LA NACION

Toth + Guyot . Una historia del rock contada por sus protagonis­tas

Alfredo y Pablo tocaron con todos los artistas más importante­s del país, y hoy se dedican a la producción de grandes discos; el grupo GIT, la experienci­a con Charly García y su visión del trap

- Mauro Apicella

Para narrar una historia del rock argentino que vaya desde una de sus bandas fundaciona­les hasta el más reciente disco de grupos que tienen mucha vigencia en la actualidad, no será fácil encontrar protagonis­tas que puedan contarla en primera persona. El bajista Alfredo Toth (71) y el guitarrist­a Pablo Guyot (67) son amigos, socios, compañeros de música, cuñados y, además de todo eso, dos tipos que tienen el privilegio de poder contar esa historia en primera persona. En la vida musical de cada uno se impone aquella frase que León Gieco selló a fuego en su tema “Los Orozco”: “Tocó con todos”. Trabajan a la par desde hace cuatro décadas. Juntos o por separado, tocaron en Los Gatos y en las bandas de Nito Mestre, León Gieco, Raúl Porchetto, Miguel Mateos Zas, Piero y Charly García. Formaron, junto al baterista Willy Iturri [pieza indispensa­ble en esta historia] el exitoso trío de los 80 GIT, que entre 1985 y 1992 publicó cinco discos de estudio. Desde mediados de la década del 90 se dedican a la producción artística, y según dicen algunos dentro del mundillo del rock, supieron, desde su experienci­a, orientar y pulir el trabajo de grupos con largo recorrido dentro del rock local. Bersuit Vergarabat, Los Piojos, Massacre, Ratones Paranoicos, Intoxicado­s, Karamelo Santo, Los Tipitos, Guasones y La Mancha de Rolando, entre muchos más.

De allí salen las más variadas anécdotas, vividas por quienes pusieron sus instrument­os en los mejores discos de Porchetto o de la carrera solista de Charly. Jornadas de grabación maratónica­s en Ibiza, giras interminab­les, algún viento loco que se quería llevar los monitores de un escenario mendocino, un mal paso (que fue caída) en la catedral del rock, el estadio Obras, y las ocurrencia­s del genial García que pueblan la charla.

Esta historia comienza con un adolescent­e (porque el rock en aquel tiempo era cosa de adolescent­es, ni siquiera de jóvenes veinteañer­os) que transitaba las calles de La Boca. A mediados de la década del sesenta, Alfredo Toth integraba la banda los Teddy Boys. A pesar de haber tocado varias puertas no llegaron demasiado lejos, pero Toth recibió un día el llamado de un productor que cambió su vida: “¿No querés ser parte de Los Gatos Salvajes?”. Así comienza a contar el cronómetro, aunque siempre habrá una precuela.

“Fue en los carnavales de La Boca –dice Alfredo–. Ahí conocí a gente como Héctor Starc. Con esta banda, los Teddy Boys en un momento fuimos a una agencia e hicimos un demo para mover el grupo. Pero no pasó nada”. Si embargo fue allí donde se cruzó con Fabián Ross, que más adelante sería representa­nte de Los Gatos. “Fue el que me llamó para preguntarm­e si quería tocar en Los Gatos Salvajes –agrega–. En esa época había un programa llamado La Escala Musical. Los Gatos Salvajes tocaban ahí. Yo los admiraba, era fan de la banda. Fabián me preguntó si tenía ganas de tocar el bajo, porque, en realidad, yo tocaba la guitarra. Obviamente me morí y dije que sí, aunque nunca había tocado un bajo. Me compré uno. Nos encontramo­s en un hotel del centro con Ciro [Fogliatta] y con Litto [Nebbia]. Yo entré en la última etapa de la banda. No hicimos muchas presentaci­ones, pero para mí fue muy importante porque viajamos a Paraguay, donde la banda era furor. Había mucha gente esperándon­os en el aeropuerto”.

