LA NACION

Bin Valencia. El baterista definitivo de Almafuerte, la gran banda del metal criollo

- Diego Mancusi

“Te fuiste del escenario, ¡qué campeón! Buen viaje, Bin”, escribió Claudio “Tano” Marciello en su Instagram. Así despedía a su compañero en Almafuerte, el baterista Bin Valencia, de 61 años, que alcanzó esta madrugada ese destino que para los músicos sirve de aliciente para soportar lo inevitable: dejar este mundo en pleno concierto, haciendo lo que más les gusta.

Aunque falleció mientras tocaba con su último grupo, Sirio, en La Quadra de Ramos Mejía, Valencia será por siempre para la comunidad metalera el baterista de Almafuerte. Había llegado al que por entonces todavía era un trío en 2000, tras la partida nunca del todo explicada de Martínez. “Bin ensaya acá. Tiene nuestra edad, no es que pusimos a un pendejito de 17 años que ‘ay, se toca todo’. ¿Se acuerda cuando empezó Almafuerte, que todos se preguntaba­n de dónde había salido el Tano? Lo mismo van a decir de Bin. Es herrero, piloto de avión y padre de familia. Antes de buscar a cualquiera, lo llamamos a él porque es un amigo”, le decía Ricardo Iorio a la revista Madhouse en aquel momento, a modo de presentaci­ón.

Tiempo después los ensayos de Almafuerte se mudaron a un cuarto de la casa de Valencia en el Oeste bonaerense, zona que habitó y recorrió durante toda su vida. Mientras, él fue afianzándo­se en una posición que hasta su llegada había sido el eslabón más débil de la banda. Cuatro fueron sus antecesore­s: Claudio Cardaci y Walter Martínez, más efímeros pasos de Juan Espósito y Rodolfo Márquez.

Valencia hizo su debut discográfi­co con Almafuerte en Piedra libre, de 2001, producido por Ricardo Mollo. Eran tiempos ajetreados para el grupo, por cuestiones musicales y mediáticas. Aquel álbum marcó un quiebre en la historia del metal: fue el último en el que Ricardo Iorio tocó el bajo, instrument­o que había empuñado desde sus años en V8 (lo reemplazó Beto Ceriotti, y de ahí en más Almafuerte pasó a ser un cuarteto con Iorio en la voz). En tanto, el líder se había visto envuelto en un escándalo por declaracio­nes de corte antisemita en la revista Rolling

Stone, y la letra de “Cumpliendo mi destino”, octavo track de Piedra libre, no ayudaba precisamen­te a desmentir esas acusacione­s (“guardo de un hombre grande, guerrero nacional que hoy tienen preso. Puede haber caballo verde más no uno de ellos honesto”, escribió Iorio, homenajean­do al carapintad­a Mohamed Seineldín y parafrasea­ndo los dichos con los que el militar ponía en tela de juicio la honestidad de la comunidad judía). Aún en medio de ese huracán, Valencia se ensambló a la perfección con sus compañeros y se adueñó de un puesto que, como decíamos, había sido la pata corta de Almafuerte hasta su desembarco.

Con ellos grabó tres álbumes de estudio más: Ultimando (2003), Toro y pampa (2006) y Trillando la fina (2012). Siguió en su puesto hasta que en 2016 Iorio anunció el parate momentáneo que un año después se oficializó como definitivo.

Aquella ruptura no hizo mella en su relación con el Tano Marciello, que también lo había convocado a participar en sus álbumes como solista. Valencia fue, además, profesor de batería de su hija Melina, quien hoy lo despidió en Instagram con un mensaje emotivo: “Que tu alma vuele alto y reciba mucha luz”, dice, y acompaña con una foto de ambos abrazados.

En 2010, mientras Bin grababa las baterías del disco Identifica­do de Marciello y giraba con Almafuerte, sus hijos Nils y David formaban Sirio, el grupo que él terminaría integrando cuatro años después. Por desercione­s y cambios de posiciones, la banda necesitaba un baterista y qué mejor que el patriarca. A Sirio también se sumó como vocalista Claudia Resnik, pareja de Bin, madre de Nils y David. Así, el grupo se convirtió en un proyecto netamente familiar que tocó en festivales como el Cosquín y el Baradero Rock, compartió escenario con bandas como Attaque 77, Carajo y Eruca Sativa y acababa de lanzar su single “Disparan”, adelanto de su cuarto elepé de estudio de próxima publicació­n.

“Con profundo dolor queremos hacer llegar a todos sus familiares, allegados, amigos, nuestro pesar y condolenci­as de parte de todos los que formamos IORIO. Gracias por todo lo que nos brindaste en la música, pero, sobre todo, gracias por los momentos vividos, para los que tuvimos la fortuna de haber conocido tu don de gente y hombría de bien. Que descanses en paz QUERIDO BIN”, posteó en sus redes para recordar a su ex compañero Ricardo Iorio. Respetado como músico y valorado en lo personal, Valencia fue despedido con unánime cariño por toda la comunidad metalera.ß

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Bin Valencia tenía 61 años

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