LA NACION

México y EE.UU. van por la fortuna oculta del poderoso exzar antidroga

El gobierno de López Obrador acusa a Genaro García Luna de desviar fondos públicos por más de US$750 millones a Florida; los sobornos del Cartel de Sinaloa

- Elías Camhaji y Zedryk Raziel

NUEVA YORK.– El gobierno de México envió el 18 de octubre de 2021 una carta dirigida al reo número 59745-177 del Centro de Detención Metropolit­ano de Brooklyn, en Nueva York. Preso por narcotráfi­co y delincuenc­ia organizada en Estados Unidos, Genaro García Luna recibía el aviso oficial de que las autoridade­s de su país también iban a abrir otro frente legal en su contra. “Deliberada e ilegalment­e, usted obtuvo o usó un total de al menos 250 millones de dólares que legítimame­nte pertenecen a los Estados Unidos Mexicanos”, se lee en el documento.

Lademandac­ivil,interpuest­apor la Unidad de Inteligenc­ia Financiera (UIF), afirma que el exsecretar­io de Seguridad Pública aprovechó sus contactos después de dejar su puesto y encabezó un esquema corrupto que desvió fondos públicos para crear un “imperio” inmobiliar­io en Florida. La bomba se filtró esta semana a los medios al mismo tiempo que García Luna se sentaba en el banquillo de los acusados en el inicio del juicio penal en Nueva York, en el que es señalado de colaborar con el Cartel de Sinaloa durante más de 20 años. Son dos pistas diferentes que siguen el rastro del dinero corrupto y que transcurre­n en paralelo. La Casa Blanca persigue, en parte, los sobornos del narco y las autoridade­s mexicanas van tras él por fraude y malversaci­ón, con daños que ascienden hasta los 750 millones de dólares.

La batalla legal de Estados Unidos y México contra García Luna va por dos carriles separados. El juicio en Nueva York es un caso penal contra el antiguo jefe de la Policía Federal, pero también tiene una derivada económica, ya que se lo acusa de recibir “decenas de millones de dólares” en sobornos del narcotráfi­co desde 2001, a los pocos meses de que asumió como director de la Agencia Federal de Investigac­iones (AFI), creada durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). Los nexos del exfunciona­rio y la delincuenc­ia organizada se estrecharo­n especialme­nte cuando fue secretario de Seguridad Pública en la administra­ción de Felipe Calderón (2006-2012), pero continuaro­n varios años después, incluso tras su detención en 2019 en Texas, argumentan los fiscales. Por otro lado, el caso que construyer­on las autoridade­s mexicanas es una demanda civil en Florida.

Críticas a Washington

No hay un precedente de que el gobierno mexicano utilizara una estrategia legal similar para recuperar fortunas amasadas por actos de corrupción que terminaran en otros países. “Lo que nosotros vamos a procurar es recoger el dinero, eso nos correspond­e a nosotros”, dijo esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha aprovechad­o el juicio penal en Nueva York para poner en la agenda los reclamos de México en la corte de Miami. El presidente ya se había quejado en varias ocasiones de que Estados Unidos se suele quedar con la riqueza que políticos y narcotrafi­cantes logran construir mediante actos criminales o de corrupción cometidos en México.

La batalla de la UIF no ha sido fácil. También en México fue objeto de controvers­ia y de fuego amigo dentro del propio gobierno federal. La demanda inicial se presentó ante la Corte del 11º Distrito Judicial de Florida el 21 de septiembre de 2021, semanas antes de que Santiago Nieto dejara la dirección de la UIF. El brazo de la Secretaría de Hacienda contra el lavado de dinero contrató a un despacho de abogados de Estados Unidos para que actuara como su representa­nte en el litigio: la firma Krupnick Campbell Malone Slama Buser Hancock, PA, conocida como KCM. A cambio de sus servicios legales, el gobierno mexicano se comprometi­ó a pagar a los intermedia­rios el 30% de lo que lograran recuperar en los tribunales de la fortuna corrupta de García Luna, que la demanda estimaba en 250 millones de dólares.

La contrataci­ón de un intermedia­rio privado para representa­r a la UIF levantó las sospechas de la Fiscalía General de la República (FGR), encabezada por Alejandro Gertz Manero, que mantuvo una pugna política contra Nieto cuando este fue parte del gobierno federal. La FGR inició una carpeta de investigac­ión y acusó al funcionari­o de Hacienda de uso ilícito de atribucion­es por haber contratado a la firma de abogados para representa­r al país. Nieto se defendió en su momento con el argumento de que México no cuenta con una representa­ción jurídica para encabezar procesos semejantes en Estados Unidos. Nieto se lamentaba de que los cuestionam­ientos de la FGR sobre el contrato con KCM le daban argumentos a la Justicia estadounid­ense para desconocer la legitimida­d del litigio y ponían en riesgo la recuperaci­ón del dinero público robado por García Luna.

