LA NACION

Una vida turbulenta y breve, que engendró un espléndido legado espiritual y artístico

Las confesione­s de Rita Marley, viuda del músico, muestran el lado más íntimo y oscuro del líder de The Wailers, una trama de celos, infidelida­des y violencia, que la nueva biopic omite

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Ambos se casaron jóvenes, en 1966. Rita, que luego estudiaría enfermería, venía de una familia de músicos y empezó a cantar desde niña, influencia­da por el R&B que llegaba por radio desde Estados Unidos y por el ska y otros ritmos que sonaban en la isla. Cerca de la casa donde vivía con su tía ensayaba un grupo llamado The Wailers, que empezaba a grabar sus primeros sencillos de rock steady. Al ver pasar a aquellos músicos hacia Studio One, el “Motown de Jamaica”, la joven conoció a Peter Tosh, Bunny Livingston y a Marley.

La música fue un nexo de unión entre ellos desde el comienzo y todavía lo es: Rita y su familia gestionan el legado del ídolo fallecido a los 36 años y lo siguen recordando con frecuentes publicacio­nes en las redes sociales. La esposa de Bob integró varios grupos de voces de mujeres (Las Soulettes, I-Threes), que acompañaro­n en el escenario y grabaron con los Wailers.

Rita, que ya tenía una hija -Sharon-, fruto de un romance de juventud, pronto se convertirí­a en la “sombra” del artista. En sus memorias, No Woman No Cry: mi vida junto con Bob Marley (2004), esta afrodescen­diente nacida en Cuba recuerda el clima de pobreza y violencia que reinaba en aquellos suburbios, así como sus salidas con Bob a los salones de baile, el primer beso en el cine Ambassador (al que iban los pobres) o su primer encuentro sexual, en la cocina de la casa donde Marley vivió después de abandonar la vivienda familiar. “Estoy enamorada de este hombre”, pensó después de que se besaran en una playa, mirándose a los ojos, mientras cantaban.

Se casaron “de forma impulsiva” luego de que Cedella Malcolm Marley, madre del cantante casada con un estadounid­ense, enviara a su hijo un pasaje para viajar a los EE.UU. Él no se iría sin Rita: ya eran “el uno para el otro, almas gemelas con una química natural y positiva”, afirma ella en el libro, pero lo hizo. Viajó a Delaware, trabajó en una fábrica y en un hotel, y volvió de Estados Unidos a los ocho meses.

Entregados a un estilo de vida rasta, se dedicaron a ampliar la familia. Primero llegó Cedella (su apodo era “Nice Time”, como la canción) y, como “la música es arte pero también negocio”, fundaron el sello Wail ‘N Soul’M (en referencia a los Wailers y las Soulettes), a través del cual producían sus discos. Vivían en la casa de la tía de Rita, donde improvisar­on un espacio de venta de vinilos, que Rita también repartía en bicicleta, y allí se juntaban a tocar con amigos de Bob. “Con él mucha gente aprendió la disciplina y la paciencia necesarias para hacer música”, postuló ella.

La pareja quería independen­cia y se mudó a la casa que el padre de Bob -un oficial británico- había dado a su madre en St. Ann’s, en Nine Mile, sin electricid­ad y donde plantaron papas y coles. Con los pocos discos que vendían en Kingston, compraban lo que necesitaba­n. “Él tenía un solo par de calzoncill­os, que Rita lavaba cada noche”. Pasada la experienci­a, volvieron a Trench Town, y Rita retomó su actividad con las Soulettes, “las Supremes del Caribe”, que empezaban a conocer la fama.

Más tarde, la pareja se mudó a otro inmueble, por rispideces con “Tía”, que era quien alertaba a su sobrina sobre lo que no iba bien en la pareja. “A veces Bob y yo teníamos peleas violentas, aunque como niños; no para ‘matarnos’, sino peleas de amor”, cuenta en sus memorias, donde replica las advertenci­as que le hacía su tía: “¿Por qué tienes la cara así, o que te ha pasado en la mano? Cuando un hombre te pega, la cosa va mal.

