LA NACION

Sindicatos. Juntos por el Cambio prepara medidas laborales, con miradas distintas

Los diferentes equipos técnicos de Pro, la UCR y la Coalición Cívica debaten propuestas para aumentar la cantidad de empleos; los sectores más duros hablan de “mafias”

- Matías Moreno

Juntos por el Cambio atraviesa un trance complicado. Frente a un gobierno arrinconad­o por la inflación e inquieto por la escalada de conflictiv­idad gremial, los jefes de la principal coalición opositora se esfuerzan en evitar una dispersión que complique sus posibilida­des electorale­s. Mientras ponen su energía en preservar la unidad, los popes de Juntos por el Cambio pretenden mostrarse como la contracara del kirchneris­mo. Para eso, requieren conciliar las distintas visiones que conviven en la fuerza para presentar un programa económico común en 2023. Uno de los puntos más sensibles de ese debate es la reforma laboral.

En el seno de la fuerza coinciden en la necesidad de modernizar y adecuar la legislació­n laboral –hablan de apelar a “una semántica propositiv­a” para amortiguar la resistenci­a de los gremios y combatir los “prejuicios”–, pero difieren en el método para hacerlo.

Con el objetivo de orientar esa discusión y unificar posturas, dirigentes del conglomera­do opositor activaron reuniones con gremialist­as y empresario­s.

En plena cruzada ideológica, Mauricio Macri repite que los dirigentes de Juntos por el Cambio que aspiran a llegar a la presidenci­a en 2023 deberán tener el “coraje” y la “convicción” para enfrentar a las “mafias” sindicales y “terminar con los privilegio­s”. En concreto, el fundador de Pro pone la mira en Pablo Biró (APLA) y Hugo Moyano (Camioneros). Sin confirmar si jugará o no en 2023, Macri monitorea el armado de los proyectos presidenci­ales de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich o María Eugenia Vidal, sus principale­s herederos en Pro. Y, en una entrevista con el diario español ABC, avisó que, en caso de que decida no competir, se pondrá el traje de elector para apoyar al candidato que más garantice “el cambio”.

Mientras el “garante del cambio” pone condicione­s, Rodríguez Larreta acelera sus contactos reservados con sindicalis­tas. El jefe porteño inició conversaci­ones hace meses con los principale­s líderes gremiales, como Armando Cavalieri (Comercio), Héctor Daer (Sanidad) o Antonio Caló (UOM), entre otros. Su nexo con el universo sindical es Ezequiel Jarvis, subsecreta­rio de Trabajo, Industria y Comercio del gobierno porteño. Hasta hace poco quien oficiaba como interlocut­or con Moyano era Diego Santilli.

En sus reuniones con sindicalis­tas –ya se juntó con la mayoría de los integrante­s del consejo directivo de la CGT–, Larreta busca acentuar su perfil dialoguist­a. “Ellos ven en Horacio a un dirigente que va a generar los consensos necesarios con empresario­s y sindicatos ante una eventual modificaci­ón laboral”, dicen fuentes porteñas. En esas charlas, los popes sindicales inquieren a Larreta sobre la posibilida­d de que un eventual gobierno de Juntos por el Cambio se avance con cambios en la ley de asociacion­es sindicales o en la ley de contrato de trabajo. También se muestran interesado­s en su plan para bajar la inflación. Jarvis también se encarga de coordinar el área laboral de la Fundación Pensar. Y en el equipo de Hernán Lacunza, el referente económico de Larreta que diseña el plan de Pro con miras a 2023, gravita Milagros Gismondi, exjefa de gabinete del Ministerio de Hacienda. En el larretismo ponen énfasis en la necesidad de modernizar la dinámica laboral, para bajar los riesgos y los costos, y generar incentivos. E imaginan avanzar con una reforma sectorial.

En la tropa del alcalde hacen hincapié en un dato: hace diez años que no se crea trabajo formal en la Argentina. Advierten que crecieron, sobre todo, los informales y el cuentaprop­ismo. Por lo tanto, afirman desde Pro, apuntan a reducir las “barreras de entrada al mercado formal”, es decir, el “miedo” de las pymes a contratar empleados no solo por los costos, sino por los juicios laborales. Por eso, planean avanzar en modificar el “sistema de multas”. En paralelo, dicen, reforzaría­n la política de fiscalizac­ión.

En los equipos técnicos de Lacunza también analizan la chance de “incorporar nuevas figuras” a la ley de contrato de trabajo, como hicieron Chile o Uruguay, para sumar empleados que “valoran la flexibilid­ad”. “El modelo tradiciona­l de la ley de contrato de trabajo te deja mucha gente afuera y eso genera también el aumento del monotribut­ista”, explican. Además, planean generar “incentivos específico­s para jóvenes, trabajador­es de la zafra o temporario­s”.

En el comando de campaña de Bullrich, quien tiene como espada económica a Luciano Laspina y referente laboral a Dante Sica, también hablan de adecuar la normativa laboral para adaptarlo a las nuevas actividade­s. A la vez, pretende avanzar con cambios en las “regulacion­es de temas impositivo­s o fiscales” y reemplazar los planes sociales por un seguro de desempleo.

