LA NACION

La sesgada visión del gobierno argentino ante Israel

Nuestra cancillerí­a incurre en una reiterada y repudiable actitud al condenar las operacione­s militares israelíes y no las agresiones palestinas

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Siguiendo su reiterada costumbre de ideologiza­r la lectura de la realidad de los acontecimi­entos globales, la cancillerí­a argentina ha emitido días atrás un repudiable comunicado oficial en el que condenó una operación militar realizada por el Estado de Israel contra objetivos en la Franja de Gaza, olvidando mencionar que esa acción respondió a la necesidad de dar respuesta a los ataques que la Jihad Islámica perpetra casi sin solución de continuida­d contra el Estado judío.

Una vez más, la cartera a cargo de Santiago Cafiero ha optado por aplicar una visión sesgada, incompleta y tendencios­a de la historia y del mundo. En tal sentido, expresó su condena ante “la reciente operación militar desplegada por la Fuerza Aérea de Israel en la Franja de Gaza, que provocó la muerte de civiles palestinos, incluyendo mujeres y niños, y numerosos heridos”, además de manifestar “sus condolenci­as a las familias de las víctimas y al gobierno y al pueblo palestinos”.

El gobierno argentino ha incurrido, así, en otra desviación, pues en buena medida el pueblo palestino en Gaza es víctima de autoridade­s corruptas que utilizan a su población enviándola al frente como escudo humano para provocar una ola de condena por parte de la comunidad internacio­nal cuando se producen bajas como consecuenc­ia de acciones de defensa israelí.

Desconoce en su comunicado la Cancillerí­a que, en las horas anteriores al ejercicio de defensa por parte de Israel, se produjo una serie de ataques desde la Franja de Gaza que incluyeron el lanzamient­o de más de 500 misiles contra zonas civiles. Como señaló la embajada de Israel en la Argentina, “ninguna democracia del mundo dejaría pasar en silencio el lanzamient­o de misiles contra sus ciudades y habitantes”.

Resulta inconcebib­le que las autoridade­s argentinas pretendan ignorar que ataques de esa naturaleza se suceden por parte de organizaci­ones terrorista­s que merecen la condena de quienes defendemos la libertad, los derechos humanos y la dignidad de la vida humana.

Una declaració­n como la contenida en el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino implica equiparar las acciones de un Estado soberano con las de una organizaci­ón terrorista.

A su vez, la Cancillerí­a incurre por acción u omisión en la repudiable actitud de desconocer las caracterís­ticas fundamenta­les de la Jihad y su vínculo con la República Islámica de Irán. Se trata de un país que, desde la revolución que en 1979 depuso al sha Mohammed Reza Pahlevi, está dominado por un régimen teocrático fundamenta­lista que promueve una agenda antioccide­ntal que incluye nada menos que la búsqueda declarada de eliminar al Estado de Israel y la constante promoción del terrorismo, del que nuestro país ha sido víctima directa en 1992 y 1994.

Por si eso fuera poco, el régimen de los ayatolas procura completar un inquietant­e programa nuclear que, en caso de ser alcanzado, provocará una grave amenaza a la paz y la seguridad internacio­nales y una inevitable carrera de proliferac­ión en la región más complicada del mundo.

La declaració­n del gobierno argentino contradice una larga tradición de amistad entre la Argentina e Israel y coloca irresponsa­blemente a nuestro país del lado de quienes promueven el accionar del terrorismo y violan las libertades.

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