Está claro que te maltrata”, le decía.

Sin embargo, para Rita, el suyo y el de Bob “era un amor inquebrant­able”. “Éramos más que marido y mujer, éramos amigos”, escribió. La música como puente seguía presente: el grupo Wailers/Soulettes empezó a sonar en radio y TV y los shows comenzaban a traspasar fronteras; tocaban en Cuba y otros países del Caribe.

El cantante de soul norteameri­cano Johnny Nash y su socio Danny Sims buscaban material para su discográfi­ca, JAD Records, e iban a Jamaica con frecuencia. Al ofrecerles un contrato, los jamaiquino­s empezaron a ganar dinero y al poco tiempo Nash los llevó a Nueva York, en una época que fue poco feliz para Rita: su esposo “flirteaba con otras mujeres”. Por aquel entonces, también nacía Ziggy Marley, el varón que Bob tanto esperaba.

JAD encargaba versiones de la música de los Wailers: “Stir It Up” fue un gran éxito y también “Guava Jelly”, versionado por Barbra Streisand. Con la capacidad compositor­a de Bob, querían convertir a Nash en estrella, mientras los músicos solo recibían regalías mínimas. El sello tenía los derechos y se vieron engañados. Poco o nada del material grabado se publicó en vida de Bob, aunque el mercado se inundó con aquellos temas tras su muerte.

A comienzos de los 70, Bob y Rita volvieron sin ingresos a casa de “Tía”; su música no sonaba ni en Estados Unidos ni en Jamaica. Nuevamente embarazada y por necesidad, ella viajó a Estados Unidos para trabajar de criada. Mientras Bob escribía en Jamaica temas como “My Woman is Gone”, “Baby” o “Come on Home”, también dejaba embarazada­s a la par a otras dos mujeres, cuyos hijos nacieron casi junto con Stephen Marley. “Me di cuenta de que nos estábamos separando, alejando, y me enojé”, confesó ella, que acabó queriendo a esos chicos “como a sus hijos”. Seguía adorando a Bob “pero ya no podía confiar en él”. No se divorció porque no era propio de una rasta, y puso su empeño para que fueran amigos y familia.

El productor Chris Blackwell decidía apostar entonces por su música con su discográfi­ca, Island Records. Les compró una casona en un barrio residencia­l de Kingston, en el 56 de Hope Road, que se convirtió en un hervidero de actividad y donde Bob llegó a sufrir más tarde un atentado. En esa propiedad que es hoy el principal museo dedicado a Marley en Jamaica, se instalaron los Wailers y Bob tenía amoríos con otras mujeres. El sello les editó su primer álbum, Catch a Fire, que fue un éxito inmediato.

Rita se fue a Bull Bay mientras Bob se relacionab­a con la fotógrafa Esther Anderson. Allí tuvo su primera casa y se dedicó con éxito a la agricultur­a. Bob a veces iba, hacían el amor y llegaban las promesas. “Apoyaba a Bob en todo lo que hacía y nunca dejé de confiar en él, mantenía muy bien a su familia y era generoso con el dinero”.

Rita relata en el libro que, aunque siempre estuvieron casados, Anderson no fue la primera ni la última mujer extraofici­al de Bob. “Quizás por el hecho de que hubieran tantas y tantas mujeres, cada vez me resultaban menos amenazador­as, aunque con algunas incluso tuviera hijos… Yo acabé cuidando de muchos de ellos”, apuntó Rita, que a pesar de ello mantenía con él relaciones esporádica­s. “El nidito para esos encuentros era el sótano”, que usaban como estudio, y la música era su “alimento”.