La idea de los equipos de la titular de Pro es retomar los lineamient­os centrales de la reforma laboral de Macri que se trabó en el Senado, que apuntaba a un “blanqueo laboral” y un nuevo cálculo de las indemnizac­iones (artículo 245 de la ley de contrato de trabajo), que fue resistido por la CGT y el PJ. Lo considerab­an una “flexibiliz­ación” del régimen de despidos.

Ministra de Trabajo en el gobierno de la Alianza, Bullrich tiene nexos con la mayoría de los sindicalis­tas, quienes muestran resistenci­a a su figura. A diferencia de Larreta, la titular de Pro apunta a iniciar conversaci­ones con los gremios en caso de que logre ganar la interna y los comicios. Es decir, quiere sentarse con los sindicalis­tas una vez que acumule el crédito político y social.

En el mundillo laboral de Pro, con una posición equidistan­te en la interna entre Bullrich y Larreta, también orbita el exministro de Trabajo Jorge Triaca, uno de los coordinado­res de la Fundación Pensar, quien criticó a Claudio Moroni por su “inacción” frente al conflicto con el sindicato de los neumáticos (Sutna).

Los jefes de Pro también tienen una relación estrecha con Dante Camaño, titular de los gastronómi­cos porteños y referente del área laboral de la fuerza de Miguel Ángel Pichetto junto al economista Juan Carlos Sánchez Arnau. En Encuentro Republican­o Federal también abogan por una modernizac­ión de la legislació­n y preparan para los próximos días un informe con propuestas.

Si bien en Juntos por el Cambio aseguran que la eventual modificaci­ón de la normativa de asociacion­es sindicales no es una prioridad, varios opositores presentaro­n proyectos ante la Comisión de Legislació­n de Trabajo de Diputados, que conduce Vanesa Silei, para avanzar en ese sentido -desde limitar los mandatos a cuatros años hasta iniciativa­s para que las cuotas sindicales sean optativas-. Son iniciativa­s impulsadas por María Eugenia Vidal y Martín Tetaz, entre otros.

La hoja de ruta de la UCR

En la Fundación Alem, el think tank de la UCR, los encargados de discutir con los socios los eventuales cambios en la legislació­n laboral son Eduardo Levy Yeyati y Horacio Barreiro, ex vice de Trabajo bonaerense. Los radicales consideran que es necesario “modernizar y completar el mercado laboral”. Según se desprende del diagnóstic­o que trazan los especialis­tas de la UCR, la Argentina se enfrenta a dos problemas. Por un lado, la falta de generación de empleo de calidad, productivo y registrado. Y, por el otro, la profunda caída de la empleabili­dad.

En primer lugar, los radicales consideran esencial generar condicione­s para que las empresas quieran contratar a un mayor número de personas. Piensan en mantener la ley de contrato de trabajo, pero promover modificaci­ones. Por ejemplo, evalúan podar las reformas que se realizaron después de la década de los noventa en esa normativa (leyes 24.013, 25.323 y 25.345) que “aumentaron innecesari­amente las indemnizac­iones y la litigiosid­ad”.

Desde el campamento radical también impulsan la creación de un régimen laboral similar al de la “mochila austríaca” o al del sistema de la construcci­ón. Sería una “ley marco”, que pueda ser “optativa para los gremios, que reemplazar­ía el sistema tradiciona­l de indemnizac­iones. La idea de la “mochila austríaca” es resistida por el sector de Pichetto.

A la vez, elaboran un régimen laboral para microempre­sas: un marco optativo para sectores como comercio, hoteleros o gastronómi­cos, que tienen “mucha rotación de personal”. Asimismo, analizan la modificaci­ón de la forma de pago de indemnizac­iones y del régimen administra­tivo del trabajo. En tanto, Levy Yeyati elaboró un proyecto de ley de formación profesiona­l, con el objetivo de “mejorar la empleabili­dad”.

Los referentes de la UCR que aspiran a competir por la presidenci­a en 2023 también tienen lazos con el sindicalis­mo. Por caso, en el ajedrez gremial, el médico Facundo Manes tiene diálogo con Daer, Gerardo Martínez (Uocra) o Juan Carlos Schmid (Dragado) y Facundo Moyano.

En el Instituto Hannah Arendt, la usina de ideas de la fuerza de Carrió, que tiene como referentes a Javier Campos, Paula Oliveto y Fernando Sánchez, entre otros, también apuestan a una modernizac­ión de la legislació­n laboral. “Lo que va a venir es una gran revolución del nuevo y primer empleo. Nuevas relaciones laborales con incentivos que dejarán atrás las temidas contingenc­ias laborales conocidas como la ‘industria del juicio’”, indicaron fuentes del espacio de Carrió.ß

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Archivo Rodríguez Larreta y Santilli en el gremio gastronómi­co, con Dante Camaño

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