LA NACION

En medio de las protestas en las calles de Barranquil­la, River igualó por la Copa a cuatro días del clásico

- Juan Patricio Balbi Vignolo

La escena es estremeced­ora. Mientras en el estadio Romelio Martínez se realiza el clásico minuto de silencio de la Copa Libertador­es en homenaje a las víctimas de la pandemia y en agradecimi­ento a los profesiona­les de la salud, irrumpe un ruido ensordeced­or. Explota una, explotan dos, explotan tres. Son las bombas de estruendo que se detonan en las calles aledañas a la cancha. Es el reclamo de los manifestan­tes que salieron a las calles para impedir la realizació­n del partido. Se hicieron escuchar y lograron visibiliza­r en parte lo que está sucediendo en Colombia, pero no pudieron frenar la pelota: Junior y River jugaron un partido de fútbol en un contexto difícil e inconcebib­le. Una noche triste para el fútbol sudamerica­no.

Desde finales de abril que Colombia atraviesa una situación crítica, con un paro nacional que ya cumplió 15 días y enormes movilizaci­ones sociales con millones de personas en la calle tras una propuesta de reforma tributaria del presidente Iván Duque, que desató un enorme malestar profundiza­do por la crisis económica y sanitaria generada por el Covid-19. La Defensoría del Pueblo ya reconoció 41 muertos civiles y las imágenes impactan: atropellos policiales, enfrentami­entos violentos, vandalismo y saqueos y cientos de heridos producto del conflicto. En el medio, anoche se jugó la Copa Libertador­es.

La Conmebol podría haber trasladado la sede, pero el Gobierno le garantizó que la seguridad estaba preparada. así, no se optó por la decisión de la semana pasada: como no estaban dadas las condicione­s para jugar en Pereira, el cruce entre River y Santa Fe se trasladó a asunción y se pasó de miércoles para jueves. Esta vez, se mantuvo el cronograma original. Y todo lo que ocurrió era predecible, a pesar del cordón de seguridad montado en el estadio.

En las redes sociales, al comienzo de la semana circularon afiches convocando marchas y alentando a la gente a salir a la calle para impedir el encuentro. Tres horas antes del partido comenzó la concentrac­ión de ciudadanos colombiano­s que se juntaron en el estadio con banderas y carteles. Y la paz se terminó con el correr de los minutos: tras la llegada de los micros de los equipos, comenzó el caos con enfrentami­entos entre los civiles y la policía, con gas pimienta y gases lacrimógen­os por doquier.

Y aunque River no tuvo inconvenie­ntes en los traslados, los jugadores y el cuerpo técnico se vieron afectados en la entrada en calor por el humo de los gases y se retiraron a los vestuarios. En el medio, hasta Jaime Pumarejo, el alcalde de Barranquil­la, dijo en TYC Sports que el partido se iba a jugar con normalidad y agregó que Marcelo Gallardo había pedido música para descomprim­ir, situación que rápidament­e fue desmentida desde River.

El partido comenzó, pero la calma no llegó. Luego del minuto de silencio sin silencio, a los 23 minutos de juego el árbitro Esteban ostojich paró el cronómetro porque el humo de los gases volvió al campo de juego. Tres minutos antes, Miguel Borja abrió el marcador para Junior en medio de un muy mal primer tiempo del River alternativ­o. Con un 3-4-1-2, el DT reguló cargas físicas y guardó sus mejores apellidos para el superclási­co del domingo por los cuartos de final de la Copa de la Liga. Pero la apuesta no funcionó y el equipo mostró una de sus peores versiones del último tiempo. Lógico: con suplentes, jugadores sin ubicarse en sus puestos habituales, un esquema diferente y un contexto imposible, lo raro hubiese sido jugar bien.

“Uno no se puede abstraer de lo que está pasando. Es un momento complejo y sabíamos que íbamos a venir a jugar, intentando que nos den las garantías necesarias. no es normal venir a jugar en una situación tan inestable por lo que vive el pueblo colombiano. no fue normal ni en la previa ni en el partido. Los presentes tienen que decir que se jugó en una situación muy incómoda. Con humo de gases lacrimógen­os, escuchando estallidos y estruendos. Fue anormal. no podemos mirar para otro lado y no nos podemos ir contentos con las circunstan­cias del partido de hoy”, declaró Gallardo tras el encuentro.

así y todo, en la segunda mitad River logró cambiar su imagen con los ingresos de Jorge Carrascal, agustín Palavecino, Rafael Borré, Matías Suárez y Fabrizio angileri. Los habituales titulares potenciaro­n a un apático equipo, Junior se arrinconó para defender el empate y, en tiempo de descuento, un cabezazo de Paulo Díaz le permitió al Millonario llevarse un empate agónico. El punto le permite respirar con mayor tranquilid­ad como escolta y a dos puntos de Fluminense (líder con 8) en el Grupo D de la Copa Libertador­es y le lleva tranquilid­ad antes de enfrentars­e con Boca. Pero el resultado fue una anécdota de una jornada negra.

 ?? @riverplate ?? Ya se jugaba el tiempo adicionado cuando Paulo Díaz rescató el 1-1 ante Junior, en Colombia; el partido estuvo en duda por los disturbios en los alrededore­s del estadio
@riverplate Ya se jugaba el tiempo adicionado cuando Paulo Díaz rescató el 1-1 ante Junior, en Colombia; el partido estuvo en duda por los disturbios en los alrededore­s del estadio
 ?? @riverplate ?? Maidana, con los ojos clavados en el centro que caerá sobre el área de River; el equipo de Gallardo reaccionó en el segundo tiempo
@riverplate Maidana, con los ojos clavados en el centro que caerá sobre el área de River; el equipo de Gallardo reaccionó en el segundo tiempo
 ?? Twitter ?? descontrol en las calles de Barranquil­la antes del partido, y los efectos de los gases lacrimógen­os en Gallardo adentro del estadio
Twitter descontrol en las calles de Barranquil­la antes del partido, y los efectos de los gases lacrimógen­os en Gallardo adentro del estadio
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