LA NACION

El inventor maldito del virreinato

- Joaquín Garau

Durante el Virreinato del Río de la Plata existió una sociedad secreta dedicada a presumir de los logros de sus integrante­s. En un territorio en el que estaba todo por hacerse, hombres y mujeres se reunían para tirarse en cara los descubrimi­entos, inventos y hallazgos que habían hecho y que convertirí­an a la colonia en la envidia de Europa. Entre los invitados asomaba un español, el joven José Francisco de andalucía, cuyo padre había saltado a la fama en España al inventar el vocablo “tapa” para referirse a un bocadillo al paso para matar el hambre. No conforme con eso, había desarrolla­do el concepto de “caña” para hablar de una bebida alcohólica, preferente­mente una cerveza, para beber entre amigos. al juntar ambas, la gastronomí­a española, golpeada por el avance napoleónic­o, tuvo un boom nunca visto.

Por eso, el joven José Francisco de andalucía iba a las reuniones de la sociedad secreta para escuchar a los demás miembros mientras soñaba con algún día poder presumir de su propio invento. El 25 de mayo de 1810 tuvo que tolerar cómo saavedra, moreno, Paso y Belgrano canchereab­an que habían conseguido la franquicia de la Revolución francesa y habían instalado su primer local en el cabildo. Y no fue el único revés.

mientras intentaba dar con un negocio, una idea o un concepto que honrara a su ilustre apellido, el pobre Francisco de andalucía recibía una mala noticia tras otra. Belgrano había dado el golpe con la creación de la Bandera, y san martín había iniciado un negocio de work and travel en chile y Perú. Y no fue todo, ya que llegaban malas noticias por correo. así, Francisco de andalucía tuvo que tolerar una carta de José Gervasio de artigas que fue leída en voz alta: “compatriot­as, os informo que tras haber compartido un chivito con otros colegas de armas, nos hemos quedado hablando largo y tendido sin levantar platos ni cubiertos. así, hemos descubiert­o la ‘sobremesa’, un espacio temporal de distensión y ocio, que estoy seguro de que se expandirá rápidament­e. atentament­e, la Banda Oriental”.

sin embargo, su gran decepción fue una tarde en que la sociedad secreta convocó a una reunión de emergencia para mostrar el gran descubrimi­ento que había hecho el equipo de investigac­ión de Juan manuel de Rosas: al parecer, la leche con azúcar dejada al fuego el suficiente tiempo daba como resultado una sustancia apetitosa. “La llamaremos dulce de leche”, anunciaron, y Francisco de andalucía estalló de furia.

No sabía qué hacer o cómo destacar. Estaba a punto de anunciar de viva voz que renunciaba a tan honrosa institució­n secreta cuando López y Planes, quien le había ganado de mano en la composició­n del Himno, irrumpió en la sala: “¿Quién de vosotros ha dejado su carreta interrumpi­endo el paso?”. Hubo silencio. “Os he preguntado quién ha dejado su carreta junto a la mía”. En ese preciso momento, y lejos de asustarse, José Francisco de andalucía se puso de pie y anunció: “He sido yo. a falta de lugar para estacionar he creado la doble fila”. Hubo un murmullo generaliza­do hasta que profundizó: “invento imprescind­ible cuando se desea hacer un trámite veloz o recoger un paquete o una epístola”. Y su idea se ganó un lugar en todo el virreinato.

Primero se la vendió a sarmiento, y desde entonces y hasta el día de hoy en cada colegio de la república se ven filas de vehículos en doble fila, estoicos, presumiend­o del símbolo nacional. También Rivadavia, chiclana y Pueyrredón compraron el concepto al por mayor y lo distribuye­ron a sus márgenes, haciendo honor a la memoria de José Francisco de andalucía. algunos llegaron a pensar que estacionar en doble fila era el deporte nacional.

sin embargo, su creación se convirtió en su propio demonio. circular por el virreinato se volvió imposible, y además de carrozas en doble fila comenzó a ver algunas sobre las veredas, o en las esquinas, o a 45°, y hasta copias baratas como la triple fila. Ofuscado por semejante ataque a su idea original, decidió volver a España. momentos antes de partir, José Francisco de andalucía dio lugar a su segundo gran invento en territorio rioplatens­e, al acuñar una frase que se repite hasta hoy: “Este país no da para más”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina