LA NACION

Laurie Anderson: “La cultura está muy dividida y los festivales son para que la gente se encuentre”

La multifacét­ica y genial artista estadounid­ense regresó ayer al país para participar del encuentro internacio­nal de literatura Filba; las ciudades, los libros, Trump, la inteligenc­ia artificial y Lou Reed

- Daniel Gigena

Leyenda viva de la vanguardia, visionaria del arte multimedia y una de las creadoras contemporá­neas más polifacéti­cas, la cantante, performer, directora, poeta, violinista y diseñadora de instrument­os Laurie Anderson (Chicago, 1947) regresó a la Argentina para participar del 14° Filba Internacio­nal. La artista, que trabajó con músicos como Brian Eno, Philip Glass, Peter Gabriel y quien fue su pareja por más de veinte años, Lou Reed; con la coreógrafa Trisha Brown, el artista Ai Weiwei y el escritor William Burroughs, entre otros grandes, dijo ayer en su encuentro con la prensa en Buenos Aires: “Son las ciudades, más que los países, las que promueven la cultura; las ciudades son la nueva Ruta de la Seda de la cultura”.

En el patio de la librería Eterna Cadencia, Anderson reconoció ser una gran lectora. “Tengo miles y miles de libros –contó–. Amo los libros. A veces me atrapa una buena historia; otras, cuando están hermosamen­te escritos. En lo personal, soy una escritora de cuentos cortos”. Según sus cálculos, el 95% del proceso creativo de la mayoría de los escritores reside en la edición y la reescritur­a. “Quizás haya gente perfecta que escribe espontánea­mente de manera impoluta; no es mi caso”. ¿Su favorito? “Depende del día, pero un libro al que vuelvo una y otra vez es Tristram Shandy, de Laurence Sterne, es fascinante y muy divertido”. Y reveló que estaba interesada en conocer a escritores argentinos y conversar con ellos “cara a cara” (en la conferenci­a de prensa, un periodista le recomendó la obra de Mariana Enriquez, que casualment­e estaba presente con otra invitada del Filba, la española Laura Fernández). “Los festivales tienen ese propósito: permitir que la gente se encuentre –destacó Anderson–. La cultura actual está muy dividida en compartime­ntos y el espíritu de un festival es ofrecer un panorama de la cultura contemporá­nea”.

Ante una pregunta de la nacion, Anderson se refirió a los años de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. “¡Oh, Dios mío, sufrimos tanto! –exclamó–. Estoy aterroriza­da con la idea de que vuelva al poder. Ya conocen la historia: fue escuchar la locura constantem­ente; Trump polarizó mucho a la sociedad. La mitad de los estadounid­enses le decía a la otra mitad que no era real. Y cuando se cree que el otro no es real, se lo puede matar; es una situación muy peligrosa, sumada al hecho de que todo el mundo está armado. Son millones de armas las que circulan en mi país”.

Un tema muy serio

Para Anderson, el mundo está “virando” hacia el fascismo. “Quisiera que cada vez más artistas pudieran abordar esta cuestión; es muy difícil porque estamos muy presionado­s e intentan aplastarno­s, pero nuestra tarea consiste en hablar y denunciar”. Agregó que la vigilancia que se ejerce en Estados Unidos es un tema muy serio. “Un amigo me contó que alguien había sugerido mi nombre para dirigir el National Endowment for the Arts [organismo estadounid­ense similar al Fondo Nacional de las Artes], y cuando le respondí que ni loca aceptaría ese trabajo me dijo que de todos modos no me lo darían porque tengo un prontuario en el FBI que comienza en mi adolescenc­ia, con las historieta­s políticas que hacía a los dieciséis años. Y estoy orgullosa de eso”.

Anderson dará hoy en el Malba una clase magistral sobre la influencia de la Inteligenc­ia Artificial en las artes. “La tecnología es neutral, no es ni buena ni mala, y todo depende del uso que le demos; no es tanto el medio como la acción –reflexionó–. Cada vez estoy más interesada en lo físico y lo corporal”.

Semanas atrás, concluyó en el Museo Hirshhorn, en Washington, la exposición The Weather, donde la artista presentó más de una docena de obras nuevas, intercalad­as con otras emblemátic­as, como la videoinsta­lación Habeas Corpus (2015), que realizó con el activista por los derechos humanos Mohammed el Gharani, detenido en Guantánamo de 2002 a 2009, y el productor Kweku Mandela (ese proyecto ganó en 2016 el premio Courage Award for the Arts de Yoko Ono). Anderson es cofundador­a del grupo activista The Federation, cuyo lema es “el arte es esencial para la democracia”.

Muchas obras de Anderson exploran el cruce entre arte, narración, música y performanc­e. “Aunque los formatos sean diferentes, las preguntas que subyacen son las mismas: ¿es la obra lo suficiente­mente potente?, ¿cuál es su sentido?”.

De la artista, que publicó varios libros con textos de sus performanc­es y escribió para la Encycloped­ia Britannica la entrada referida a Nueva York, es posible encontrar el librerías locales El corazón de un perro (Zindo & Gafuri), con poemas, fragmentos de un diario y textos del guion de su documental Heart of a Dog. Tiempo atrás, Anderson y Lou Reed habían propuesto tres reglas para vivir mejor: no tenerle miedo a nadie, procurar buena literatura y aprender a usarla, y ser verdaderam­ente tierno. Al final del encuentro de ayer, con ternura, la fotógrafa Nora Lezano le obsequió una foto que les había tomado juntos.ß

Para agendar

Centro Cultural Recoleta (Junín 1930) Hoy, a las 20, Laurie Anderson conversará en la sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta con la escritora Agustina Muñoz, y mañana, a la misma hora, cerrará el festival Filba con una lectura que se presume apoteósica: “Laurie Anderson por Laurie Anderson”. Gratis.

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hernán zenteno Anderson, de 75 años, ayer en la librería Eterna Cadencia, de Palermo

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