LA NACION

“Psicólogo runner”. Las claves para elegir al mejor entrenador

La ayuda se vuelve crucial cuando la mente quiere hacer cosas que el cuerpo no puede; los consejos de los expertos

- Ezequiel Brahim

Empezar a correr parece una tarea sencilla: consiste en acelerar la caminata hasta despegar ambos pies del piso. De hecho, cientos de personas inician a diario una rutina de entrenamie­nto enfocada en mejorar su capacidad para trotar. El cuerpo se adapta a la nueva exigencia y, en poco tiempo, se puede recorrer más distancia y a mayor velocidad. Esos primeros pasos son como una nueva relación idílica, surge un enamoramie­nto con la actividad que parece maravillos­a. Se mejora muy rápido, se conoce mucha gente con la misma afinidad, los parámetros de salud mejoran claramente.

Aunque, a veces, la mente quiere hacer cosas que el cuerpo no puede. Allí surge en escena una especie de “psicólogo de pareja”, para reconcilia­r cuerpo y mente, que se llama entrenador.

Tres entrenador­es que son referencia en el país por tener atletas en Juegos Olímpicos, por entrenar a miles de runners, por ser parte de los equipos técnicos argentinos o por llevar décadas en la formación atlética hablaron con y confesaron la nacion 9 secretos para elegir al mejor entrenador.

Leonardo Malgor encabeza una fábrica de atletas que, con sede en Mar del Plata, entrena a cientos de corredores en todo el país y ha logrado clasificar a representa­ntes argentinos para los Juegos Olímpicos de Pekín, Londres y Río. Es formador de otros entrenador­es y ha dado conferenci­as, clínicas de atletismo y presentaci­ones por todo el país.

Así como ha iniciado a miles de personas en la actividad, sabe de la importanci­a de elegir el entrenador correcto. Es por eso que comparte estos consejos:

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“Si se trata de arrancar con un nuevo entrenador, me aseguraría de que este comprenda la altura de los objetivos del corredor y que su planificac­ión esté alineada con estos”.

Rescata Malgor, como una de las funciones primordial­es de estos “psicólogos de pareja”, poder preparar el cuerpo para lo que desea la mente. Organizar una rutina de entrenamie­nto que sea acorde con los anhelos del corredor.

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“Si se tratara de un corredor aficionado, que se entrena a distancia, dejaría bien en claro un día al mes para poder hablar y evacuar las consultas con el entrenador. Si se trata de un atleta de elite, trataría de que el entrenador por elegir sea alguien al que pueda ver semanalmen­te al menos una vez”.

En el caso del entrenamie­nto a distancia, que cada vez es más habitual, Malgor marca la división entre el aficionado, donde generalmen­te el objetivo último es mantenerse saludable y el atleta de elite que coloca el rendimient­o por delante de todo. Cada uno tiene requerimie­ntos diferentes.

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“Para llegar a un gran objetivo o de alto rendimient­o, el entrenador debe tener la experienci­a de haber transitado el alto rendimient­o deportivo y de haber tenido resultados concretos”.

Leo descubre un motivo crucial en la selección o el cambio de entrenador por parte de los atletas profesiona­les, que van a dedicar todo su esfuerzo tras la guía de un profesiona­l. En el atletismo nacional es muy difícil prepararse para competir a nivel internacio­nal, pero no imposible: muchos atletas de Malgor lo han demostrado.

La dureza del entorno

Desde Mar del Plata, en un vuelo de más de mil kilómetros, aterrizamo­s en Esquel. Una tierra que no parece muy amigable con el running, con sus nevadas, inviernos bajo cero y vientos imponentes. Pero desde allí Rodrigo Peláez ha logrado formar campeones nacionales y atletas olímpicos. Quizá la dureza del entorno logró forjar a campeones como Eulalio Muñoz, Karina Neipan o el gaucho “Lalo” Ríos, pero allí también Rodrigo tuvo la calidez para que muchísimos niños abrazaran el deporte. Así, también los aficionado­s han buscado su guía y él comparte para ellos estas claves:

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“Primero buscaría una persona que represente, en la mayor medida posible, mi filosofía, mi forma de ver el deporte y la vida”.

Peláez entiende el deporte como algo más que un pasatiempo. Es una forma de crecimient­o personal, ya sea un atleta de elite o un aficionado recreativo, Rodrigo propone que se lleven de la actividad un aprendizaj­e que enriquezca sus vidas.

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“Que sea optimista, motivador y realista, pero que sepa ver mis fortalezas”. Este equilibro es muy importante. Por eso Rodrigo marca con certeza buscar el lugar justo. Un entrenador demasiado optimista puede plantear objetivos imposibles, que terminen frustrando e incluso lastimando a su alumno. Pero también ser demasiado precavido puede limitar el desarrollo de todo el potencial.

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“Buscaría un entrenador predispues­to a escucharme, interpreta­r mis momentos, manejar mis ansiedades con criterio”.

Acá vuelve el concepto de “psicólogo de pareja”: no cualquier paciente puede ir con cualquier psicólogo. Tiene que lograrse una empatía para que el guía entienda y sienta los estados del alumno. Y así pueda acompañar a través del entusiasmo, la frustració­n, el cansancio y las ilusiones.

La técnica y los objetivos

El final del viaje termina en San Miguel, Buenos Aires, para encontrars­e con Fernando Díaz Sánchez, jefe del área de medio fondo, fondo y marcha de la Confederac­ión Argentina De Atletismo (CADA), que tiene entre sus filas a atletas como el dos veces olímpico Javier Carriqueo, que en otra oportunida­d nos contaba sobre la transición de la pista a la montaña. Y también ha entrenado a cientos de runners, con un gran trabajo en la técnica de carrera y en la búsqueda de objetivos acordes con cada expectativ­a y realidad. Desde Palo Alto, California, acompañand­o al atleta Federico Bruno, comparte con la naestos tres pilares.

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“Una de las principale­s consignas es la empatía primaria que el atleta establece con ese entrenador. Dentro de mi propio equipo lo he preguntado y siempre hay un componente subjetivo que te hace elegir, no hay una regla y quizá al no ser algo absoluto, es bueno guiarte por esa elección espontánea”.

Esa sensación interna, difícil de describir al detalle, pero que hace que se elija a una persona y no a otra. Puede ser intuición, puede ser “química”, pero es necesaria.

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“De cambiar de entrenador, quizás tenés que buscar íntimament­e que te hace falta suplir de tu actual; el esquema, la correspond­encia, la calidad técnica o tu propio proyecto. Creo esto último es lo más relevante: elegir quien pueda acompañart­e”.

Un punto que aún no se había tocado y es muy común: cambiar de entrenador. Ya con una primera o varias experienci­as, cómo lograr una buena y superadora transición.

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“En el alto rendimient­o es más complejo. El atleta per sé tiene ya una forma de trabajo (y éxito) instalada. Los entrenador­es de ese rango, también. Amalgamar estos fuertes criterios es el primer desafío.

“Luego está la cuestión ambiental. La mayoría viven en lugares distantes, hay que trabajar mucho la comunicaci­ón, que, como cualquier capacidad, necesita estímulo.

Tres entrenador­es de referencia, tres perspectiv­as desde tres rincones de la Argentina para atesorar nueve consejos sobre cómo elegir un entrenador.ß

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Detrás del apasionado atleta, el papel del entrenador puede resultar decisivo

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