Videojuegos: el amistoso y la ruptura
La decisión de separar caminos entre EA Sports y la FIFA no solamente nos habla de un punto de inflexión en la industria de los videojuegos, sino de un nuevo escenario del fútbol como objeto de consumo y el estreno de una cartografía de las alianzas políticas entre sus organizaciones. FIFA 23 es el último título de una franquicia que clausurará una época que impacta en el juego del fútbol real y en su simulación gamificada.
El último lanzamiento fruto de esta unión iniciada en 1993 cerrará un largo ciclo de 20 mil millones de dólares en ventas de un videojuego que, guste o no, moldeó la relación con el fútbol de varias generaciones. Electronic Arts se ubicó novena entre las diez compañías que más ingresos tuvieron provenientes del gaming en 2021: facturó un total de 6.500 millones de dólares, un 14 por ciento más que en 2020. Con el final de la relación, FIFA resigna aproximadamente 150 millones de dólares anuales que provenían de las licencias por el videojuego que le pagaba EA Sports.
Entre 2019 y 2022, todo lo producido por los videojuegos representó la mayor tajada recibida por la FIFA de los 7 mil millones de dólares ingresados en ese lapso. Cuando el fútbol estuvo totalmente congelado por los efectos de la pandemia en 2020, la FIFA cobró el 60 por ciento de su facturación desde esas licencias adjudicadas a EA Sports: casi 159 millones de dólares sobre un total de 266 millones.
La FIFA deja de recibir esos ingresos pasivos y anunció que irá hacia un modelo no exclusivo de cesión de derechos con inversores, desarrolladores y estudios. Gianni Infantino, en el comunicado que la FIFA distribuyó una vez que EA Sports anunció que desde julio comenzará a operar con su videojuego bajo el nombre EA Sports FC, apuntó hacia la fortaleza de la marca para garantizar el éxito de un juego que nadie sabe aún cómo será: “Les puedo asegurar que el único juego real y auténtico que tiene el nombre de la FIFA será el mejor disponible para jugadores y fanáticos del fútbol. El nombre de la FIFA es el único título global original. FIFA 23, FIFA 24, FIFA 25 y FIFA 26, y así sucesivamente: la constante es el nombre de FIFA y permanecerá para siempre y seguirá siendo… The Best”.
EA Sports da a entender que la FIFA es apenas “cuatro letras en una caja”. El desarrollador de videojuegos mantiene en pie sus acuerdos con UEFA, Conmebol, Premier League, La Liga, Bundesliga y Nike. Cuenta con los derechos de 700 clubes, 19 mil futbolistas, 100 estadios y 30 ligas como para darle continuidad a lo que el público conoce. En una entrevista con la agencia AP, David Jackson, vicepresidente de marca de EA Sports, reconoció que en un principio podría haber cierta confusión en el mercado cuando convivan los futuros videojuegos y uno de ellos siga bajo el nombre de FIFA, pero hecho por otro desarrollador.
La nueva cartografía global del fútbol muestra a la UEFA y la Conmebol como dos organismos aliados, que ya abrieron oficinas en Londres y que le darán bautismo a este nuevo eje político con el partido que jugarán la Argentina e Italia el próximo 1° de junio, en Wembley. Este amistoso contiene un mensaje y es el pacto de colaboración entre las dos asociaciones como contrapeso político hacia la FIFA. En sus declaraciones, Jackson también habló sobre esta tensión que existe entre las organizaciones del fútbol y que tiene su impacto hasta en el videojuego.
“¿Qué nombre pondríamos en las vallas perimetrales en un evento de UEFA-Conmebol? Es realmente difícil para nosotros poner FIFA allí”, dijo Jackson. “Lo que antes fue un trampolín para nuestra marca y un acelerador durante muchos años, se ha vuelto menos valioso para nosotros con el tiempo”. Cuatro letras en una caja.
Las nuevas generaciones que aman el fútbol crecieron jugando al FIFA. El fútbol cotidiano influye en los comportamientos tanto desde los videojuegos como de los partidos reales. La FIFA se queda sin un activo clave. Encontrar su sustituto es un desafío tan grande como un Mundial: perder a los fanáticos del fútbol gamificado tendría un costo irreparable y es un lujo que la FIFA no se puede dar. •