La guitarra llegó a las manos de Pablo Guyot cuando tenía 10 años. “Tocaba zambas –dice–. Y a los 13 fui a ver a Los Gatos. Pero todavía era un niño. Yo era el mayor en la familia. Entonces, en ese momento escuchaba música del Club del Clan y esas cosas. Recuerdo que para un cumpleaños me dijeron que eligiera un disco. Fui a la disquería para comprar uno de Nancy Sinatra. Recuerdo que el vendedor me dijo: ‘¿Y por qué no llevas este?’. Obviamente que cuando me hizo escuchar Revolver, de Los Beatles, me llevé ese. No tenía un hermano mayor que comprara esos discos. Con Los Gatos me pasó que escuché su tercer disco en un cumpleaños. Lo lindo es que cuando descubrís a una banda en su tercer o cuarto disco te podés comprar los anteriores. Hoy la gente solo escucha dos o tres temas. Antes agarrabas un disco de Los Beatles o de King Crimson y lo escuchabas un mes entero. Te sabías todas las partes del bajo o de la guitarra. Tiempo después, en el 72, tocaba en un boliche llamado Marrakech, con la banda The Prisoners, que no existió, pero ahí me vio César Pueyrredón y me llamó para tocar en Banana. Yo no conocía el grupo, pero es el que me hizo profesiona­l. Me compraron una [guitarra] Les Paul, un [amplificad­or Fender] Twin Reverb. Todo eso se lo debo a Banana. Fue una gran escuela, aunque no era la música que yo escuchaba. Tocábamos muchísimo y era superprofe­sional. César, que lo escuché hace poco, canta mejor que antes. Es un clásico. Un grande. A mí esa época me sirvió mucho”.

–Alfredo, ¿cómo siguió tu vida después de Los Gatos?

Toth: –Cuando Los Gatos se disolvió me fui a los Estados Unidos; volví y toqué con otras bandas, como Sacramento. Me agarró un ataque de no tener tanto compromiso. Un día Héctor Starc me dijo que estaba tocando en el boliche Bwana, pero que tenía otro trabajo. Me preguntó si quería ir en su reemplazo. Fui y ahí me quedé enganchado, todas las noches, tocando con Santa Bárbara. Hacíamos covers. Me divertía muchísimo. Mirá lo loco que estaría que un día Luis Alberto [Spinetta], a quien conocía de la época de Los Gatos y de Almendra [grupo de Luis], me preguntó si quería participar en un grupo que él estaba formando. Le dije que no. Me arrepentí toda la vida. Ese grupo en el que él estaba pensando terminó siendo Pescado Rabioso. Son momentos, cosas que te pasan. Más adelante grabé algunos discos con León [Gieco] y giramos un poco. También fue muy divertido para mí. Y después vino lo de Nito Mestre [y los Desconocid­os de Siempre]. En el mismo hotel de Belgrano estaban Charly, con su proyecto La Máquina de Hacer Pájaros, y Nito, en otra habitación trabajando los temas de su banda.

–¿Y cuándo se cruzaron ustedes dos?

Guyot: –En un show en el que tocaban Nito y Porchetto, porque en ese momento yo tocaba con Raúl.

Toth: –Un día me hicieron una nota para la revista Pelo y me preguntaro­n qué banda era la que más me gustaba. Y yo dije la de Porchetto. Ahí tocaba Pablo y también Willy [Iturri, futuro compañero de GIT]. A los diez días me llamó Willy para decirme si quería ir a probarme en la banda de Porchetto. Ahí tocamos por primera vez los tres juntos. El disco Metegol fue el primero que hicimos los tres.

–¿Cómo fue tu ingreso a la banda de Porchetto?

Guyot: –Conocí a Willy en una zapada. Lo llamé cuando el baterista de Banana se fue a la colimba. Vino a tocar con nosotros y, más adelante, cuando él tocaba con Porchetto me llamaron para grabar unas canciones del disco Mundo. Después vino Alfredo y grabamos Metegol y Televisión. Dos discos buenísimos para la época. Ensayábamo­s y tocábamos mucho.

–En los 70 fueron sesionista­s de solistas, pero al mismo tiempo parte de una gran tribu del rock.

Guyot: –En realidad, siempre nos sentimos una banda, en todas las que estuvimos, por más que hubiera un solista. Recuerdo una vez que fuimos a tocar a Pinar de Rocha. En ese momento la amplificac­ión era de cada instrument­o y había otra para las voces y nada más. Ese día había solo dos columnitas para las voces que no sonaban nada y pensamos que era mejor ganar menos y llevar nosotros un mejor sonido. Porque si no es así no sembrás nada. Los discos que los tres hicimos con Porchetto salieron como los mejores del año en la encuesta a músicos que hacía un medio especializ­ado. Hasta a Serú Girán le ganamos, que era una bomba atómica: Charly, Pedro, David y Moro. La mejor banda. Pero le ganamos. Hay que estar bien entrenado para que cuando llegue el momento de tocar en vivo lo puedas disfrutar.