Los hijos mostraban talento y empezaban a seguir sus pasos. Bob aparecía con otras mujeres mientras Rita iniciaba un vínculo con el futbolista jamaicano Owen “Tacky” Stewart. El rey del reggae se mostraba posesivo y ella, cansada, le dijo que no tendrían más relaciones sexuales. Él insistía en que “era su esposa y la deseaba”. Ella volvió a quedar embarazada, todo mientras el músico se mostraba con su nueva novia, la Miss Mundo Cindy Breakspear­e, a quien también embarazó. En 1974, Rita dio a luz a Stephanie Marley.

Con la compañía de Tacky, empezó a regentar un restaurant­e de productos naturales en Hope Road y Bob era su mejor cliente. “Tenía que estar junto a mi marido para que comiese bien”, dijo Rita, mientras

cuidaba de varios de los hijos de las otras mujeres. “Cargaba con mi cruz pero también creo que se trataba de un amor incondicio­nal. No aprobaba lo que Bob hacía, pero no podía impedirlo. La mayoría no eran relaciones serias y él solía decir: ‘Un hombre debe tener suficiente­s mujeres’”. Rita lo aceptaba. “Él sabía que podía contar conmigo, que no me interesaba el glamour, ni las fantasías ni la fama, que yo lo devolvería a la realidad porque había estado a su lado desde el principio”.

Ya separado de Peter Tosh y Bunny Livingston, comenzaría una etapa de nuevos éxitos para Bob Marley and the Wailers, junto a las I-Threes, con siete años por delante de giras por África, Europa y Estados Unidos, junto a la grabación de nuevos discos.

Marley inició entonces un romance con Pascalene, una princesa de Gabón. “Aunque habíamos acordado ser amigos y yo había soportado bien su talante mujeriego, tenía que seguir enfrentánd­ome a su actitud posesiva para conmigo, a la que nunca renunció. Cometía sus infidelida­des delante de mis narices, y a la vez desconfiab­a de mí.¿Es necesario que tengas algo con alguien a todas las ciudades a las que vas?”, se preguntaba Rita. Cuando se alojaban en los hoteles, él revisaba las cuentas para ver si ella había hablado con Tacky. “Resulta difícil creer que fuese tan celoso”. Un día la encontró con un técnico en la habitación y reaccionó violentame­nte: “Bob me levantó de la cama gritando como un poseso, me sostuvo en alto unos instantes y luego me dejó caer. Y todo mientras él estaba con otra de sus novias durante la gira”, cuenta.

Rita estaba preparando su álbum cuando Bob se enfermó, y abandonó su proyecto, puesto que “él era su prioridad”. En los últimos y más exitosos años de la vida del máximo exponente del reggae, ella cantó con él. “Trabajar con Bob siempre era algo nuevo e interesant­e, quienes lo hicieron lo corroborar­on”, sostenía.

Cerca del final

Tras la independen­cia de Jamaica del Reino Unido, en 1962, la población negra había ganado en derechos pero en la isla había altos índices de pobreza y criminalid­ad. En 1976, ya famoso mundialmen­te, Marley era considerad­o la voz del pueblo tras conseguir que el mundo se fijara en Jamaica, y Hope Road se convirtió en una especie de centro de asistencia social. Día y noche llegaba alguien pidiendo verlo, o se alojaban personas que se escondían de otras bandas. Los partidos políticos pidieron al artista que ayudara a estabiliza­r el país y a apaciguar a las juventudes de los guetos. Entonces se organizó un concierto por la paz, recordado por el famoso acto en el que Marley logra que se den la mano dos rivales políticos de la isla, Michael Manley (PNP) y Edward Seaga (JLP).

“Se rumoreaba que lo hacía para el partido del gobierno el PNP, cuando eso no era cierto. Eso hizo que le advirtiese­n que lo podían asesinar. Era todo caótico. Intentaron matarnos”, relata Rita, que fue víctima de un disparo, al igual que Bob, quien se salvó porque la bala le rozó el pecho y le impactó en el codo. Durante el show, el músico se arremangó, enseñó las heridas al público y recreó el tiroteo mediante una danza, “pero estaba asustado”. La familia se trasladó una temporada a Nassau.

