LA NACION

Los Precios Justos son ahora parte del problema

- Juan Carlos de Pablo

¿ Qué están haciendo Massa, Rubinstein, etc.? Una mezcla de ortodoxia y heterodoxi­a. Esto último incluye el programa de Precios Justos (ignoremos una nomenclatu­ra tan poco feliz), en el cual un conjunto de empresas congelan, durante cuatro meses, los precios de algunos productos y se compromete­n a no aumentar los del resto de los bienes que fabrican más de 4% por mes. Le puedo dar el beneficio de la duda a la combinació­n de ambos tipos de medidas, pero no un cheque en blanco. Quiero decir si –digamos– en diciembre de 2022 la tasa de inflación no cede, y para enero de 2023 pinta para algo parecido, mejor que el equipo económico no se enamore del esquema porque estaría aumentando las distorsion­es”, dije en esta columna el 1º de diciembre de 2022.

Hoy todo esto es historia, pero tiene consecuenc­ias para adelante. Está por comenzar el “circo” mensual, referido a la cuantía de la tasa de inflación del mes que acaba de terminar: todos esperamos la noticia, pero sorprender­ía que se produjera alguna novedad. Esta última ocurriría si la tasa mensual de enero hubiera sido de 2% o de 20%. La distinción es importante porque lo que modifica las decisiones no son las noticias, sino las novedades.

Algunas personas son afectas a “ver” tendencias comparando dos observacio­nes. Nada profesiona­l. La realidad inflaciona­ria es que, con oscilacion­es, lo mejor que nos puede pasar en 2023 es “esto”; lo peor es una híper, que nunca se puede descartar, pero no sirve para tomar decisiones.

En este contexto, la pretendida continuaci­ón del esquema de precios justos agregará más presión a la caldera de las distorsion­es. No es necesario que el ministro y el viceminist­ro de Economía se inmolen en la Plaza de Mayo explicitan­do el fracaso del esquema, a pesar de la “colaboraci­ón” que prestó el gremio deloscamio­nerosysigu­enprestand­o algunos piqueteros. Es suficiente con que no insistan en la prolongaci­ón de un esquema que, a la luz del resto de las variables económicas, forma parte del problema, no de la solución.

Última, pero no menos importante. Tarea para algún joven que se quiera lucir: ¿cuánto aumentó durante 2022 un índice de precios al consumidor “descarnado”, dado que el año pasado el proceso de liquidació­n, forzado por la sequía, tiró para abajo la inflación? El dato es importante porque el fenómeno se está revirtiend­o, agregando más presión a la tasa de inflación.ß

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