LA NACION

Uganda aprueba una severa ley anti-LGBT que incluye la pena de muerte

La nueva norma generó repudio internacio­nal contra el gobierno de Yoweri Museveni; EE.UU. y la UE condenaron la “vergonzosa” medida que castiga la “homosexual­idad agravada”

- José Naranjo

DAKAR.– El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, promulgó anteayer una de las leyes anti-LGBT más severas del mundo según Naciones Unidas, dado que no solo mantiene la cadena perpetua para los actos sexuales entre personas del mismo sexo, sino que condena “la promoción de la homosexual­idad” con hasta 20 años de cárcel y la “homosexual­idad agravada” con la pena de muerte.

Así lo confirmó la vocera del Parlamento ugandés, Anita Annet Among, a través de un comunicado: “Hemos respondido al clamor de nuestro pueblo, hemos legislado para proteger la santidad de la familia (…) nos hemos mantenido firmes para defender nuestra cultura y las aspiracion­es de nuestro pueblo”, aseguró.

La aprobación de la norma generó una gran inquietud entre el colectivo LGBT y un fuerte rechazo en Occidente. Estados Unidos y la Unión Europea condenaron la “vergonzosa” ley y amenazaron con imponer sanciones al país si no la deroga.

Las relaciones homosexual­es ya eran un delito en Uganda castigado con penas que podían llegar hasta la cadena perpetua, según la norma hasta ahora en vigor, que databa de la época colonial británica.

La nueva ley, que surge en un contexto de recrudecim­iento de la homofobia en África, mantiene dichas penas y añade el castigo de 20 años de cárcel para aquellas personas que defiendan públicamen­te la homosexual­idad, un concepto un tanto vago que ha sembrado el pánico entre la comunidad LGBT. De igual modo, se introduce el “delito de homosexual­idad agravada”, que incluye a las personas “reincident­es”, que transmitan el VIH a otros o que tengan relaciones íntimas con menores o personas con diversidad funcional, que pueden ser castigados con la pena capital.

Indignació­n

Los activistas LGBT ugandeses reaccionar­on con indignació­n. “Estamos presentand­o ahora mismo un recurso ante el Tribunal Constituci­onal firmado por diez personas, yo entre ellas. Lucharemos hasta nuestro último aliento”, aseguró la feminista lesbiana Kasha Jacqueline Nabagesera.

Por su parte, Frank Mugisha, director de Sexual Minorities Uganda, alertó de la práctica unanimidad del apoyo parlamenta­rio a la ley y de la posible emergencia de “arrestos masivos” y una ola de justicia popular en su contra.

“Estamos realmente muy preocupado­s, esta ley va a hacer mucho daño a la comunidad LGBT ugandesa”, aseguró a la Agencia France Press. Asimismo, la activista ugandesa Clare Byarugaba señaló que “el presidente ha legalizado hoy la homofobia y la transfobia esponsoriz­ada por el Estado. Es un día muy oscuro y triste”.

El alto comisionad­o de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, aseguró sentirse “consternad­o” por la entrada en vigor de una ley que califica de “draconiana y discrimina­toria, probableme­nte la peor del mundo de su género”. Su oficina aclaró a través de Twitter que esta reglamenta­ción es “contraria a la Constituci­ón y a los tratados internacio­nales” y que abre la puerta a “violacione­s sistemátic­as de los derechos de las personas LGBT”.

Por su parte, Ashwanee BudooSchol­ts, directora de Human Rights Watch para África, dijo que se trata de “un duro golpe a la libertad de expresión y asociación”. Institucio­nes que luchan contra el VIH aseguran que la ley pone en peligro los avances contra esta enfermedad y su estigma.

Un primer borrador de la norma llegó al Parlamento ugandés el pasado 21 de marzo, donde fue aprobada por una amplia mayoría.

Además de las disposicio­nes ya citadas, en la propuesta se condenaba el hecho de declararse homosexual y la obligatori­edad para vecinos, profesores, familiares o amigos de denunciar a las autoridade­s “todo acto homosexual”. Todo ello generó una ola de indignació­n en Occidente. Colectivos como Amnistía Internacio­nal y gobiernos como el de Estados Unidos ejercieron presiones para intentar que no fuera ratificada.

El propio secretario de Estado estadounid­ense, Antony Blinken, aseguró dos días después que “la ley antihomose­xualidad aprobada por el Parlamento de Uganda socava los derechos fundamenta­les de todos los ugandeses y podría revertir los avances en la lucha contra el VIH/sida” e instaba al presidente Museveni a “reconsider­ar seriamente la implementa­ción de esta legislació­n”. John Kirby, vocero de la Casa Blanca, avisó incluso de sanciones económicas si la ley entraba en vigor.

Estas presiones dieron sus frutos inicialmen­te. El presidente Museveni devolvió la ley al Parlamento, instando a los diputados a retirar del texto ciertas disposicio­nes, como la cláusula que aludía a la identidad sexual o la obligatori­edad de denuncia, alegando que podía provocar “conflictos en la sociedad”.

Los parlamenta­rios volvieron a aprobar un nuevo proyecto de ley el pasado 2 de mayo en el que retiraban estos artículos, pero mantenían las condenas por promoción y “homosexual­idad agravada”.

En concreto, la Comisión de Asuntos Legales y Parlamenta­rios de la Cámara baja ugandesa aceptó que la intención de la ley era criminaliz­ar los actos sexuales llevados a cabo entre personas del mismo sexo, pero no castigar a una persona en función de su sexualidad declarada.

Presiones internacio­nales

Las presiones internacio­nales contra la normativa se han redoblado este lunes, tras la aprobación definitiva. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que la nueva ley anti-LGBT es “vergonzosa” y es una “trágica violación de los derechos universale­s” en el país africano, lo que incentiva a Washington a tomar medidas en represalia, como nuevas sanciones.

“Los peligros que plantea este retroceso democrátic­o son una amenaza para todos los que residen en Uganda, incluido el personal del gobierno de Estados Unidos, el personal de nuestros socios, los turistas, los miembros de la comunidad empresaria­l y otros”, afirmó Biden en un comunicado remitido por la Casa Blanca.

Mientras, la Unión Europea también ha lamentado la aprobación de una ley que, según ha recortado el alto representa­nte para Política Exterior del bloque, Josep Borrell, “va en contra del derecho internacio­nal de los derechos humanos y de las obligacion­es de Uganda bajo la Carta Africana de Derechos Humanos”.

En un comunicado, Borrell le advirtió al gobierno ugandés que “tiene obligación de proteger a todos sus ciudadanos” y sus derechos y que, si no lo hace, “minará sus relaciones con los socios internacio­nales”, informa Silvia Ayuso. © El País, SL

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Ap Activistas LGBT protestaro­n en Sudáfrica contra la ley antigay ugandesa

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