En medio de las protestas en las calles de Barranquilla, River igualó por la Copa a cuatro días del clásico
La escena es estremecedora. Mientras en el estadio Romelio Martínez se realiza el clásico minuto de silencio de la Copa Libertadores en homenaje a las víctimas de la pandemia y en agradecimiento a los profesionales de la salud, irrumpe un ruido ensordecedor. Explota una, explotan dos, explotan tres. Son las bombas de estruendo que se detonan en las calles aledañas a la cancha. Es el reclamo de los manifestantes que salieron a las calles para impedir la realización del partido. Se hicieron escuchar y lograron visibilizar en parte lo que está sucediendo en Colombia, pero no pudieron frenar la pelota: Junior y River jugaron un partido de fútbol en un contexto difícil e inconcebible. Una noche triste para el fútbol sudamericano.
Desde finales de abril que Colombia atraviesa una situación crítica, con un paro nacional que ya cumplió 15 días y enormes movilizaciones sociales con millones de personas en la calle tras una propuesta de reforma tributaria del presidente Iván Duque, que desató un enorme malestar profundizado por la crisis económica y sanitaria generada por el Covid-19. La Defensoría del Pueblo ya reconoció 41 muertos civiles y las imágenes impactan: atropellos policiales, enfrentamientos violentos, vandalismo y saqueos y cientos de heridos producto del conflicto. En el medio, anoche se jugó la Copa Libertadores.
La Conmebol podría haber trasladado la sede, pero el Gobierno le garantizó que la seguridad estaba preparada. así, no se optó por la decisión de la semana pasada: como no estaban dadas las condiciones para jugar en Pereira, el cruce entre River y Santa Fe se trasladó a asunción y se pasó de miércoles para jueves. Esta vez, se mantuvo el cronograma original. Y todo lo que ocurrió era predecible, a pesar del cordón de seguridad montado en el estadio.
En las redes sociales, al comienzo de la semana circularon afiches convocando marchas y alentando a la gente a salir a la calle para impedir el encuentro. Tres horas antes del partido comenzó la concentración de ciudadanos colombianos que se juntaron en el estadio con banderas y carteles. Y la paz se terminó con el correr de los minutos: tras la llegada de los micros de los equipos, comenzó el caos con enfrentamientos entre los civiles y la policía, con gas pimienta y gases lacrimógenos por doquier.
Y aunque River no tuvo inconvenientes en los traslados, los jugadores y el cuerpo técnico se vieron afectados en la entrada en calor por el humo de los gases y se retiraron a los vestuarios. En el medio, hasta Jaime Pumarejo, el alcalde de Barranquilla, dijo en TYC Sports que el partido se iba a jugar con normalidad y agregó que Marcelo Gallardo había pedido música para descomprimir, situación que rápidamente fue desmentida desde River.
El partido comenzó, pero la calma no llegó. Luego del minuto de silencio sin silencio, a los 23 minutos de juego el árbitro Esteban ostojich paró el cronómetro porque el humo de los gases volvió al campo de juego. Tres minutos antes, Miguel Borja abrió el marcador para Junior en medio de un muy mal primer tiempo del River alternativo. Con un 3-4-1-2, el DT reguló cargas físicas y guardó sus mejores apellidos para el superclásico del domingo por los cuartos de final de la Copa de la Liga. Pero la apuesta no funcionó y el equipo mostró una de sus peores versiones del último tiempo. Lógico: con suplentes, jugadores sin ubicarse en sus puestos habituales, un esquema diferente y un contexto imposible, lo raro hubiese sido jugar bien.
“Uno no se puede abstraer de lo que está pasando. Es un momento complejo y sabíamos que íbamos a venir a jugar, intentando que nos den las garantías necesarias. no es normal venir a jugar en una situación tan inestable por lo que vive el pueblo colombiano. no fue normal ni en la previa ni en el partido. Los presentes tienen que decir que se jugó en una situación muy incómoda. Con humo de gases lacrimógenos, escuchando estallidos y estruendos. Fue anormal. no podemos mirar para otro lado y no nos podemos ir contentos con las circunstancias del partido de hoy”, declaró Gallardo tras el encuentro.
así y todo, en la segunda mitad River logró cambiar su imagen con los ingresos de Jorge Carrascal, agustín Palavecino, Rafael Borré, Matías Suárez y Fabrizio angileri. Los habituales titulares potenciaron a un apático equipo, Junior se arrinconó para defender el empate y, en tiempo de descuento, un cabezazo de Paulo Díaz le permitió al Millonario llevarse un empate agónico. El punto le permite respirar con mayor tranquilidad como escolta y a dos puntos de Fluminense (líder con 8) en el Grupo D de la Copa Libertadores y le lleva tranquilidad antes de enfrentarse con Boca. Pero el resultado fue una anécdota de una jornada negra.