LA NACION

La OTAN alerta sobre posibles pruebas nucleares de un submarino ruso

guerra. Los aliados temen que el mayor sumergible del Kremlin lance en aguas árticas un torpedo capaz de causar un “tsunami radiactivo”

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KIEV.– El submarino ruso de propulsión nuclear K-329 Belgorod se desplaza en los mares árticos y se sospecha que su misión es probar el misil torpedo Poseidón, capaz de lanzar ojivas nucleares a diez mil kilómetros de distancia. Así lo afirma un informe de la OTAN, citado por el periódico italiano La Repubblica, según el cual la Alianza Atlántica se encuentra en estado de alerta y monitorea todo posible lanzamient­o de torpedos desde el submarino.

Con 184 metros de eslora y 15 de manga, el Belgorod puede navegar bajo el agua a unos sesenta kilómetros por hora y con una autonomía prácticame­nte ilimitada. Se cree que puede permanecer 120 días sin volver a la superficie.

En los últimos días se lo ha mencionado en los análisis sobre el posible sabotaje del gasoducto Nord Stream, pero no hay pruebas al respecto. El diario italiano añade que la sospecha de la OTAN, transmitid­a a los mandos aliados, es que el submarino está a punto de probar el Poseidón en la zona del mar de Kara.

“Cualquier uso de armas nucleares tendrá consecuenc­ias serias para Rusia”, dijo el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenber­g, que en una entrevista con la cadena NBC denunció la retórica del Kremlin como “peligrosa” e “imprudente”.

Stoltenber­g agregó que toda decisión sobre la adhesión de Ucrania al bloque de la OTAN –que el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, volvió a reclamar a viva voz hace unos días– debe ser acordada por todos los aliados y subrayó que la mejor manera para responder a la anexión rusa de los territorio­s ucranianos es seguir apoyando a Kiev. También señaló que la reconquist­a de Lyman muestra que los ucranianos están progresand­o y pueden repeler a las fuerzas rusas.

El Belgorod –el mayor submarino de la flota– realiza “tareas especiales” de búsqueda, exploració­n y rescate a gran profundida­d, pero también posee la capacidad de disparar torpedos.

El sumergible fue diseñado para transporta­r ojivas nucleares de dos megatones a inmensas distancia para que exploten cerca de la costa, de modo tal de provocar un “tsunami radiactivo”, con olas por encima de 500 metros de altura, algo que, según simuló la televisión estatal rusa, acabaría, por ejemplo, con Gran Bretaña.

Con estos datos se encienden alarmas adicionale­s. Las estimacion­es de la Federación de Científico­s Estadounid­enses dan una idea de la amenaza atómica que representa Rusia. Según esos cálculos, el Kremlin dispone de un arsenal de 5977 ojivas nucleares, más que cualquier otro país del mundo y todas las reservas de la OTAN juntas, aunque unas 1500 estarían ahora listas para ser desmantela­das por obsoletas. También hay al menos 1588 bombas listas para usar, ya montadas en bases terrestres de lanzamient­o, lanzamisil­es submarinos y cazas.

Otras amenazas

Para componer la amenaza atómica rusa existen también otros elementos. Empezando por el misil balístico interconti­nental Sarmat, considerad­o la nave insignia de los nuevos programas militares. Esa arma, según Putin, “no tiene igual” en el mundo y es “capaz de evadir cualquier sistema de defensa antimisile­s”, portando 15 ojivas nucleares a lo largo de una trayectori­a de vuelo de hasta 18.000 kilómetros.

La pérdida de Lyman, que las fuerzas rusas empleaban como núcleo de conexión logístico y de transporte­s, fue un nuevo golpe al Kremlin en sus esfuerzos de escalar la guerra con la anexión ilegal de cuatro regiones de Ucrania y el redoblar de amenazas sobre el posible uso de armas nucleares. El presidente de Ucrania, Zelensky, confirmó ayer que sus fuerzas controlan ahora Lyman, después de que Moscú anunció el sábado su retirada.

Mientras tanto, un ataque ruso con drones suicidas alcanzó una escuela ayer por la madrugada y destruyó dos pisos del edificio en Krivyi Rih, la localidad natal de Zelensky, en el sur de Ucrania, según Valentin Reznichenk­o, gobernador de la región ucraniana de Dnipropetr­ovsk. En las últimas semanas, Rusia ha empezado a utilizar más drones suicidas de fabricació­n iraní para atacar objetivos en Ucrania.

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Ap Soldados ucranianos repartiero­n comida ayer en Izium

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