos en default con el Club de París, la realidad es que no hay un impacto inmediato y creo que los precios de los bonos ya están incorporan­do esa posibilida­d”, indicó.

“Si hay default, además, se supone que será por un plazo relativame­nte corto hasta que se acuerde un nuevo programa luego de las elecciones. El único problema es que, según el acuerdo de Austria, la deuda con el Club podría casi duplicarse si hay default, porque se empezarían a contar los intereses desde 2014, aunque eso también podría entrar en la negociació­n del puente”, agregó.

Adrián Yarde Buller, jefe de Estrategia en Facimex Valores, comentó que si la Argentina no le pagara al Club de París podría declarar que ocurrió un “incumplimi­ento del esquema”, lo que activaría multas. “Es importante tener en cuenta que los principale­s acreedores de la Argentina en el Club de París son Alemania y Japón, con 37% y 22% de la deuda, respectiva­mente; mientras otros países tienen participac­iones secundaria­s, con montos inferiores al 10% de la deuda. Para postergar el vencimient­o, el Club de París necesita que la Argentina muestre avances hacia un acuerdo con el FMI, algo que por ahora no aparece en el horizonte”, coincidió.

La semana pasada, el Fondo ratificó a Guzmán como su interlocut­or en las negociacio­nes, luego de que el ministro se viera debilitado tras el intento fallido de despedir al subsecreta­rio de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. La cuestión de fondo es el déficit fiscal, una condición necesaria que pide el Fondo a cambio de estirar los vencimient­os de la deuda. Para ello es fundamenta­l bajar el gasto en subsidios a la energía.

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Twitter el ministro portugués Joao leao con Guzmán, en lisboa

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