Toth: –Siempre disfrutamo­s los ensayos, la preparació­n. Nunca lo tomamos como el trabajo de acompañar a un solista. Siempre nos sentimos parte de una banda.

Guyot: –Y pasa de todo. Podías salir en micro de gira de Buenos Aires a Mendoza y de Mendoza a Formosa y cuando llegabas te decían: “El show se suspendió”. No había celulares como ahora. Así como te contamos lo divertido también está lo otro.

Toth: –Que creas que vas a dormir toda la noche en el micro y te despiertes con 80 grados de calor en medio de la ruta, y el aceite del motor prendido fuego. Pero igualmente nos divertíamo­s. Nos moríamos de felicidad haciendo giras. Al día de hoy digo que hacer una gira es lo mejor que te puede pasar. En 2017, la última que hicimos con GIT fue un lujo.

–No se apuren que hasta GIT falta bastante. ¿Cómo es el desen

Alfredo Toth Músico y productor

“Lo que mandan son las canciones. y mientras podamos siempre tenemos ganas de más”

lace de la historia de un grupo?

Guyot: –Los finales no están buenos casi nunca, pero tampoco son un drama. Casi siempre hay un loco que cuando estás en lo mejor se quiere ir a hacer otra cosa porque se siente el rey de América. Eso pasó muchas veces. Pero cuando “se cierra una puerta se abren todas las demás” dice un tema de Alfredo, todavía inédito, que grabaron Los Tipitos.

–Ya en la década del 80, GIT no terminaba de arrancar porque había trabajo con Piero, con Zas, con Charly. ¿Fue así?

Toth: –Nos anotábamos en todas por el solo hecho de no parar. De estar en acción, tocando. Yo hice una gira eterna con Piero.

Guyot: –Con Willy y Alfredo ya habíamos ensayado algo que todavía no se llamaba GIT. En ese momento se hizo un hueco porque Willy tuvo que grabar Yendo de la cama

al living, con Charly. Cuando entré a Zas le dije a Miguel [Mateos] que solo podría estar un año más o menos. Grabamos Huevos, la pasé de primera. Estuvimos mucho tiempo grabando en el estudio de Music Hall; teníamos muchas horas y eso te permite hacer todo lo mejor posible.

–¿Y la “era” Charly?

Guyot: –Eso fue increíble. Willy ya estaba tocando con él cuando nos llamaron a nosotros dos. Teníamos los demos ya hechos de “La calle es su lugar [Ana]”, “Viento loco” y “Sombras negras [Aventura nocturna]”. Y recuerdo que el manager de Piero, el Gordo Pierre [N. del R.: inmortaliz­ado en un tema de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota], nos dio una mano y muchos consejos, como arrancar más desde el under. Como nosotros estábamos tocando con Charly queríamos mantener el nivel de producción. Por eso el primer año todo lo que cobramos fue para sonido y luces. Era una manera de invertir.

–¿Cómo ensayaron Clics modernos, el disco al que Charly terminó de darle forma en Nueva York, mientras lo grababa, sin su banda y con una estética totalmente diferente?

Guyot: –Charly nos tiró el disco y nos dijo “apréndanse­lo”. Después, si teníamos alguna duda, si un arpegio iba al revés, lo consultába­mos con él.

Toth: –Era una época en la que estábamos muy entrenados y Charly era absolutame­nte brillante. Nos matábamos ensayando. Y nos costó mucho abandonar la banda.

Guyot: –Me acuerdo de que cuando íbamos de gira con Charly, un poco antes iba el Gordo Pierre a pegar afiches de GIT, solo con nuestras cabezas. No se veían las caras. Creo que Charly en algún momento lo habrá querido matar [se ríe]. Pero los shows con Charly eran increíbles.

Toth: –Estábamos todos en la misma y así sonaba. En esa gira tocamos en Mendoza, y ocurrió la escena de “Demoliendo hoteles”, cuando Charly tiró un televisor por la ventana. Nos fuimos perseguido­s por la policía.

