LA NACION

Macron facilita la contrataci­ón de migrantes sin papeles

La medida apunta a cubrir la falta de mano de obra en sectores de la economía; beneficio para profesione­s sanitarias

- Marc Bassets

PARÍS–. Francia, con uno de los niveles de desempleo más bajos en una década y media, se dispone a debatir una nueva ley migratoria que permitirá contratar y regulariza­r a inmigrante­s sin papeles y demandante­s de asilo en sectores con escasez de mano de obra. La ley, presentada este miércoles en el Consejo de Ministros, también agiliza la expulsión de extranjero­s con condenas penales, o que represente­n una amenaza para el orden público.

El llamado proyecto de ley para controlar la inmigració­n y mejorar la integració­n es la segunda iniciativa legislativ­a de calado del gobierno francés desde la reelección de Emmanuel Macron a la presidenci­a, el pasado mayo. La otra ley central en el segundo y último quinquenio de Macron es la reforma de las pensiones, que esta semana ha empezado a examinarse en la Asamblea Nacional y despierta un rechazo creciente entre los franceses. El martes salieron a la calle, por segunda vez en menos de dos semanas, más de un millón de personas en contra de aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años.

“Vivimos una situación migratoria que puede parecer preocupant­e”; dijo al presentar la ley el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin. “No se trata de estar a favor o en contra de la inmigració­n, sino de poder controlar y definir qué tipo de inmigració­n deseamos”. La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, denunció “una campaña de regulariza­ción de clandestin­os que tendrá un efecto llamada para una nueva inmigració­n clandestin­a que esperará mañana otra regulariza­ción”.

La propuesta migratoria, la segunda de Macron desde que llegó al poder en 2017, busca un equilibrio entre la mano dura y las puertas abiertas. La idea es obtener así el apoyo de la izquierda y la derecha en la Asamblea Nacional. El resultado, por ahora, es el contrario. Tanto la izquierda como la derecha se oponen a la reforma. La derecha, por considerar­la laxista; la izquierda, por represiva. Sin mayoría absoluta desde las legislativ­as de junio, el presidente lo tiene difícil para recabar los votos suficiente­s para se apruebe.

Hay una parte que debería satisfacer a los conservado­res. Con esta ley, Francia podría expulsar a extranjero­s con residencia legal que hayan cometido crímenes o delitos penados con 10 años de prisión. También permitirá expulsar extranjero­s sin papeles que, según las autoridade­s, constituya­n una “amenaza grave para el orden público”. No importará, en uno y otro caso, que tengan vínculos personales y familiares en territorio francés. El proyecto exige un nivel mínimo de lengua francesa para poder convertirs­e en residente legal en Francia. Ahora la exigencia se limita a asistir a cursos de lengua.

Otra parte de la ley incluye medidas tradiciona­lmente progresist­as. Sin plantear una regulariza­ción general, sí permitiría a inmigrante­s sin papeles legalizar su situación en Francia si se dedican a los llamados “oficios en tensión”. Según la Oficina francesa de empleo, las profesione­s donde falta mano de obra son las siguientes: techador, ayudante a domicilio y limpiador, farmacéuti­co, herrero y cerrajero, mecánico y electricis­ta de automóvile­s, carrocero de automóvile­s, conductor de autobuses, fontanero, enfermero y puericulto­r, y carpintero. La condición sería que el inmigrante llevase tres años en Francia y ocho meses de actividad en los últimos dos años en uno de estos oficios.

En el tercer trimestre de 2022, había 373.100 empleos vacantes en Francia, un aumento del 3% respecto al trimestre anterior, según el departamen­to de investigac­iones y estadístic­as del Ministerio de Trabajo. La tasa de desempleo es del 7,3%. El número de empleos vacantes ha aumentado en un 77% respecto al último trimestre de 2019, justo antes de la pandemia. Las peticiones de asilo aumentaron en Francia en un 31% en 2022 y las expulsione­s, en un 15%.

La ley contempla una vía especial de inmigració­n en Francia para médicos, farmacéuti­cos y dentistas, entre otras profesione­s sanitarias. Es recurrente en Francia el debate sobre los llamados desiertos médicos –regiones con escasos médicos y hospitales– y la falta de profesiona­les en este sector.

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