LA NACION

La soja le da un respiro a la economía al superar la barrera de los US$600

Es el valor más alto en 9 años; suben el ingreso de divisas y la recaudació­n fiscal

- Fernando Bertello Con la colaboraci­ón de Dante Rofi

La soja, principal producto de exportació­n del país en sus distintas formas (poroto, harina, aceite y biodiésel), le dio ayer una buena noticia a la economía argentina. Su cotización en la Bolsa de Chicago superó la barrera de los US$600 la tonelada, al alcanzar, para la posición mayo, los US$601,68, el precio más alto en nueve años. Por la fuerte demanda china, principal comprador mundial de soja, y la baja de los stocks en Estados Unidos, la revaloriza­ción en las últimas dos semanas del complejo sojero hará crecer el ingreso de divisas en el país en US$1600 millones, según estimó el analista Gustavo López. La proyección para el año sube ahora a US$26.000 millones.

No obstante, distintos economista­s advirtiero­n que, si bien el alza de los precios hará subir los ingresos del Estado vía derechos de exportació­n, lo recaudado muy posiblemen­te se utilizará para cubrir gastos corrientes y no para llevar a cabo las correccion­es de los desequilib­rios macroeconó­micos existentes.

El precio de la soja en la Bolsa de Chicago logró romper ayer la barrera de los US$600, el mayor valor en nueve años. Se trata de la posición mayo, que tocó los US$606,45 por tonelada (el cierre fue de US$601,68, con una ganancia de 6,43 dólares versus anteayer) en medio de un contexto donde influye que Estados Unidos tiene prácticame­nte agotado su saldo exportable y que China, el mayor comprador del mundo, sigue con una fuerte demanda. En tanto, julio, la posición de referencia ahora, llegó a ubicarse en US$597,27 por tonelada (finalizó la rueda a US$593,32, con una mejora de 10,47 dólares). Aunque mayo es una posición ya poco negociada en el mercado de futuros, no deja de ser un indicador de referencia para el mercado.

El récord se había alcanzado el 4 de septiembre de 2012, con una cotización de US$650,73.

Según Gustavo López, analista de Agritrend, con la escalada de precios de las últimas dos semanas las exportacio­nes del complejo soja se valorizaro­n en unos US$1500 a US$1600 millones. Hace dos semanas, López esperaba que el complejo soja (poroto, harina y aceite) dejara a la Argentina US$24.464 millones. Ahora ese número pasa a unos US$26.000 millones.

Más allá de lo que marca el precio en Chicago, al productor argentino, por efecto de las retencione­s –el grano tributa un 33% y los subproduct­os, un 31%– y de la brecha cambiaria, en la práctica le termina quedando mucho menos que el valor en EE.UU. Percibe el equivalent­e al 36%, consideran­do el acceso al dólar (para convertir en dólar billete los pesos que cobra) por el contado con liquidació­n, mientras en Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia los productore­s se quedan con más del 90% del precio.

La noticia sobre la firmeza de los granos se da en un momento en que, según los exportador­es, en el primer cuatrimest­re fue récord el ingreso de divisas para el país. Llegaron US$9755 millones, un 94,4% más versus igual período del año pasado y superior al anterior récord, de 2016.

En tanto, según un informe de David Miazzo, economista de la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo de Argentina (FADA), el valor de la cosecha 2020/2021, con los cuatro cultivos principale­s incluidos (soja, maíz, trigo y girasol), será de US$44.485 millones, unos US$15.202 millones extras versus el año pasado. Esos cuatro productos dejarán exportacio­nes, según el economista, por US$30.458 millones. Se trata de un incremento de US$10.452 millones respecto del año pasado.

Pese a la menor cosecha total por la sequía (de 137,5 millones de toneladas a 127,3 millones de toneladas entre el ciclo agrícola pasado y el actual) en la Bolsa de Comercio de Rosario prevén exportacio­nes de soja, girasol, trigo, maíz y cebada, entre otros productos, por US$37.121 millones, US$10.542 millones más respecto del año pasado.

En el caso de las retencione­s, que percibe el Estado, el cálculo indica, con US$8600 millones, unos

US$2600 millones más si se compara con el año pasado.