–¿Qué es lo más inesperado que vivieron en una gira?

Guyot: –Inesperado es que se suspenda la gira. Porque Charly amagó con bajarse los pantalones en un show en Córdoba y a la mañana siguiente lo vino a buscar la policía al hotel de Carlos Paz.

Toth: –Arriba del escenario, menos lo que teníamos que tocar, todo era inesperado con Charly.

–¿Todo lo que le pusieron a su banda luego Charly se lo devolvió apoyando a GIT?

Guyot: –Sí. Bueno, produjo nuestro primer disco. Y recuerdo que en la gira de Clics, en el segundo Luna Park, cuando presentó a la banda dijo que llevaba 10 días tocando con nosotros y parecía que hubieran sido años.

Toth: –Nos dio lugar. Siempre. En un programa de Badía nos dio lugar para tocar un tema de GIT. Y él tocó con nosotros. Además, es un capo total.

Guyot: –Con Piano Bar traía temas como “Vía muerta”, nos mostraba los acordes y salíamos tocando. En tres días grabamos el disco. Y creo que ningún solo tuvo segundas tomas. Salió un disco con mucha sangre. Vos escuchabas lo que uno tocaba y venía la respuesta de otro lado. También recuerdo algo que no me pasó otra veces, con otras bandas. Un día grabamos un tema y después nos quedamos zapando. De eso salió el tema “El rap de las hormigas”. Y Charly, sin decirnos nada, como habíamos participad­o, a todos nos puso como autores del tema.

Toth: –El último show que hicimos con él fue en el Festival de la Rock&pop donde vino John Mayall, Inxs, Nina Hagen. De los tres días de festival en uno tocamos con GIT y otro con él. Fue un show muy accidentad­o. Había llovido mucho. Tocamos como a las tres de la mañana. Recuerdo que Charly tiró el micrófono al público. Le pegó a alguien en la cabeza. Luego el tipo se fue corriendo y se escuchaba todo eso.

Guyot: –En otro momento un camarógraf­o me desenchufó sin querer, por uno segundos, el cable de mi guitarra. Y Charly por hacerle una broma se le fue encima y el camarógraf­o cayó contra una torre de iluminació­n. Al día siguiente podías leer en los diarios cosas como “Charly quemó las naves, el mejor show de su vida”. Y nosotros nos queríamos matar [se ríen].

–¿GIT fue el paso personal que les faltaba?

Guyot: –Creo que todo tuvo que ver con lo que pasaba tocando los tres en la banda de Raúl. Porque tocando con Charly, GIT ya estaba creada. No siempre te pasa que funciona con el otro todo lo que tocás. Y no tenés que hablar mucho.

Toth: –Salir a tocar en trío fue una manera de tirarnos a la pileta.

–¿Asumir toda la responsabi­lidad, cantar desde el lugar de frontman, escribir un tema como “La calle es su lugar [Ana]”?

Toth: –Te cambia el personaje. Es completame­nte diferente. Son momentos que les pasa a las bandas que despegan o explotan. Estábamos tan unidos. Nos fuimos a Ibiza a grabar el primer disco, producido por Charly.

Guyot: –Y no teníamos que bajar el nivel porque veníamos de tocar con Charly, que era como venir del cielo. Creo que estaba dos años adelantado del resto. Y con GIT siempre nos jugamos. En cada disco. Ahora un disco se hace en 40 días. Antes en siete. Alfredo cantó todos los temas en un día. Y otro día lo mezclamos completo porque se había roto un generador en la isla y algunos días no hubo electricid­ad.

Toth: –Con el disco grabado, igual seguíamos tocando con Charly. Se nos empezó a complicar, pero no queríamos dejar su banda. Recién la dejamos cuando hicimos el disco negro, producido por Gustavo Santaolall­a. Para ese, cuando lo grabamos nos íbamos de un estudio a otro cargando las cintas bajo el brazo.

Guyot: –Porque Pelo Aprile, presidente de la compañía discográfi­ca en la que nosotros estábamos, nos puso horarios rarísimos. Terminábam­os de grabar en un estudio a las cinco de la mañana y a las siete arrancábam­os en otro.

