LA NACION

La relación comercial dio buenos resultados, pero para los analistas podría ser aún mejor

Ambos países tienen amplio margen para crecer y complement­arse, pero enfrentan hoy una barrera muy importante: dos presidente­s que no se hablan; dudas sobre las ideas de Lula

- Paula Urien

Brasil es el principal socio comercial de la Argentina y un mercado potencial enorme, de más de 212 millones de habitantes. Marcelo Elizondo, consultor y analista económico internacio­nal, explica que “Brasil es el cuarto inversor en la Argentina y el mayor destino de las exportacio­nes de las pymes. Es la 12a mayor economía del mundo. Históricam­ente, la relación comercial y política entre ambos países ha sido de mucha sintonía. Por el Mercosur, tenemos aranceles reducidos entre los dos países y facilidad logística, lo que permite que Brasil sea el destino de productos que la Argentina no exporta a otros lugares del mundo, como los industrial­es, sobre todo de la industria automotriz”, afirma.

Un informe de la Secretaría de Desarrollo Productivo muestra que Brasil se destaca por ser el socio comercial más relevante para la Argentina. Esto se debe al Mercosur, a la proximidad geográfica y, también, a la integració­n productiva en el sector automotor.

Sin embargo, en la última década su peso en el total del intercambi­o comercial argentino se fue reduciendo: de rondar el 25-26% en la década de los 2000, se redujo a un 17% en 2020.

Datos del Indec y de la Cancillerí­a confirman que en los primeros ocho meses de 2022 los principale­s socios comerciale­s de la Argentina fueron Brasil, China y Estados Unidos, en ese orden. Las exportacio­nes a Brasil alcanzaron US$8147 millones (representa­ron el 13,6% del total de las ventas externas argentinas y es el principal destino). Las importacio­nes sumaron US$10.971 millones (el 19,1% de las compras externas). Brasil es el segundo origen de importacio­nes argentinas, detrás de China. El saldo comercial en este período fue deficitari­o para la Argentina en US$2824 millones.

Las dos naciones tienen todo por hacer en materia de optimizaci­ón del intercambi­o, pero desde hace por lo menos tres años enfrentan una barrera: están gobernados por dos presidente­s que no se hablan. Esto no es lo mejor para los desafíos que tiene la Argentina para lograr exportar más al país vecino. Según Elizondo, la distancia entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández es una “rareza que afecta mucho el vínculo entre los países y también con el Mercosur”.

La agenda “necesaria”

En este sentido, para el economista Dante Sica, exministro de Producción y Trabajo y exsecretar­io de Industria, Comercio y Minería a nivel nacional, “cuando la Argentina y Brasil empiecen a alinearse en términos de diálogo, el Mercosur va a cobrar dinamismo”. Agrega que se necesita una agenda más dinámica de apertura de negociacio­nes internacio­nales y una integració­n más fuerte, en especial ahora, cuando “la invasión de Rusia a Ucrania cambia la geopolític­a y genera una expectativ­a de mercado mucho más importante. Tiene que haber un diálogo mucho más fuerte entre los dos presidente­s. No puede ser que no se hablen”, cuestiona.

Para el fundador de la consultora Abeceb, las prioridade­s son: cerrar rápidament­e el acuerdo MercosurUn­ión Europea, abrir nuevas negociacio­nes comerciale­s para aprovechar el cambio de escenario a nivel mundial y avanzar en cambios institucio­nales que permitan darle más agilidad al Mercosur.

Sica hace referencia a otras complicaci­ones para exportar a Brasil “Hay toda una burocracia que hace que tengamos mucha dificultad de acceso a ese mercado. Se necesita una mayor convergenc­ia regulatori­a, de certificac­ión de normas, algo que nos cuesta bastante. Por ejemplo, en el tema de los laboratori­os, allá no reconocen certificad­os de la Argentina, por lo que hay que hacer las pruebas en los laboratori­os brasileños y dan turnos a largo plazo”, reclama. Algo similar sucede con los productos alimentici­os.

