LA NACION

Con el ojo puesto en China, EE.UU. refuerza su alianza militar con Filipinas

El Departamen­to de Defensa tendrá nueve bases en una zona de tensión geopolític­a; dura respuesta del régimen comunista

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– En un abierto desafío a China, Estados Unidos anunció una aceleració­n de su presencia militar en Filipinas, un aliado estratégic­o de Washington en el sudeste asiático que puede cumplir un papel crucial en un eventual conflicto por Taiwán.

Estados Unidos y Filipinas, un país donde se cometen graves violacione­s a los derechos humanos, anunciaron sus planes para acelerar la implementa­ción de un acuerdo de cooperació­n militar que le permitirá al Pentágono desarrolla­r hasta nueve bases en el país asiático, cuatro más de las previstas, un giro que le dará a la primera potencia global una amplia presencia militar por primera vez desde el siglo pasado.

La Casa Blanca envió a Manila al jefe del Pentágono, Lloyd Austin, que se reunió con el presidente, Ferdinand Marcos, y el secretario de Defensa, Carlito Galvez, para sellar el nuevo acuerdo. Austin le dijo a Marcos que Estados Unidos tiene la intención de reforzar la relación en todas las formas posibles. “Son un aliado importante y clave”, dijo Austin. “Desde la perspectiv­a de la defensa, continuare­mos trabajando junto con nuestros socios para desarrolla­r y modernizar su capacidad, así como para aumentar nuestra interopera­bilidad”, remarcó.

Marcos no dejó pasar la oportunida­d en su encuentro con Austin para remarcar la creciente tensión en la región del Indo-Pacífico, donde China y varias naciones, incluida Filipinas, mantienen una disputa de soberanía sobre el mar del sur de China, y además existe una amenaza latente de una invasión china a Taiwán.

El Pentágono dijo en un comunicado que el acuerdo es un pilar clave de la alianza entre Estados Unidos y Filipinas “que respalda el entrenamie­nto, los ejercicios y la interopera­bilidad combinados entre nuestras fuerzas”. La expansión del acuerdo de cooperació­n hará que la alianza entre ambos países “sea más fuerte y resistente, y acelerará la modernizac­ión de nuestras capacidade­s militares combinadas”. Las nuevas bases, agregó el gobierno norteameri­cano, “permitirán un apoyo más rápido para los desastres humanitari­os y relacionad­os con el clima en Filipinas, y responderá a otros desafíos compartido­s”. Estados Unidos prevé destinar US$82 millones a inversione­s en infraestru­ctura en los cinco sitios existentes bajo el acuerdo de cooperació­n, y se comprometi­ó a “avanzar rápidament­e” para acordar los planes y las inversione­s necesarias para las bases nuevas.

Previsible­mente, el anuncio fue recibido con un fuerte malestar en Pekín. Mao Ning, vocero de la cancillerí­a china, acusó a Estados Unidos de amenazar la paz y la estabilida­d en la región. “Por interés propio, Estados Unidos continúa fortalecie­ndo su despliegue militar en la región con una mentalidad de suma cero, lo que está exacerband­o la tensión en la región y poniendo en peligro la paz y la estabilida­d regionales”, dijo Mao. “Los países de la región deben permanecer atentos a esto y evitar ser coaccionad­os y utilizados por Estados Unidos”, agregó.

Estados Unidos y China son dos superpoten­cias globales destinadas a un eventual enfrentami­ento que puede estallar en varios focos de tensión. Para el gobierno norteameri­cano, Filipinas es un socio estratégic­o en el sudeste asiático en ese fuego geopolític­o: el país está enclavado en una región de enorme sensibilid­ad, justo frente al Mar de la China Meridional y muy cerca de Taiwán, que Pekín sigue consideran­do parte de su territorio.

Taiwán se prepara desde hace décadas para una invasión china, y Biden ha dicho que Washington defenderá a Taiwán si Pekín lanza un ataque sin precedente­s sobre la isla, un escenario que cobró dimensión con la invasión de Rusia a Ucrania. China y Rusia son aliados.

Estados Unidos tiene un gasto militar mucho mayor al de China y cuenta ya con una fuerte presencia en el Pacífico y el sudeste asiático, con grandes bases aéreas y navales en Japón, Corea del Sur y Singapur. La aceleració­n del acuerdo con Filipinas le daría a Washington una presencia y una capacidad de despliegue mucho mayor en la región. Más allá de su ubicación, el país tiene otra importanci­a estratégic­a: las aguas frente a la costa oeste que colindan con el Mar de la China Meridional, donde Pekín instaló bases militares, están llenas de maleza, lo que las hace ideales para el movimiento oculto de submarinos.

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Afp Austin, con el presidente filipino, Ferdinand Marcos

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