–Hubo apuestas arriesgada­s de GIT, como ese tambor filoso de Iturri que atravesó un disco completo.

Guyot: –Fue un disco experiment­al y original. Pero se vendieron 700.000 discos. Una locura. El rock es riesgo. Si no te arriesgás…

Toth: –Un día podíamos estar en un taxi y al parar en un semáforo, de la radio del auto de al lado se escuchaba “toing toing”. “Uy, esos somos nosotros”, decíamos.

–Y les tocó una muy buena época del rock argentino con el ascenso de bandas y el nacimiento de otras.

Guyot: –Los Abuelos, Soda, Virus, Mateos, Sumo, nosotros. Un pendejo en Disneyland­ia me sentía. Te subías al avión, llegabas y había un montón de fans. Ibas al mejor hotel. Una vuelta estaban las chicas de la compañía Folies Bergère. Nos portamos bien, eh, ya estábamos casados [se ríe]. Después íbamos a tocar. Es decir: disfrutamo­s después de todo el trabajo que habíamos hecho antes. Hasta a Japón fuimos. Eso se extraña. Lo disfrutamo­s en la gira última [el reencuentr­o de GIT de 2017].

Toth: –No tenés idea de hasta los lugares adonde podés llegar haciendo música. Porque uno hace música para la gente que ve.

–Cómo aparece la producción artística de bandas en sus vidas.

Toth: –A mí me gustó toda la vida laburar en grupo. Formás parte de un grupo.

Guyot: –Y nos ponemos la camiseta de la banda que estamos produciend­o. Alguna es más difícil que otra, pero buscamos cosas de qué enamorarno­s. Creo que ya con GIT, en parte, lo hacíamos. Creo que nunca faltamos una hora al estudio. Ni cuando te rompés una pierna.

–La charla siempre vuelve al escenario, aunque trabajaron muchos años en el estudio.

Guyot: –Hicimos muchas produccion­es. En los últimos años hicimos discos como Biblia Ovni, de Massacre, con dos nominacion­es al Grammy. Lo último que hicimos, junto a Guille Cudmani, que es con quien trabajamos siempre, es el nuevo disco de Nagual, banda que mueve mucha gente. Ahora estamos con proyectos de bandas chicas porque las grandes ya no nos pueden pagar de lo caros que somos. Te lo digo así de serio. Las compañías tienen el codo muy afilado, aunque las quiero mucho. Siempre nos divertimos con los discos que hicimos. Algunos fueron más exitosos que otros.

Toth: –Nos gusta laburar con chicos que tienen otra cabeza, con bandas nuevas. Las podés potenciar. En la pandemia nos metimos en un sistema de laburo que no habíamos experiment­ado tanto, a la distancia.

–El trap es el género de mayor crecimient­o. ¿Les interesa o el rock es siempre su rubro?

Guyot: –Escucho cosas del trap que me gustan, como Wos o Nicki Nicole, y otras que no, para nada. Pero es cuestión de gustos. No es una veta. Nos podemos arriesgar y quizás hacemos algo que esté bueno. Usábamos loops en el 94 cuando acá no se hablaba de loops. Pero hoy hay gente que ya lo hace muy bien. Hay chicos que crecieron con eso y la tienen atada.

Toth: –Lo que mandan son las canciones. Y mientras podamos siempre tenemos ganas de más. Gracias a Dios contamos con la música, más en este tiempo que estamos viviendo.

Pablo Guyot

Músico y productor

“Escucho cosas del trap que me gusta, como Wos o Nicki Nicole, y otra que no, para nada. pero es cuestión de gustos”

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ALEJANDRO GUYOT Después de GIT, el trío que formaban junto al baterista Willy Iturri en los 80, se dedicaron a potenciar a otras bandas
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Fotos alejandro guyot y gentileza a. toth 1 Guyot y Toth Amigos y socios tocando y produciend­o discos
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En el escenario, bajista y guitarrist­a funcionaba­n como un reloj
3 Química En el escenario, bajista y guitarrist­a funcionaba­n como un reloj
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una de las bandas de las que participó Alfredo toth
4 4 Sacramento una de las bandas de las que participó Alfredo toth
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una prolífica carrera en el rock argentino
5 Discos una prolífica carrera en el rock argentino
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6 Metegol
El disco que graban con raúl porchetto
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