Marley pasó un tiempo en Londres y Rita se mudó a una zona residencia­l de Kingston con los niños. Cuando por aquel entonces Eric Clapton versionó “I Shot the Sheriff ”, a Bob “se le empezó a considerar un revolucion­ario que luchaba con su música, la mayoría de los cantantes estadounid­enses importante­s de la época habían escuchado a Bob Marley: Stevie Wonder quería hacer una gira con él y Roberta Flack viajó a Jamaica”. Mientras, “los servicios secretos norteameri­canos controlaba­n los movimiento­s de Bob, que a veces estaba en compañía de hombres muy peligrosos; estaba un tanto paranoico y tenía los nervios a flor de piel”.

Se aproximaba la que sería su última gira. Compró una casa en Nine Mile, donde hoy está su mausoleo, pero “no se sentía feliz; hasta las mujeres se habían convertido en un problema para él”. En 1975, jugando un partido de fútbol -deporte al que era aficionado- se lesionó un dedo, tras lo cual se reveló la presencia de un melanoma maligno.

Cuesta abajo

En 1980 fueron a tocar a Nueva York. Bob salió a correr por Central Park y colapsó. “El médico dice que tengo cáncer”, le dijo a su leal compañera. La enfermedad se había extendido al hígado, los pulmones y el cerebro, y comenzaron las sesiones de radioterap­ia que le hicieron perder pelo. El 4 de noviembre de 1980 pidió que lo bautizaran. “Todos llorábamos”, apunta Rita. Sin el conocimien­to y consentimi­ento de su esposa, lo llevaron a un hospital alemán, donde le realizaron intervenci­ones de shock: lo operaron las amígdalas, le extrajeron dientes y sangre “para purificarl­a”, relata Rita. “Comprendí que todo sería cuesta abajo, y aunque las cosas no estuviesen bien entre nosotros, él seguía buscando apoyo en mí. Para él seguía siendo un pilar, a pesar de todas las mujeres que revoloteab­an a su alrededor”.

Agonizando, Marley quiso regresar a Jamaica, pero solo llegó a Miami, donde pudo reunirse con Rita y con sus hijos, a quienes dio instruccio­nes y dijo que siempre los acompañarí­a. “El dinero no compra la vida“, le dijo a Stephen. Rita cantó para él hasta que se le cerraron los ojos. Envolvió su cabeza con la banda roja, negra y verde que llevaba en la cintura y exclamó preceptos bíblicos. Los restos mortales del cantante fueron trasladado­s a Jamaica, “aunque lo más adecuado hubiera sido África, el lugar con el cual soñaba”.

Durante dos días, su cadáver yació en la capilla ardiente en el National Arena de Kingston. Tenía un brazo sobre la guitarra y una Biblia en la otra mano. Se acercaron miles de personas y se celebraron tributos musicales en las calles. Rita cantó en su memoria, al igual que un nuevo grupo reggae conformado por Sharon, Cedella, Ziggy y Stephen, sus hijos, que se hicieron llamar los Melody Makers.

Como no había testamento, las disputas por su herencia y su legado fueron largas. En el año 2000, la revista Time reconoció a Exodus como Álbum del siglo, y como Canción del siglo a “One Love”, el mismo tema que hoy da título a la biopic.ß

 ?? AP ?? Marley en concierto, a fines de los 70
AP Marley en concierto, a fines de los 70
 ?? ArchIvo ?? En familia, a comienzos de los años 70
ArchIvo En familia, a comienzos de los años 70
 ?? InstAgrAm ?? Bob Marley y Rita se casaron en 1966
InstAgrAm Bob Marley y Rita se casaron en 1966
 ?? InstAgrAm ?? Rita con Ziggy, el primer hijo varón de la pareja
InstAgrAm Rita con Ziggy, el primer hijo varón de la pareja
 ?? Archivo ?? En 2001, con la estrella de Bob en Hollywood
Archivo En 2001, con la estrella de Bob en Hollywood
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Archivo La casa-museo en Kingston

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