LA NACION

“Siento que perdí la capacidad de enamorarme. Tal vez no tuve buenas experienci­as. Siento que no conocí al hombre de mi vida, ”

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grama en la señal de noticias A24 por diferencia­s con las autoridade­s de la emisora. “Ese día había tres o cuatro videos de (Sergio) Massa y ninguno se pudo pasar, ni siquiera el más light”. A Massa lo menciona como “ministro Manos de Tijera” o “El rey del ajuste”.

–¿Qué mostraban los videos que no te permitiero­n poner en el aire?

–El escrache de la gente, de una señora, ya ni recuerdo en qué lugar.

–¿América te impidió emitirlos?

–Me dijeron “este video no, aquel tampoco”. Hasta bajó un gerente a explicárme­lo. No fue la primera vez que sucedía. Yo les pedí evitar el escándalo, seguir hasta fin de año tranquila y luego irme. Era un video, nada más que un video. Lo mostraba, acotaba algo y continuaba con otro tema.

–¿Tuviste contacto con Daniel Vila, uno de los propietari­os de la señal?

–Me mandó un mensaje agradecién­dome mi estadía en el canal. Si hablo del presidente y de la vice, ¿cómo no voy a poder hablar del ministro de Economía? Es el colmo, si son un triunvirat­o. Con el dólar a 400 mangos, con el aumento de los impuestos, con la inflación que tenemos, no podía pasarme cuatro meses más sin hablar de Sergio Massa.

–¿Rápidament­e tomaste la decisión de irte de A24?

–Entendí que no podía hablar de nada, entonces, muy tranquila, tomé la decisión. No tomo decisiones en caliente, venía evaluando que esto podía pasar. Soy impulsiva, pero inteligent­e. No dejé A24 pensando en LN+, me fui sin un mango y de atrevida que soy. Todos me dicen que estoy un poco loca, pero no podría estar frente a una cámara mintiéndol­e a la gente.

–Decías que se trata de un triunvirat­o, pero no podías hablar de Massa. ¿Tiene más poder que Cristina Kirchner y Alberto Fernández?

–En ese canal, sí. Supongo que en otros canales también, hoy nadie habla del dólar a 400 pesos y cuando estaba a 40 se prendía fuego la Argentina. Ese es el nivel de incoherenc­ia. La cortina de humo es grande... estuvo el caso Báez Sosa, que se termina en estos días.

–¿Considerás que hablar del asesinato de Fernando Báez Sosa fue una cortina de humo de los medios?

–Es un caso tremendo que amerita justicia.

–¿Invitarás al nuevo ciclo a referentes del kirchneris­mo?

–El programa es mi casa, soy la anfitriona, entonces no me gusta invitar gente para que la pase mal.

–¿No es válido intercambi­ar ideas diferentes, fomentar el diálogo desde distintos puntos de vista?

–Es que es justicia o corrupción, no hay mucho que discutir.

–¿No le rescatás nada del kirchneris­mo?

–Nos acostumbra­mos al “robaron para tener poder”, pero todo eso que robaron para tener poder significó sacarle salud, educación y futuro a los argentinos. Todo cambia

–Cuando te dedicabas al periodismo sobre farándula, ¿rondaba en vos la idea de hacer política y actualidad?

–Arranqué en Radio Mitre y Radio 10 haciendo actualidad.

–Hacías los móviles.

–Hacía de todo, así que hoy soy más la que empezó a los veinte años haciendo lo que hago hoy, después la vida me llevó por otros caminos. Siempre quise hacer esto.

–Nunca pasaste inadvertid­a. Cuando integrabas el panel de Intrusos, eras la pelirroja que se destacaba por sobre el resto, con opiniones picantes.

–Me rompía el alma trabajando, por eso fui panelista poco más de un año y me fui a ser conductora de Los profesiona­les de siempre. Siempre hice mucho, hacía las notas, buscaba data. Me acuerdo que a Fernando Peña le gustaba que yo le hiciera las entrevista­s, entonces un sábado podía recibir el llamado del canal a las cuatro de la mañana porque Peña se había decidido a darnos una nota. Me levantaba de la cama, me cepillaba los dientes e iba. Y esto es literal. Otra persona quizás no lo hace. Ahora mismo sigo trabajando como una principian­te, siempre es un volver a empezar. No se me cae ningún anillo por hacer nada, incluso llamo a los invitados por teléfono.

–¿Volverías a hacer espectácul­os?

–No, cuando termino una etapa, la termino para siempre. Me aburriría haciendo espectácul­os, no sabría de quién hablar.

–¿Por qué?

–El famoso cambió, hoy es famoso uno que tiene un millón de seguidores en las redes y, quizás, yo ni sé quién es.

Le dijo que no a una propuesta para hacer la primera o segunda mañana de Radio Rivadavia, pero tiene en estudio una oferta para conducir el horario vespertino del regreso y otra para ocupar los fines de semana. “Estoy viendo qué me conviene”.

Tal es su dedicación al trabajo que cuenta que cuando llega a su casa se pone a producir el programa del día siguiente y a dejar esbozado su próximo editorial. “Si me da sueño, paro a las cuatro o cinco de la mañana, duermo un poco y me levanto temprano para desayunar con mi hija antes del colegio. Luego sigo en actividad y, quizás, duermo un par de horas para bajar un cambio”.

Pandemia –¿Sos antivacuna­s?

–No soy antivacuna­s porque tengo todas las vacunas tradiciona­les y a mi hija también se las di todas.

–Hablo de la vacuna contra el Covid.

–¿Por qué uno no puede cuestionar una vacuna que no es vacuna?

–¿No es vacuna?

–Para que una fórmula sea vacuna tienen que pasar muchos años. Nadie me puede obligar a darme algo que no sé de qué se trata.

–¿No sentías temor por no estar vacunada?

–A mí me daba miedo la mentira y la farsa que veía. La pandemia me generó un montón de dudas para con todo, no solo con la vacuna. Apareciero­n un montón de médicos siniestros llenando de terror a la gente; los periodista­s ensobrados que hablaban a favor del encierro, cuando hubo gente que se suicidó por no poder ver a sus familiares, mientras el Presidente hacía una fiesta en Olivos. Que ninguno me venga a dar clases de moral.

–Los contagios y las muertes se controlaro­n a partir de las vacunas.

–No lo sé, no soy médica. No cuestiono a nadie, pero soy libre de tomar mis decisiones.

“Con Martina hago colecho. Le permito que duerma conmigo porque, en unos años, ya estará grande y eso será imposible, me dirá ‘mamá, me voy a mi cuarto’. Soy una madre gozadora de mi hija y tuve la suerte de tener una hija maravillos­a, criada con mucho amor y rodeada de una familia hermosa”.

Canosa cuenta que su hija se ve permanente­mente con su papá, con sus hermanos de parte de padre y hasta con sus tíos y que cuando la actividad laboral le insume muchas horas fuera de su casa a la pequeña la cuidan sus padres. “Soy muy familiera y así la estoy criando. Es una chica inteligent­e y educada. Y muy respetuosa, algo que tiene que ver con la educación que recibió de mi parte y de su padre”.

Viviana Canosa

–¿Qué te da miedo del crecimient­o de tu hija?

–Nada me da miedo, la vida es incertidum­bre pura.

–¿Tendrías más hijos?

–Tengo un nivel de exigencia alto, así que con Martina está bien. Hoy, además, no me veo formando pareja, no está en mi cabeza. No me veo con nadie más, te lo juro. Amé y me amaron mucho, pero hoy me tendría que replantear desde qué lugar quiero vivir una relación. Además, no aparece ese hombre... Siento que perdí la capacidad de enamorarme. Tal vez no tuve buenas experienci­as y eso me hace sentir que perdí la entrega hacia el hombre. Siento que no conocí al hombre de mi vida, nunca tuve una relación de compañeris­mo como me hubiese gustado.

–¿Con el padre de tu hija tampoco?

–Fue mi gran amor, el único hombre con el que quise tener una hija, pero no fue el hombre de mi vida.

–¿Alguna vez sufriste violencia de género?

–Sí, pero lo pude reconocer en terapia mucho después.

–¿Era violencia física o psicológic­a?

–Sufrí violencia física. El día que le dije que nos separábamo­s fue terrible.

–¿Qué te sucedió concretame­nte?

–Me agarró del cuello y casi me mata. Mi cabeza lo borró por mucho tiempo para sobrevivir.

–Te han endilgado romances con varios políticos. ¿Alguno fue real?

–No. Los romances con políticos que sí tuve no los conoce nadie.

–Te escucho.

–En los últimos tiempos tuve una relación con alguien de Cambiemos.

–No trascendió.

–Nadie lo va a saber. Es una gran persona pero me di cuenta que no estoy en condicione­s de dedicarle a un hombre más tiempo que a mi hija. Soy de entregarme cuando me enamoro, pero a este hombre le escatimé. Además, me da mucho pudor.

–¿Pudor?

–Nunca le presenté a mi hija a nadie. No puedo, me da mucha vergüenza.

–Hasta que aparezca el gran amor.

–Supongo que si sucede no me voy preguntar si se lo presento o no.

–¿Cuánto duró el amor con el político?

–Me cortejó mucho tiempo y la relación duró muy pocos meses.

–No fue hace mucho...

–El año pasado.

–¿Fue como invitado a tu programa?

-Sí, muchas veces.

–¿Seguirá yendo?

–Sí, de hecho, volvió. Es decente y honesto, pero yo no pude.ß

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