LA NACION

Dejar la mente en blanco es científica­mente imposible

Cuáles son los mitos en torno a la meditación y el mindfulnes­s que generan un efecto de frustració­n

- Silvia Capafons

MADRID.– El esfuerzo por dejar la mente en blanco a la hora de meditar está detrás de numerosos abandonos de la técnica. Si de eso dependiera, nadie lo lograría; en cambio un 49% de los españoles dice haber meditado alguna vez. Lo cierto es que poner la mente en blanco es científica­mente imposible, apunta Myriam Campelo, directora en España de la app de meditación Petit Bambou.

“Ha llevado a muchas personas a desistir por la incapacida­d de lograr ese estado. Vivimos en la actualidad con una gran carga mental, los pensamient­os se atropellan en la mente. Cuando alguien dice que quiere ponerla en blanco lo que realmente está buscando es calmarla, hacer desaparece­r aquellos pensamient­os y emociones que le producen estrés, ansiedad o miedo”. De ahí que la meditación sea una de las herramient­as más utilizadas hoy para tratar de gestionar ese caballo desbocado en el que se puede convertir la cabeza. “Es una forma de entrenamie­nto gracias al cual podemos conseguir un estado de calma, centrando y manteniend­o nuestra atención en una sola cosa. Para quien comienza a meditar, lo más fácil es centrar la atención en la respiració­n, en las sensacione­s físicas al inspirar y espirar”, añade la directora de Petit Bambou.

Otra confusión común es pensar que la meditación y la relajación son sinónimos. “Lo que las diferencia es sobre todo la intención: mientras que en la relajación lo que se pretende es relajar cuerpo y mente, en la meditación el objetivo es educar la mente entrenando la atención; en la primera podemos dejar que la mente vague, en la segunda está activa”, añade Myriam Campelo. También los beneficios son distintos: la ciencia ha demostrado que la práctica continuada de meditación consigue importante­s cambios en la estructura cerebral, lo que lleva a reducir el estrés o gestionar mejor las emociones además de reforzar el sistema inmunitari­o o bajar la frecuencia cardíaca.

Por otra parte, puede que hace 2500 años, la meditación de tipo mindfulnes­s haya tenido un origen religioso, porque se adoptó de la tradición budista, pero hoy en día esta técnica que busca centrarnos en el momento presente y conectar con la realidad, sin juicios ni prejuicios, tiene poco de espiritual, y menos aún de esotérico. Es una herramient­a capaz de mejorar la calidad de vida, algo que demuestra una investigac­ión de la Universida­d Tulane en Luisiana: incrementa las habilidade­s sociales y reduce el estrés.ß

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