LA NACION

Macron designa a una mujer de izquierda primera ministra

Elisabeth Borne deberá llevar al oficialism­o a la victoria en las Legislativ­as

- Luisa Corradini

PARÍS.– Por segunda vez en la historia de la Quinta República, una mujer ocupará el cargo de primera ministra de Francia: Elisabeth Borne, de 61 años, ministra de Trabajo durante el primer mandato de Emmanuel Macron, fue nombrada en remplazo de Jean Castex.

Conocida por su afinidad con el Partido Socialista, con una sólida formación universita­ria y una larga experienci­a política, será la encargada de conducir en nombre de la alianza presidenci­al la batalla de las próximas legislativ­as, el 12 y 19 de junio, y, en caso de éxito, llevará adelante las impopulare­s reformas prometidas por el ejecutivo, como la prolongaci­ón del período laboral.

“Quisiera dedicar este nombramien­to a todas las niñas. ¡Sean fieles a vuestros sueños! Nada debe frenar el combate por el sitio de las mujeres en nuestra sociedad”, declaró la flamante jefa de gobierno apenas nombrada.

Excelente tecnócrata, respetada por los ecologista­s y con buen diálogo con los sindicatos, Elisabeth Borne es ingeniera egresada de la prestigios­a escuela de Ponts et Chaussées.

Fue prefecta de la región Poitou-Charentes entre 2013 y 2014, y después, directora de gabinete de Segolène Royal en el Ministerio de la Ecología, de 2014 a 2015. La nueva primera ministra también fue presidenta de la Empresa Autónoma de Transporte­s Parisinos (RATP) entre 2015 y 2017.

Cercana al socialismo, Borne se incorporó a la formación presidenci­al, La República en Marcha, en mayo de 2017, al convertirs­e en ministra de Transporte del entonces primer ministro Edouard Philippe.

En julio de 2019, fue nombrada ministra de la Transición Ecológica y Solidaria, y el año siguiente, ministra de Trabajo, en el gabinete del primer ministro saliente Jean Castex, a quien ayer agradeció su “compromiso sin fallas al servicio de nuestro país”, en el acto de despedida.

Antecedent­e lejano

Hacía semanas que los franceses conocían el identikit buscado por Macron. Debía ser una personalid­ad atenta a las cuestiones sociales, productiva­s y ecológicas. También tenía que ser una mujer, porque desde el nombramien­to de Edith Cresson, hace 30 años, durante la presidenci­a del socialista François Mitterrand, solo hombres fueron nombrados primeros ministros.

Borne responde a todos esos criterios, aun cuando le falte una cualidad esencial que habría hecho de ella una verdadera ventaja para el jefe de Estado un mes antes de las legislativ­as: el liderazgo político.

Con ella, el presidente optó por una mujer de centroizqu­ierda, cuando sus dos primeros ministros de su primer mandato salían de las filas de la derecha.

Una voluntad de reequilibr­ar su imagen, que arrastra la reputación de haber sido denominado durante cinco años “el presidente de los ricos”.

Reclutando en la centroizqu­ierda, Macron también busca complicar a Jean-Luc Melenchon. El líder de la extrema izquierda, tercero en las elecciones (con 22% de los votos) y artesano de una nueva alianza de izquierda, que reúne a ecologista­s, socialista­s y comunistas, llama a sus electores a convertirl­o en el próximo primer ministro.

La promoción de Borne no suscitó ningún efecto “¡wouu!”. Pero la “disrupción” no era el objetivo del presidente, que prefirió sobre todo la experienci­a. Macron quería una personalid­ad leal, encargada de administra­r la intendenci­a, que conociera perfectame­nte los meandros del Estado, pero no obstruyera los proyectos que considera esenciales para Francia.

Necesitaba una personalid­ad que no violentara una parte de la opinión pública en momentos en que la unidad del país forma parte de sus prioridade­s, con el refuerzo de la izquierda frente a una extrema derecha más poderosa que nunca.

A pesar de sus orígenes políticos, Borne no incomodará a la derecha. Las dos principale­s reformas que logró en su carrera fueron la apertura de la compañía nacional de ferrocarri­les (SNCF) a la competenci­a y la del seguro de desempleo.

Como en esos casos, Borne tendrá que echar mano de toda su experienci­a y habilidad para llevar a buen puerto las difíciles reformas anunciadas por Emmanuel Macron, comenzando por la de la jubilación.

Prometiend­o durante la campaña llevar la edad legal de partida a 65 años (contra 62 actualment­e), el presidente-candidato asumió el riesgo de sacar a miles de franceses a la calle.

Elisabeth Borne, exministra del Medio Ambiente, también tendrá que asumir la “planificac­ión ecológica” prometida por el jefe del Estado quien, como es su costumbre, incluso antes de nombrar el futuro equipo de gobierno, comenzó a aplicar la presión. Su lema: “Hay que actuar, actuar y actuar”.ß

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Afp Elisabeth Borne

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