LA NACION

“Las mamás queremos que el trato de la Justicia sea igual para todos”

Esa es la consigna que impulsan en las marchas contra el “gatillo fácil”

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El 27 de agosto de 2015, apenas un día antes de que el prefecto Juan José Silva matara de un disparo con su arma reglamenta­ria al joven Marcos Acuña en las calles de Quilmes, en la ciudad de Córdoba se producía la primera Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil, impulsada por los familiares de Ezequiel Barraza y Lautaro Torres, asesinados por agentes de la policía provincial. Desde entonces, cada año la movilizaci­ón se replicó en distintos puntos del país y sumó, entre sus impulsores, a Inés Alderete.

“La larga lucha de las madres contra el sistema judicial es lograr que empiecen a juzgar a los policías que mataron a nuestros hijos en vez de juzgar si las víctimas intentaron robar algo. Lo que la Justicia debería castigar es el homicidio cometido por aquellos que deberían cuidarnos, que abusan de su poder y luego plantan armas y hablan de intentos de robo o enfrentami­entos que nunca existieron”, sostiene.

La mujer agregó: “En estos casos se muestra el odio que tienen hacia la juventud. Para los policías, los jóvenes de los barrios humildes son negros, ‘paqueros’, delincuent­es, y por eso, cuando los ven llegar, enseguida sacan el arma reglamenta­ria y les apuntan a la cabeza. Ese odio se convierte en un asesinato”.

Poco antes del juicio, en febrero, Inés le dijo a Revista Cítrica: “Durante estos años recibí varios mensajes con amenazas de muerte. Y no me pasó solo a mí, a todas las mamás nos pasa. Pero estamos fortalecid­as. A mí, la lucha me llevó a estar organizada y a perder el miedo. Las mamás del gatillo fácil nos enfrentamo­s a un poder muy grande, pero no tenemos miedo”.

Para los familiares de víctimas de gatillo fácil, la movilizaci­ón de cada 27 de agosto representa la necesidad de organizaci­ón y denuncia de “una de las formas de represión del Estado, así como lo son las desaparici­ones forzadas y la torturas seguidas de muertes en cárceles, comisarías e institutos de menores”.

“Las mamás –recalca– queremos que el trato de la Justicia sea igual para todos. Cuando el acusado es policía, tiene cuatro o cinco abogados y hacen mil peritajes paraintent­ar demostrar que actuó en legítima defensa. Nosotras no podemos pagar un abogado y tenemos que luchar solas para que las causas no se cierren o prescriban y para que nos hagan algún peritaje. Lo único que nos falta es hacer las autopsias de nuestros hijos”.ß

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