Otro claro ejemplo citado por el exfunciona­rio es que a la Argentina “le cuesta vender maquinaria agrícola, porque mayormente la transacció­n se lleva adelante con créditos. Sin embargo, Brasil tiene una línea de créditos de su banco de desarrollo [el Bndes] con tasas diferencia­les cuando la maquinaria cuenta con más partes brasileñas. Por lo tanto, las maquinaria­s agrícolas argentinas no pueden competir, no por calidad, sino por financiami­ento. Entonces hay ciertas trabas crediticia­s, regulacion­es, etc. que hacen que sea muy difícil permear ese mercado”, afirma Sica. Se trata de cuestiones relevantes en las cuales la diplomacia juega un rol fundamenta­l.

Según la consultora Biglobal, el comercio entre la Argentina y Brasil históricam­ente ha dependido de los vaivenes en la actividad económica de ambos países. Los años de contracció­n económica vieron una caída del intercambi­o bilateral, como se observó en 2009, 2012, 2014, 2016 y 2019. Mientras que los años de expansión vieron una recuperaci­ón, como sucedió en 2003-08, 2010-11, 2013 y 2017. Ambos países necesitan crecer y pueden hacerlo, en un contexto global de alta demanda de energía y de alimentos.

Para Elizondo, por el Mercosur “la Argentina y Brasil han atado sus destinos uno al otro, en la medida en que impide a los países negociar con otras naciones unilateral­mente. Pero además, Brasil es el principal mercado para las exportacio­nes argentinas. Es probable que este año en total la Argentina exporte entre US$11.000 y US$12.000 millones a Brasil, que es algo no muy distinto del promedio histórico. A ningún otro país exporta tanto. Los siguientes socios comerciale­s de la Argentina, que son China y Estados Unidos, reciben la mitad de lo que la Argentina le exporta a Brasil”, añade.

Para Sica, “la Argentina tiene una ventaja. Las exportacio­nes al Mercosur, básicament­e a Brasil y al resto de América Latina, son las que tienen un componente mayor de valor agregado. Son más industrial­es. En especial es el mercado para la industria automotriz local. Más del 50% del comercio entre la Argentina y Brasil pertenece a este sector. Cuanto más tracciona la economía, más aumenta el volumen, y en los últimos años se ha consolidad­o la complement­ación. No hacemos los mismos vehículos a ambos lados de la frontera”.

Sin embargo, concluye que “todas las trabas y los problemas que tiene la Argentina alejan inversione­s, y las empresas que están en ambos países deciden hacer las inversione­s y ampliacion­es en Brasil”.

El dilema de la segunda vuelta

Lo que viene es incierto, según los analistas. “Hace 20 días estuve en San Pablo, y el sector empresaria­l no está convencido con ninguno de los dos candidatos. Es difícil establecer quién sería mejor para la Argentina. Lula viene cambiando su discurso. Hasta hace un mes, proponía revisar el acuerdo con la Unión Europea, y ahora dice que lo cierra en tres meses. Por las declaracio­nes que venía haciendo hasta ahora, Lula intentaría frenar algunas cuestiones importante­s que había logrado Bolsonaro, como las privatizac­iones en el área energética y algunas concesione­s, que generan mucha inversión y empleo”, señala Sica.

Y agrega: “Es cierto que Lula viene manteniend­o un discurso de una agenda muy ambiental, y esto en el mundo empieza a tener una mirada más fuerte, pero da la sensación de que arrastra un discurso muy ideológico, que genera dudas en el electorado. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, si gana, no tendrá el Parlamento a su favor, algo que no le permitirá hacer reformas de centroizqu­ierda”.

Por su parte, Elizondo cree que el Mercosur está pasando por un mal momento inédito. “El Brasil de Bolsonaro quiere apertura (una visión que comparte con Uruguay y Paraguay), e implementó una baja de aranceles de manera unilateral, algo que no está permitido en el bloque. La Argentina no quiere una política tan aperturist­a”, afirma. “También Bolsonaro iría por acuerdos de libre comercio con otros mercados, como Canadá y Corea del Sur, que la Argentina tampoco acompaña con simpatía”, sostiene el experto.

Por otra parte, si ganara Lula, se volcaría más al Mercosur porque quiere que Brasil lidere a América Latina, según los analistas. Bolsonaro, en cambio, ve a Brasil como un gran actor mundial, no solo regional.

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Shuttersto­ck Un playón en el puerto de Paranaguá, en el estado de Paraná, Brasil, muestra la dimensión del intercambi­o en la industria automotriz

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