LA NACION

Todo cambia con un solo voto: es tiempo de reaccionar

- Gustavo Posse

Ya hemos vivenciado la capacidad de daño que tienen ciertos sectores del oficialism­o cuando están en la oposición. Conocemos su desprecio por la institucio­nalidad y su anacrónico proyecto de país. Un escenario posible es que los mismos se atrinchere­n en la provincia más grande y con mayores bolsones de marginalid­ad del país para boicotear cualquier iniciativa que se intente desde la Nación en caso de que Juntos por el Cambio llegue al gobierno.

De hecho, lo están haciendo en este momento a pesar de ser parte sustancial de la actual administra­ción. Se oponen a cualquier medida racional, por mínima que sea.

Si destruyen “desde adentro”, es fácil imaginar su rol cuando estén definitiva­mente en la oposición. Ya hemos vivido a lo largo de nuestra historia democrátic­a saqueos organizado­s y todo tipo de medidas de fuerza para paralizar gobiernos que buscan generar reformas. Hoy, además, con el agravante de una crisis social y económica casi sin precedente.

Tenemos que aprender de nuestra historia. A diferencia de la mayor parte de las provincias, en Buenos Aires se vota en la misma fecha que a nivel nacional. De este modo, se pierde el foco en la gobernació­n, orientándo­se el voto hacia las candidatur­as nacionales por mayor exposición mediática y las locales por proximidad.

Así, gobernador­es con pésimas gestiones en la provincia logran “por efecto arrastre” de su boleta sábana continuar con el actual estado de situación.

En Buenos Aires, con un solo voto de más se gana una elección, no hay posibilida­d de ballottage. Es así como Juntos por el Cambio tiene la obligación de presentar la campaña y los candidatos más competitiv­os ante una opinión pública suficiente­mente alertada respecto de que cada voto no solo cuenta, sino que puede llegar a ser definitori­o, para que todo ciudadano vote con plena conciencia respecto del valor de su elección para gobernador y terminar con este mal vivir de los ciudadanos bonaerense­s.

El corazón del cambio

Por densidad de población y potencial productivo, Buenos Aires debería ser el corazón del cambio que queremos para todo el país. El fracaso en suelo bonaerense es un ancla para el despegue de toda la Argentina.

A diferencia del oficialism­o, en nuestra coalición existen visiones y valores compartido­s acerca del trabajo, la libertad y de un país inserto política y comercialm­ente en el concierto internacio­nal. Una senda hacia el desarrollo que evite que se siga insistiend­o en recetas y prácticas obsoletas que llevan solamente a la profundiza­ción de la crisis. Esta polarizaci­ón con el Frente de Todos no será solo electoral, sino también de culturas políticas diametralm­ente opuestas.

Es imprescind­ible para un triunfo nacional que marque el rumbo hacia una nueva Argentina que cuente con Buenos Aires como motor.

No se trata de una mirada provincial­ista, sino de un reflejo de la historia: con la provincia en permanente boicot, producto de sectores desestabil­izadores, será muy difícil caminar hacia el horizonte deseado. Del mismo modo, tal como está estructura­da, la provincia es inviable sin el apoyo económico de la Nación.

Ejemplos sobran recienteme­nte. Algunas de las reformas propuestas por el gobierno anterior fueron resistidas con violencia y hasta pedradas. No debe resultar curioso que hoy, frente a un ajuste como pocas veces hemos visto, ninguna voz oficialist­a se levante y la paz social se mantenga.

Tenemos que ser claros y actuar con apertura al diálogo y generosida­d para impedir que el día de mañana, cuando se intente reconstrui­r lo que quede, sea demasiado tarde.ß

El autor es intendente de San Isidro (Juntos por el Cambio)

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