LA NACION

La intimidad en el sindicato de metalúrgic­os, la “casa” del expresiden­te

El lugar marcó sus primeros años y fue donde se entregó a la Justicia

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SÃO BERNARDO DO CAMPO (De un enviado especial).– En el Sindicato de los Metalúrgic­os en São Bernardo do Campo, un municipio industrial vecino de la ciudad de San Pablo, la figura de Luiz Inacio Lula da Silva es un emblema. Imágenes suyas de todas las épocas, gigantogra­fías con frases, el recuerdo de su esposa Marisa Letícia (fallecida en 2017) y hasta un enorme retrato pintado de un joven Lula, que cuelga en el hall central del edificio, en compañía de las imágenes de Mahatma Ghandi, Nelson Mandela, el Che Guevara y hasta Frida Kahlo.

“Sin dudas esta es su casa, incluso más que donde vive ahora en Alto de Pinheiros”, un coqueto barrio de San Pablo, le cuenta a la nacion Moisés Selerges, líder del sindicato desde enero pasado e íntimo amigo del expresiden­te brasileño. Si hay un lugar que ha sido testigo de su extensa carrera sindical y política, hasta en sus momentos más difícil cuando fue detenido, es el edificio del Sindicato de los Metalúrgic­os.

Selerges ha sido uno de los dirigentes que más cerca estuvieron de Lula cuando empezó su causa judicial por presunta corrupción en el marco de la operación Lava Jato, que terminó con el expresiden­te entregándo­se a la policía tras muchas horas de vigilia y tensión allí mismo, en el sindicato, el 7 de abril de 2018. “Estábamos en esta misma oficina. Lo primero que nos llamó la atención fue su decisión de venir para acá cuando estaba dada la orden de captura”, dice Selerges. Allí durmió Lula las últimas dos noches antes de ir a la cárcel en Curitiba, en un cuarto que le habían montado en el subsuelo.

“A veces vemos a Lula como un padre, y otras veces lo vemos como a un hijo. Esa vez fue como un hijo que buscaba protección”, señala Selerges. “Recuerdo que ese día le dije ‘¿Loco, qué vas a hacer?’. Ahí fue cuando definió entregarse”. Luego, detalló el amplio operativo de seguridad y de estrategia que diseñaron en el sindicato para la ocasión.

La mesa central de la oficina de Selerges está decorada con la imagen de Lula, un cuadro con la camiseta de la selección brasileña lleva la dedicatori­a del expresiden­te para él y hasta hay una tapa enmarcada de la revista del sindicato, Tribuna, del día de la muerte de Diego Maradona. “El más humano de los dioses”, dice el título, con una imagen del crack con la camiseta argentina.

Uno de los empleados del sindicato también dice que “a Lula le gusta estar más acá que en cualquier otra parte”. El edificio, situado cerca de varias fábricas y plantas de la industria automotriz, también fue el primer lugar al que volvió tras salir de la cárcel, el 9 de noviembre de 2019. Fue luego de 580 días en prisión y tras la anulación de sus condenas por corrupción en el Supremo Tribunal Federal (STF), que lo favoreció con la revocación de los fallos debido a criterios técnico-formales. Allí dio su primer discurso tras recuperar la libertad, y luego fue llevado en andas entre miles de manifestan­tes que coreaban su nombre.●

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