LA NACION

Antonio Gala. Poeta, dramaturgo y novelista de pluma punzante, selló la cultura de España

- Daniel Gigena

España está de luto por la muerte, ayer, del poeta, dramaturgo, narrador, articulist­a y protagonis­ta de la escena cultural de su país antonio Gala. Desde los reyes hasta el presidente Pedro Sánchez, pasando por escritores y lectores, lo despidiero­n con devoción en redes sociales. Había nacido en Brazatorta­s (ciudad Real) el 2 de octubre de 1930; debido a que su familia se trasladó a córdoba cuando él tenía nueve años, había adoptado con orgullo la “ciudadanía” andaluza y se lo reconocía como “poeta cordobés”. “El andaluz es alegre porque tiene la alegría debajo del misterio”, postuló. El multipremi­ado escritor, que tenía cáncer, falleció en la sede de la Fundación antonio Gala (antiguo convento de corpus christi), donde residía, y que había creado para apoyar la carrera de los jóvenes artistas e investigad­ores.

Ávido lector desde la niñez, Gala ingresó a los quince en la carrera de Derecho en la Universida­d de Sevilla y, como alumno libre, cursó Filosofía y letras, ciencias Políticas y Económicas en la Universida­d de Madrid. Se graduó en todas. antes de sus años de bohemia en Portugal, intentó llevar una vida monástica en la orden contemplat­iva de los cartujos; no obstante, su temperamen­to no estaba destinado a la contemplac­ión y menos al silencio, como él mismo revela en su apasionant­e autobiogra­fía Ahora hablaré de mí.

En 1959 comenzó a dar clases de filosofía e historia del arte y su poemario Enemigo íntimo –vital, sensual y osado– recibió un accésit del Premio adonáis. a partir de 1963, con la publicació­n de Los verdes campos del

Edén se consagró como dramaturgo y pudo dedicarse por completo a la escritura. alternaba obras de impronta realista y absurda con otras de contenido literario (como El sol en el hormiguero, inspirada en Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift

o ¿Por qué corres, Ulises?, suerte de secuela escénica de la Odisea)e histórico. abordó los traumas de la Guerra civil Española en Noviembre

y un poco de hierba y los cambios en la sociedad española a lo largo de varias décadas en ¡Suerte, campeón! También criticaba el consumismo, que para él era la contracara del vacío existencia­l. “Hay que reaprender la vida y la universida­d es el mundo”, supo decir en diálogo con el periodista español Jesús Quintero.

En simultáneo, siguió escribiend­o y publicando poemarios que resultaban, según él mismo, tan exitosos como sus obras de teatro. “no escribo ni para que me quieran ni para que me citen. Escribo para comunicar las cosas, lo necesito hacer por destino. Soy escritor porque no tengo más remedio. Se es escritor, aunque no se escriba y hasta el último día de tu vida”.

Publicó artículos en El País, desde 1976 hasta 1998, que luego se convirtier­on en libros (Charlas con Troylo y A quien conmigo va, entre otros). Entre 1982 y 2015 publicó columnas semanales en el diario El Mundo, llamadas “troneras”, donde a partir de una noticia diaria daba rienda suelta a su inventiva y sus opiniones. Estas últimas le trajeron problemas con la comunidad judía (que lo acusó de antisemita y “judeófobo”), la derecha (por sus posturas de “izquierda sin partido”, que reivindicó tras la muerte de Franco) y la izquierda española (por esas mismas posturas), el feminismo y el movimiento lGBT. “Yo me encuentro un poco incómodo en todas partes y por eso no pertenezco a ningún colectivo ni voy a ningún sitio. Soy un extraño en el paraíso, como el libro de Terenci Moix”, hizo saber.

En 1985, la escritora Mercedes Fórmica lo acusó de plagio por el guion de un programa para TVE. “He escrito tanto que creo que podría plagiarme a mí mismo”, sostuvo Gala en su caracterís­tico estilo, jocoso para algunos e irritante para otros.

Desde 1973, cuando sufrió una perforació­n del duodeno que lo mantuvo en estado crítico, comenzó a utilizar bastones. con el tiempo, acrecentó una colección de tres mil piezas (dijo que no colecciona­ba bastones sino amigos y admiradore­s que se los regalaban). las malas lenguas decían que no lo necesitaba.

Fue un novelista tardío y exitoso. a los sesenta años, en 1990 publicó El manuscrito carmesí, una novela histórica sobre Boabdil, último rey nazarí de Granada, con la que ganó el Premio Planeta. le siguió otro best seller, La pasión turca (1993), que fue llevadaalc­ineporVice­ntearanda.Su última novela fue Los papeles de agua, de 2008. Publicó varios libros de relatos y –no podía faltar en el repertorio de un escritor de frases punzantes e irónicas– un libro de aforismos. Visitó la Feria del libro de Buenos aires en 1997, para presentar su novela La

regla de tres, protagoniz­ada por un escritor bisexual. En la argentina muchos de sus libros se encuentran en mesas de saldos y usados. “no se escribe para que te lean, como no se suda para oler de determinad­a manera –graficó–. Escribir es semejante a respirar: una necesidad”.

En 2002, creó su fundación para apoyar y becar la labor de creadores de 18 a 25 años, con el lema del

cantar de los cantares, “Ponme como un sello sobre tu corazón”. Para muchos, antonio Gala nunca dejará de latir. ●

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