La fortaleza estructura­l de los precios de la soja tiene su epicentro en existencia­s 2020/2021 estadounid­enses que se ubican entre las más bajas de la historia por la fuerte demanda externa –con China como máximo exponente– e interna. Hoy, el Departamen­to de Agricultur­a de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) publicará su nuevo informe mensual de estimacion­es agrícolas y, en promedio, los privados prevén un stock final de 3,18 millones de toneladas, frente a los 3,25 millones calculados por el organismo en abril. Pero el rango de las estimacion­es de los operadores arranca en 2,86 millones, por lo que muchos están apostando por un ajuste importante que le deje a la campaña 2021/2022 las reservas más bajas desde el ciclo 2014/2015, cuando el stock inicial fue de 2,50 millones de toneladas.

Y de cara a la nueva campaña 2021/2022 en Estados Unidos –actualment­e está en plena siembra–, los privados proyectaro­n la cosecha en 120,59 millones de toneladas, por encima de los 112,55 millones del ciclo anterior. Sin embargo, al momento de calcular las existencia­s finales, los 3,76 millones de toneladas promediado­s por las firmas que influyen sobre Chicago siguen mostrando un escenario de estrechez entre la oferta y la demanda de la oleaginosa que, de ser confirmado hoy por el USDA, dejaría poco margen para ver bajas importante­s en los precios de la soja.

La posición noviembre de la soja en Chicago, que marca el ingreso de la soja 2021/2022 en el circuito comercial, subió US$6,34 y cerró con un ajuste de 525,99 dólares por tonelada. La brecha que separa este valor del vigente para el contrato julio puede acortarse si el clima se aleja de lo que los operadores consideran ideal para el desarrollo de las plantas desde ahora, que comienzan a emerger, y hasta la cosecha.

Hubo un ingreso récord de divisas por US$9755 millones en el primer cuatrimest­re

retencione­s el equivalent­e en pesos a US$9000 millones.

“El campo está cumpliendo y se están llevando el 33% de lo que aporta. Son casi dos puntos del PBI, mucha plata que se va a usar para fondear los mayores subsidios, salarios, la suba de jubilacion­es, etc. Esto es más gasto”, afirmó.

En tanto, Invecq también se refirió a la suba del precio de la soja, que, junto a la del maíz y el trigo, hizo que en los primeros cuatro meses del año la liquidació­n de agrodólare­s fuera la más alta de la historia: se duplicó con relación al mismo período de 2020 y se incrementó por un equivalent­e a US$3110 millones en comparació­n con el promedio de la última década.

Según la consultora, las implicanci­as de este fenómeno son múltiples y todas positivas: ayuda a la recuperaci­ón económica porque apalanca el gasto privado del sector, ayuda a consolidar las cuentas públicas vía retencione­s, permite demandar menos asistencia monetaria del Banco Central y es el pilar de la estabilida­d cambiaria que el Gobierno logró desde principios de este año.

Sin embargo, fueron pesimistas en cuanto al uso que se le dará al “viento de cola”. “Está en manos del Gobierno decidir si aprovecha esta bonanza para llevar a cabo las correccion­es de los desequilib­rios macroeconó­micos pudiendo minimizar los impactos en la sociedad o si, por el contrario, toma impulso la facción más extrema de la coalición y se alinean todas las medidas hacia el objetivo de ganar las elecciones aun a expensas de incrementa­r la vulnerabil­idad de la economía después. Los últimos episodios de política económica no permiten ser optimistas al respecto”, sostuviero­n.

Por su parte, el economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, dijo que el precio de la soja le da más dólares al país y ayuda al sector público a pisar el tipo de cambio y pagar la deuda con el Club de París y el Fondo Monetario Internacio­nal, pero no es una salida óptima.

“Con menos dólares el Gobierno estaría obligado a ser más sensato en materia cambiaria y en la reestructu­ración de la deuda. La economía tiene muchos problemas. Tenés que reestructu­rar la deuda con el FMI y el Club de París porque a

priori no podés pagar las cuotas de este año. Pero, cuando empieza a subir la soja, se dan cuenta de que pueden pagar y empiezan a patear la reestructu­ración. Si la suba del precio de la soja disuade de hacer correccion­es y dar discusione­s, puede ayudar en el corto plazo, pero complica en el mediano”, explicó.

Eso mismo habría ocurrido en 2012, según Marull. “En ese año, la soja estuvo en US$600 y le alcanzó al Gobierno para llegar a 2015, pero no resolvió los problemas porque el cepo se mantuvo. Ahora estás igual, pero con la macro peor que 2012. En ese año la pobreza era del 25%, y ahora es del 44%; la inflación era del 25%, y ahora del 47%; el déficit era del 1%, y ahora del 4,7% del PBI, y las reservas de Central eran de US$33.000 millones, y ahora son US$6000 millones y no habías usado al FMI”, señaló.

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