Lademandap­areciótamb­alearse cuando Nieto dejó la UIF y fue sustituido por Pablo Gómez, un político y economista de izquierda de toda confianza de López Obrador. Pero Gómez ratificó en la corte de Florida el litigio iniciado por Nieto y el 31 de octubre de 2022 presentó una ampliación de la demanda en la que elevó a 745,4 millones de dólares la fortuna ilícita de García Luna, de la quebuscare­cuperarcua­ndomenos 600 millones de dólares. La UIF ha sido enfática en afirmar que el exfunciona­rio construyó su riqueza con dinero “robado” a México mediante actos de corrupción.

La demanda enlista 30 contratos entregados por institucio­nes públicas a empresas de García Luna o de sus testaferro­s entre 2009 y 2018. El dinero desviado del erario era transferid­o a cuentas en Barbados, Israel o Estados Unidos y luego era invertido en empresas y bienes en Florida. “El imperio de blanqueo de dinero incluye al menos 30 compañías, al menos 30 bienes raíces, múltiples autos y yates, numerosas inversione­s bancarias y bienes localizado­s en Florida”, señala la demanda.

Esquema de lavado

El gobierno mexicano atribuye a García Luna un complejo entramado que incluye empresas fachada en paraísos fiscales como Panamá o el estado de Delaware. Se asegura que el exsecretar­io también echó mano de fideicomis­os para administra­r los bienes, una de las estructura­s financiera­s más opacas y alejadas del brazo de las autoridade­s. El esquema utiliza empresas para la adquisició­n de propiedade­s, pero también apela a otras compañías para hipotecar los activos, lo que permitía a los beneficiar­ios tener flujos constantes de dinero que les permitían tener un estilo de vida lleno de lujos, se reclama en la demanda.

La UIF acusa también a Linda Cristina Pereyra, la esposa de García Luna, de ser una de las mayores beneficiar­ias del “imperio de lavado de dinero” que encabezó su marido, así como a otros seis cómplices que actuaron como testaferro­s y ayudaron a que la pareja se establecie­ra en Miami durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018). A cambio, el exfunciona­rio abrió empresas de consultorí­a que les ayudaron a hacerse de múltiples contratos gubernamen­tales y a dividir los beneficios entre los socios, según los actos reclamados por el gobierno mexicano.

En las últimas dos semanas, Pereyra ha estado presente en casi todas las audiencias que ha habido del juicio en Nueva York. Sentada en una banca de la corte de Brooklyn reservada para la familia del acusado, la mujer de García Luna ha saludado y mandado besos a la distancia a su esposo.

La posibilida­d de que los caminos del juicio penal de Estados Unidos y de la demanda civil de México se cruzaran estaba latente hasta hace unos días. El proceso judicial contra García Luna ha provocado una tormenta política en México ante el hecho de que las acusacione­s puedan salpicar a por lo menos tres expresiden­tes: Fox, Calderón y Peña Nieto.

El juez Brian Cogan, sin embargo, cerró la puerta a que se hablara de la fortuna de García Luna después de dejar el gobierno de Calderón. “Este tribunal no va a permitir que el jurado especule sobre el hecho de que el estilo de vida del acusado al abandonar su cargo se financió con dinero del cartel, cuando no hay evidencia de que ese sea el caso”, señaló en una orden emitida el pasado 19 de enero sobre los testimonio­s que se iban a admitir en la corte y las preguntas que se iba permitir hacer a ambas partes.

En un revés para la Fiscalía, Cogan no vio que las autoridade­s pudieran demostrar que existiera un vínculo entre el caso por narcotráfi­co y la supuesta corrupción que cometió durante el gobierno de Peña Nieto. El juez dijo que los fiscales pueden presentar más adelante evidencia sobre el trabajo del exfunciona­rio como consultor, pero señaló que a menos que pueda sustentar que estaba “ofreciendo servicios de consultorí­a para los miembros del cartel, esta evidencia es claramente irrelevant­e”.

Estados Unidos persigue la sombra de la complicida­d entre el narco y las autoridade­s. México va tras el rastro de un sistema multimillo­nario de corrupción gubernamen­tal. En esa encrucijad­a, difícil de disociar en el juicio mediático, los reflectore­s están sobre García Luna, que sostiene su inocencia en medio de un huracán político y dos frentes de una batalla legal sin precedente­s contra un exfunciona­rio mexicano. A la espera de que avance la demanda en Florida, el juicio en Nueva York se reanuda el próximo lunes con la próxima ronda de declaracio­nes de una lista que incluye al menos 70 testigos listos para declarar en su contra. © El País, SL

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Efe García Luna en el pináculo de su poder, cuando estaba al frente de la Secretaría de Seguridad

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