LA NACION

Por qué China comenzó a suavizar su tono con las empresas

Ante la debilidad del panorama económico, las autoridade­s empezaron a usar un discurso más favorable a los negocios

- Texto Daisuke Wakabayash­i y Claire Fu

El líder de China, Xi Jinping, usó su discurso anual de Año Nuevo en 2021 para elogiar los logros patriótico­s del pueblo chino. En un año marcado por las medidas severas hacia las empresas de tecnología, las restriccio­nes a los préstamos de las empresas inmobiliar­ias del país y la negativa a ceder en las políticas restrictiv­as generadas por el Covid, Xi no mencionó directamen­te la economía o los negocios.

En el primer minuto de su discurso más reciente, Xi elogió la economía del país, que sigue siendo la segunda más grande del mundo, y explicó que China había recortado impuestos y tarifas, además de haber introducid­o medidas “para aliviar la carga de los negocios”. Unas semanas antes, en una reunión para trazar los objetivos políticos para 2023, Xi y otros importante­s líderes expresaron la necesidad de impulsar la economía y prometiero­n apoyo al sector privado.

El tono disciplina­rio de China Co., se ha convertido en el discurso de un animador.

“La economía china goza de una fuerte resilienci­a, un tremendo potencial y una gran vitalidad. Los fundamento­s que sustentan su crecimient­o a largo plazo se han mantenido sólidos”, dijo Xi en el discurso, al tiempo que instó al pueblo chino a “mantener la confianza”.

En las últimas semanas, siguiendo el ejemplo del presidente, los funcionari­os chinos han estado adoptando el tipo de lenguaje favorable respecto a los negocios que estuvo ausente en los últimos años. Con el mismo fervor con el que alguna vez defendió la necesidad de una guerra total contra el covid, China está librando una campaña para persuadir a las empresas de que se está priorizand­o el crecimient­o económico.

Las iniciativa­s distintiva­s de Xi de hace solo unos años están comenzando a revertirse. Hace poco, después de obligar a Jack Ma, el magnate tecnológic­o más famoso de China, a renunciar al control de un activo preciado, hay señales de que las grandes empresas de tecnología pueden estar superando finalmente las restriccio­nes de la regulación.

Similar a lo que ocurrió hace un mes, cuando China cambió de manera abrupta de rumbo en su estrategia de “cero covid”, este cambio reciente es un reconocimi­ento del estado frágil de la economía nacional. El crecimient­o está en su ritmo más lento en décadas, obstaculiz­ado por un mercado inmobiliar­io en crisis, la falta de trabajos prometedor­es para los jóvenes, la confianza del consumidor afectada por años de políticas pandémicas rígidas y el agotamient­o de las arcas gubernamen­tales locales.

En los últimos años, China había abandonado la reforma del mercado que daba ventajas a las empresas en favor de una economía más controlada por el Estado en la que los intereses comerciale­s eran secundario­s a los objetivos del Partido Comunista de China.

El manejo de la pandemia de China y la creciente influencia ideológica en sus políticas económicas han provocado que muchos empresario­s se pregunten si el país sigue siendo un lugar confiable donde operar. Empresas como Apple han estado buscando con mayor urgencia diversific­arse fuera de China.

Después de controlar la influencia de los poderosos conglomera­dos en internet a través de una regulación agresiva, el banco central de China dijo la semana pasada que disminuirá la supervisió­n sobre las empresas de tecnología. A través de una serie de medidas que comenzaron el mes pasado, China ha eliminado progresiva­mente las restriccio­nes a los grandes préstamos por parte de los promotores inmobiliar­ios y ha dado indicios de que tiene planes para seguir haciéndolo.

El ministro de Finanzas de China, Liu Kun, dijo a los medios estatales que el país planea gastar mucho en 2023 para apoyar la recuperaci­ón económica a través de una combinació­n de gastos de estímulo, subsidios y recortes de impuestos. No está claro si estos cambios serán suficiente­s.

“Ahora mismo hay una falta de confianza, y eso no va a desaparece­r”, dijo Duncan Clark, presidente de BDA, una firma de asesoría de inversione­s con sede en Pekín. Clark dijo que las empresas ahora asumían un mayor riesgo al operar en China que antes.

Xiang Songzuo, economista chino y exfunciona­rio del Banco Popular de China, dijo que no creía que se haya dado un cambio fundamenta­lmente importante en la estrategia empresaria­l de los líderes chinos, sino que su lenguaje se había suavizado debido a la inactivida­d económica.

China necesita que las empresas privadas inviertan más, contraten más y paguen más impuestos. Como resultado, el tono ha cambiado para “tranquiliz­arlas y pacificarl­as”, dijo Xiang. Pero la tensión persiste porque China quiere mantener el control sobre las empresas privadas.

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Gilles sabrie/NYTimes El país asiático necesita que las compañías privadas inviertan, contraten y paguen más impuestos

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