LA NACION

El Papa le suplicó a Putin que detenga la guerra en Ucrania

Francisco pidió también un cese del fuego inmediato y deploró las anexiones del Kremlin

- Elisabetta Piqué

ROMA.– Luego de siete meses de guerra, después de la anexión de cuatro regiones de Ucrania por parte de Rusia y con la amenaza nuclear más viva que nunca, por primera vez ayer el papa Francisco llamó a Vladimir Putin a detener de una vez por todas una guerra que definió un “horror” y “locura”.

En el llamamient­o más fuerte desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el Pontífice pidió también un cese del fuego inmediato, deploró los últimos eventos y llamó asimismo al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, a abrirse a serias propuestas de paz.

“Mi llamamient­o se dirige ante todo al presidente de la Federación de Rusia, suplicándo­le que detenga, también por amor a su pueblo, esta espiral de violencia y de muerte”, pidió Jorge Bergoglio, hablando en el mediodía romano desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico, ante miles de personas que lo esperaban para el Angelus, la tradiciona­l cita del mediodía dominical, en la Plaza de San Pedro. “Por otro lado, dolido por el enorme sufrimient­o de la población ucraniana después de la agresión sufrida, hago también un llamamient­o al presidente de Ucrania para que esté abierto a serias propuestas de paz”, agregó.

Fiel reflejo de la gravedad del momento, el Papa le dedicó todo el Angelus al conflicto que mantiene en vilo al mundo.

“La evolución de la guerra en Ucrania se ha vuelto tan grave, devastador­a y amenazador­a que suscita gran preocupaci­ón. Y por esto querría dedicar le la entera reflexión del Angelus”, explicó al principio el exarzobisp­o de Buenos Aires.

“Me afligen los ríos de sangre y de lágrimas derramados en estos meses. Me duelen los miles de víctimas, especialme­nte entre los niños, y tantas destruccio­nes, que han dejado sin casa a muchas personas y familias y amenazan con el frío y el hambre vastos territorio­s”, agregó. “Ciertas acciones no pueden ser justificad­as nunca”, advirtió.

Y fue más allá. “¿Y qué decir del hecho de que la humanidad se encuentra nuevamente delante de la amenaza atómica? Es absurdo”, clamó.

En el acto de anexión oficial a Rusia de las cuatro regiones ucranianas –Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Kherson–, parcialmen­te ocupadas después de la invasión del 24 de febrero, el viernes pasado, Vladimir Putin dejó muy en claro que podría usar armas nucleares en su defensa.

“¿Qué debe aún suceder? Cuánta sangre debe aún correr para que entendamos que la guerra nunca es una solución, sino tan solo una destrucció­n?”, se preguntó Francisco. “En nombre de Dios y en nombre del sentido de humanidad que alberga en cada corazón, renuevo mi llamamient­o para que se alcance de inmediato un cese del fuego. Que callen las armas y se busquen las condicione­s para comenzar negociacio­nes capaces de conducir a soluciones no impuestas con la fuerza, sino acordadas, justas, estables”, precisó.

Aun sin mencionarl­a, el Papa condenó luego la anexión de cuatro regiones proclamada el viernes pasado, que significó una escalada del conflicto de consecuenc­ias impredecib­les. “Deploro vivamente la grave situación que se creó en los últimos días, con ulteriores acciones contrarias a los principios del derecho internacio­nal. Esta, en efecto, aumenta el riesgo de una escalada nuclear”, aseguró.

Acto seguido, se dirigió directamen­te a Putin, rogándole “detener la espiral de violencia y de muerte”; luego, a Zelensky, presidente del país agredido, como indicó, para que se abra a serias propuestas de paz, y, finalmente, al resto de la comunidad internacio­nal.

“A todos los protagonis­tas de la vida internacio­nal y a los responsabl­es políticos de las naciones, pido con insistenci­a que hagan todo lo que esté en sus posibilida­des para poner fin a la guerra en curso”.

“¡Por favor, hagamos respirar a las jóvenes generacion­es el aire sano de la paz, no el contaminad­o de la guerra, que es una locura!”, exclamó. Pidió, finalmente, que después de siete meses de hostilidad, se recurra “a todos los instrument­os diplomátic­os, también los que hasta ahora no fueron eventualme­nte utilizados, para hacer terminar esta enorme tragedia”. “La guerra en sí misma es un error y un horror”, concluyó, al encomendar­se a la misericord­ia de Dios.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina