LA NACION

Se acelera el histórico éxodo de cubanos que intentan llegar por mar a EE.UU.

Frente a la crítica situación en la isla, en las últimas semanas se detectaron miles de balseros cerca de las costas norteameri­canas

- Daniel Lozano

BOGOTÁ.– “Yo les voy a decir quién va a defender la patria si la atacan: todo el mundo, ¡todo el mundo! El Ejército de Cuba es el pueblo”. Miguel Díaz-canel parafraseó ayer al comandante Fidel Castro en uno de sus alegatos para cerrar filas luego de su éxito diplomátic­o en la cumbre de Buenos Aires.

El presidente cubano compareció en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac), mientras los otros dos dictadores de la región, Nicolás Maduro y Daniel Ortega, se tuvieron que conformar con verla a la distancia desde sus palacios en Caracas y Managua.

De regreso a La Habana a bordo del avión que le cede a menudo su aliado bolivarian­o, Díaz-canel pasó por la capital venezolana para comentar a Maduro las principale­s novedades del encuentro en una especie de minicumbre de urgencia.

En Buenos Aires se comprobó una vez más el romanticis­mo que todavía destila una revolución con 64 años en el poder absoluto, que sirve de contrapeso a la realidad que se vive en la isla: la mayor diáspora de su historia y la irrefrenab­le represión, que ya suma 1057 presos políticos, según confirmó a la nacion la organizaci­ón Prisoners Defenders (PD). En total, 1575 en la región, si se suman los de Venezuela (273) y de Nicaragua (245).

La última tragedia de quienes huyen de la isla enlutó el hogar de la familia Mesa Vázquez, un doble espejo de la coyuntura cubana. De sus tres hijas, Yarelis (25 años) permanece en prisión condenada a siete años de cárcel por el 11-J, el día que los cubanos se rebelaron contra la dictadura más vieja de América. Dos de sus hermanas, Yamily (35) y Yailyn (27), formaban parte de la balsa con 31 personas a bordo que salió de las costas cubanas con destino a Estados Unidos: una de ellas figura en la lista de desapareci­dos (una decena en búsqueda y ocho muertos) y la otra fue rescatada herida.

Tres jóvenes de la Generación Y, como la bautizó la activista y escritora Yoani Sánchez, sacudidas por la misma tragedia. “A mi hija la soltaron porque yo me puse muy mal cuando me dijeron que Yamily había fallecido. Ahora el instructor del caso la ha citado para el lunes (por mañana) en el Técnico (prisión de Matanzas). Los hombres sobrevivie­ntes del naufragio están presos. A un vecino lo fueron a visitar, están todos quemados pero no los dejan pasar medicinas. Ni una pomada para las quemaduras les dejaron pasar”, se lamentó ayer a este diario la madre de las tres jóvenes, Marta Vázquez Molina.

La embarcació­n rústica que naufragó no pudo resistir el fuerte oleaje que se encontraro­n tras partir de la playa de Sierritas, en las costas de Cárdenas, no muy lejos de Varadero. “Todos ellos buscaban mejor vida porque este país está muy malo, no hay comida ni de nada. Se fueron buscando ayudar a sus familias, incluso mis hijas dejaron a sus tres hijos para poder mandarme dinero y que tengan una mejor vida. Y para ayudar a su hermana presa”, señaló Marta Vázquez a la nacion.

En la cárcel donde está recluida, Yarelis no sabe toda la verdad. “Le hemos dicho que su hermana quizá haya sobrevivid­o y esté en un cayo. Que va a aparecer junto a los demás”, reconoció su madre, que tampoco ha perdido la esperanza.

La fuga de cubanos a Estados Unidos es masiva, en la última semana las autoridade­s estadounid­enses reportaron la llegada a sus costas de mil emigrantes, pese a las nuevas disposicio­nes administra­tivas dirigidas a cubanos, haitianos, nicaragüen­ses y venezolano­s.

“La cuestión con estas salidas es que las personas que las realizan siguen pensando que no serán repatriado­s a Cuba. Hay promesas hechas que son falsas, lo mismo sigue sucediendo con los que siguen saliendo y cruzando frontera por México”, precisó a la nacion el sociólogo cubano Leduan Ramírez, experto en migracione­s.

La realidad es que llegar a Estados Unidos no garantiza la libertad para los cubanos, ya que la mayoría son repatriado­s a la isla por haber viajado de forma ilegal. “Los cubanos y haitianos que se hagan a la mar y desembarqu­en en territorio estadounid­ense no serán elegibles para el proceso de parole (programa de emigración) y serán sometidos a procedimie­ntos de deportació­n”, recordó Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional.

Presos políticos

Desde que la represión del 11-J provocara la mayor crisis migratoria vivida por la revolución cubana, más de 330.000 ciudadanos abandonaro­n el país. En las cárceles de la isla, la cifra de presos políticos superó el millar. Y entre ellos figura Yarelis Mesa, quien hoy vive una doble tragedia familiar. La joven salió hace dos años a gritar libertad, la detuvieron en la causa de un asalto a una tienda que fue saqueada en medio de la rebelión popular.

A la cabeza del oscuro ránking continenta­l de los derechos humanos se encuentra Cuba por segundo año consecutiv­o. “Un año nefasto para los derechos humanos, con condenas muy largas para mil procesados, con represión brutal contra el pueblo”, dijo a la nacion Javier Larrondo, presidente de PD.

Entre la interminab­le lista de los perseguido­s se encuentran tres de los principale­s dirigentes de oposición y disidencia: José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu); el artista Luis Manuel Otero Alcántara, al frente del Movimiento San Isidro y el rapero Maykel Osorbo.

Los dos primeros fueron detenidos el mismo 11-J cuando ni siquiera se habían sumado a las protestas y el último ya llevaba varios meses encerrado. Sus condenas varían entre cuatro y nueve años en cárceles en las que ya estuvieron apresados antes del 11-J. Los tres sufrieron malos tratos y desafiaron a la revolución con distintas huelgas de hambre.

“A todos aquellos que dicen que José Daniel Ferrer se va de Cuba les quiero decir que Ferrer no se rinde, no abandona a sus hermanos en desgracia y prefiero mil años en prisión, incluso la muerte, antes que pactar con la dictadura”, destacó el propio opositor ante los intentos del gobierno de desterrar al extranjero a los líderes de la disidencia.

“Cuba tiene más presos que toda Latinoamér­ica junta y más presos que Rusia”, destaca para este diario el historiado­r y especialis­ta en revolucion­es Armando Chaguaceda. “La ciudadanía, una vez destruida buena parte de la oposición, asumió la resistenci­a. Una resistenci­a fragmentad­a, sin liderazgo, sumada al éxodo”, concluye.

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twitter Marineros de un barco filipino ayudan a balseros que intentan llegar a Estados Unidos

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