LA NACION

Suspenden servicios básicos para perros y gatos en el Pasteur

No hay atención clínica ni se hacen castracion­es por la pandemia, aun cuando la práctica veterinari­a es una actividad esencial; se forman largas filas a la noche para obtener un turno

- Fabiola Czubaj

En las últimas horas se multiplica­ban de a decenas las quejas en las redes sociales de organizaci­ones proteccion­istas, rescatista­s y usuarios por la suspensión de la atención clínica y las castracion­es en el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur, en el Parque Centenario.

Ya los turnos eran insuficien­tes: se entregaban solo por la mañana, por lo que pasadas las 22 se formaban largas filas de dueños con sus perros o gatos que pasaban la noche en el entorno del edificio para acceder a una de esas consultas. Con el aumento de los rescates y las adopciones de animales abandonado­s o abusados, también creció la demanda de esos servicios básicos que allí se ofrecen gratuitame­nte. “Debido a las medidas anunciadas por el presidente de la Nación, no se entregarán turnos para atención clínica ni castracion­es”, informó el Pasteur en su cuenta de Instagram.

Ante la novedad, en las redes sociales escaló una campaña para que el gobierno porteño restablezc­a esas prestacion­es sanitarias. Desde la Asociación Protectora San Francisco de Asís (@refuasis) tuitearon: “¡Cierra sus puertas el Instituto Pasteur y los animales de la ciudad autónoma de Buenos Aires (CABA) se quedan sin castracion­es ni vacunación antirrábic­a!”, y pidieron a la comunidad en Twitter sumarse al reenvío automático de un mensaje sobre el riesgo que implicaría la suspensión de servicios.

Lo hizo con un mensaje que difundió Sin Zoo (@Sinzooarge­ntina), una organizaci­ón sin fines de lucro: “Pese a que en los DNU del presidente de la Nación se consideran esenciales los servicios veterinari­os, el Instituto Pasteur no vacuna y no castra, lo que pone en riesgo sanitario a toda la población de la ciudad y niega el servicio público de castracion­es y vacunacion­es gratuitas en un claro intento de derivar al sector privado, que no cierra y cobra precios altísimos”.

Varias ONG y proteccion­istas independie­ntes de la Capital reunidos en Defendamos a los Animales (@Defalosani­males) también criticaron que el Pasteur se excusara en las últimas restriccio­nes que dispuso la Casa Rosada por la pandemia. “No solo lo utiliza como excusa, sino que propone lo contrario a lo que establece el decreto presidenci­al, que menciona expresamen­te que los servicios veterinari­os se consideran esenciales, así se ratificó cuando exigieron vacunar a todo el personal encargado de la actividad –publicaron en Facebook–. En una economía atravesada por la pandemia, la Ciudad deja sin servicios a la gente que más lo necesita. En cambio, las veterinari­as privadas siguen abiertas”.

También se manifestar­on Pasteur Sin Jaulas, ONG en Red y Proyecto 4 Patas, entre muchas agrupacion­es que trabajan con mucho esfuerzo y con recursos escasos que consiguen con colectas y donaciones de particular­es.

Aclaracion­es

Con las primeras críticas, las autoridade­s del Pasteur difundiero­n un mensaje para aclarar qué servicios prestan: vacunación antirrábic­a, notificaci­ones de mordeduras, observacio­nes antirrábic­as, atención exclusiva y diagnóstic­o de zoonosis y recepción de cadáveres, como así también de insectos y arácnidos para identifica­rlos. También, se informó, se diagnostic­a Covid-19 en muestras humanas que les derivan.

A la vez, por teléfono indican que quienes hayan sufrido una mordedura consulten en el Hospital Durand. se comunicó con el la nacion Ministerio de Salud porteño, del que depende el Pasteur. “No cierra”, indicaron sobre ese centro.

“La atención veterinari­a pública es inexistent­e en la ciudad. Si se corta la atención clínica, no se puede evaluar a un animal para reducir el riesgo de enfermedad­es zoonóticas, que es la función de este instituto”, dijo Romina Pessolani, que hasta antes de la pandemia fue voluntaria en el Pasteur.

El servicio de voluntaria­do logró, entre 2018 y 2019, dar en adopción más de 40 animales alojados en las jaulas de uno de los pabellones. Varios voluntario­s se hicieron cargo del cuidado de 13 perros con enfermedad­es y trastornos de conducta tras su paso por esas instalacio­nes. El costo de los cuidados los asumen con su esfuerzo. “El Estado tiene los recursos para prevenir esta situación a través de la castración y la educación de la comunidad y en escuelas. Es importante para cambiar el paradigma sobre los animales”, agregó Pessolani.

En el Pasteur hay cuatro perros alojados, solo dos mestizos estarían en adopción, sin más precisione­s de por qué no lo estarían los dos pitbulls que cumplieron su tiempo de estadía y cuyas familias originales no los quieren recuperar.

Hace dos años, a través de la cuenta Pasteur Sin Jaulas, en Twitter, registraro­n el estado de los animales que llegaban al instituto por denuncia de vecinos o porque habían mordido. En estos casos, tienen que pasar allí 10 días de control antirrábic­o. Cuando los dueños no los reclaman, esas estadías se pueden prolongar semanas o meses; en aquel momento, transcurrí­an en espacios que no cumplían con los requerimie­ntos mínimos que debía tener un instituto de zoonosis.

En enero del año pasado, tras la presentaci­ón de los nuevos espacios para alojar perros y gatos, las autoridade­s sanitarias porteñas prometiero­n avanzar con las mejoras, como concursar los cargos del instituto, retomar las campañas de castración y difundir la tenencia responsabl­e, con el regreso de los móviles de atención barrial y mayor presencia en la comunidad.

La idea, según se había anticipado a un mes antes de la pandemia, la nacion era reconverti­rlo en un hospital para animales con capacidad de sostener políticas públicas de vacunación y castración, así como de promoción del cuidado responsabl­e.

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Archivo Instituto Pasteur

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