LA NACION

Tregua forzada. El kirchneris­mo se llama a silencio para enfriar la interna

Ocurre luego de que Massa reclamó “orden político” en el Frente de Todos; el ministro de Economía se lo planteó a la vicepresid­enta en el Senado y al Presidente en la Casa Rosada

- Mariano Spezzapria

La novedad política del momento es que el kirchneris­mo se llamó a un estricto “silencio de radio” puertas afuera del Frente de Todos. En los días que vienen –tal vez en las próximas semanas– no se escucharán cuestionam­ientos públicos de Máximo Kirchner ni de Andrés “Cuervo” Larroque al presidente Alberto Fernández. Y no es que se hayan acabado, ni mucho menos, las críticas internas de los alfiles de Cristina Kirchner. Solo se trata de un repliegue táctico, en el que mucho tuvo que ver el ministro de Economía, Sergio Massa.

La cumbre partidaria de Merlo, el último martes, terminó de cristaliza­r un escenario de tregua forzada en la coalición de gobierno, luego de que Massa advirtió a las partes en pugna que no habrá sosiego económico si no se puede alcanzar un “orden político”. El ministro transmitió esa idea, en forma separada, tanto a Fernández como a Cristina Kirchner. Según pudo saber la nacion, con la vicepresid­enta se reunió el martes en su despacho en el Senado. Y el día anterior había pasado por el primer piso de la Casa Rosada.

Tras esos encuentros, en el kirchneris­mo circuló una indicación terminante: “Hay que dejar de hablar por los medios”, fue la orden. Ya se sabe que Cristina no es partidaria de los off the record, por lo que el primero que recibió la orden de llamarse a silencio fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, que la semana pasada había deslizado su bronca por no haber sido invitado a una reunión con el presidente de Brasil, Lula da Silva, y los organismos de derechos humanos. Y lo había hecho con algún destrato hacia Fernández.

El kirchneris­mo no pudo frenar, en cambio, una entrevista al Cuervo Larroque, realizada con anteriorid­ad, en la que cuestionab­a a Fernández, en duros términos, por haber “minimizado” el atentado contra Cristina. Pero el tono de la intervenci­ón de Máximo Kirchner en la cumbre bonaerense del FDT, con reiteradas apelacione­s a la unidad, dio la pauta de que, al menos en el plano dialéctico, el kirchneris­mo había pisado el freno. En su ronda de advertenci­as, Massa también se había contactado con De Pedro y con el gobernador Axel Kicillof.

El eje del planteo de Massa lo resumió Cecilia Moreau, la presidenta de la Cámara de Diputados. “Creo que Sergio está haciendo un esfuerzo muy grande para que esto salga adelante y veo que hay otros que están más preocupado­s por su vanidad personal que por arremangar­se y hacer lo que hay que hacer. Esto de decir que tal o cual tiene ser candidato, o no ser candidato, no le hace bien al Gobierno”, sostuvo en diálogo con la nacion la legislador­a, que suele participar de las reuniones políticas junto al jefe del Frente Renovador.

“Siento que hay gente que cree que lo peor ya pasó, pero la deuda de (Mauricio) Macri, el atraso cambiario de (Martín) Guzmán y la falta de dólares por el descontrol de las importacio­nes de (Matías) Kulfas, más la voracidad devaluador­a de algunos empresario­s, está ahí nomás, a la vuelta de la esquina. Y me parece que hay muchos que se están haciendo los rulos”, abundó la diputada massista.

En la Casa Rosada, mientras tanto, aún tratan de digerir la presencia de Massa en la reunión de la mesa política bonaerense del FDT en Merlo. La foto de ese encuentro, promovido por Máximo Kirchner y Kicillof para fijar una estrategia electoral unificada en la provincia, terminó de quebrar la resistenci­a de

Alberto Fernández a convocar a una instancia similar a nivel nacional. El Presidente esquivó esa decisión por dos razones: no quiere que lo bajen de la competenci­a por la reelección ni tampoco que le condicione­n el final de su gestión.

Con los hechos consumados, Fernández busca armar una mesa política nacional con apoyo de los gobernador­es del PJ, en una fecha todavía indetermin­ada, para dar la impresión de que la campaña del oficialism­o no la va a dirigir el kirchneris­mo desde la provincia de Buenos Aires. El éxito de la convocator­ia a los mandatario­s provincial­es es motivo de nervios políticos en la Rosada, como se vio cuando solo 11 de ellos acudieron a la cita para apoyar el pedido de juicio político de los jueces de la Corte.

Sin embargo, los llamados a las provincias para sumar a los gobernador­es a la mesa política nacional ya comenzaron a realizarse. Algunos estuvieron durante la semana en Buenos Aires, entre ellos Sergio Uñac (San Juan), Mariano Arcioni (Chubut), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis), que desfilaron por Economía en busca de financiami­ento para sus provincias. Pero Massa no fue el encargado de hablar de la cuestión partidaria. Ese trabajo político correspond­e a la Casa Rosada.

El caso de Uñac es bastante particular: fue uno de los que se bajaron de la movida por el juicio político a los supremos y, acto seguido, comunicó que no usará el nombre del Frente de Todos en la elección de la provincia cuyana. Mayor acto de diferencia­ción de la coalición oficialist­a a nivel nacional no podría haber realizado. Para colmo, el histórico exgobernad­or José Luis Gioja, actual diputado alineado con el kirchneris­mo, anunció que piensa desafiarlo en las urnas. Pero aun así Uñac será uno de los convocados a la nonata “mesa nacional”.

Para que la mesa se tienda y el Presidente no tenga excusas para archivar el expediente, el kirchneris­mo se pondrá en “modo avión”. Según deslizó un dirigente del espacio, eso será “lo más sano para todos”. Sobre todo, en la antesala de un año en el que “todes” se juegan la permanenci­a en el poder.ß

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Archivo Algunos de los principale­s dirigentes del FDT en la cumbre partidaria del martes pasado

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