¿Vamos al teatro?
Ir a ver una buena obra siempre es una experiencia única e inolvidable. Propuestas de Club LA NACION para redescubrir la magia de este arte ancestral que nunca deja de emocionar.
El teatro nació en Atenas, Grecia, entre los siglos V y VI a. C., y hoy sigue emocionando a generaciones de espectadores de todas las edades. Puede llevarnos de la risa al llanto en tan solo un acto, siendo una fuente inagotable de creatividad y reflexión. Además de entretenernos y divertirnos, fomenta el pensamiento crítico y nos invita a dejar volar la imaginación. Clásico, contemporáneo, cómico e incluso a oscuras, hoy está más vivo que nunca y vale la pena salir a disfrutarlo.
En el Teatro Astros se presenta Cae la noche tropical, una adaptación de la novela de Manuel Puig a cargo de Santiago Loza y Pablo Messiez. La obra se centra en la historia de dos entrañables hermanas octogenarias que viven en Río de Janeiro. A partir de su cotidianeidad, recuerdan la importancia del afecto frente a lo extraño del mundo. Para reír y emocionarse.
En el Teatro Astral, también sobre la avenida Corrientes, Porteñas está protagonizada por Andrea Politti, Cecilia Milone, Romina Richi y gran elenco. Cuenta la historia de seis mujeres aparentemente diferentes pero unidas en la lucha por la libertad y el amor, y nos lleva en un viaje a través del siglo XX. Historia, humor, emoción y tragedia para reflexionar acerca de una sociedad cada vez más individualista y fragmentada.
Finalmente, Mi hijo solo camina un poco más lento se presenta en el Teatro Astros y fue premiada internacionalmente. Narra la historia de Branko, un joven de 25 años que debe enfrentar un acontecimiento que impacta a su familia. La pieza teatral cuestiona las relaciones familiares, explorando las complejidades de las conexiones emocionales, el amor y el vacío. A través de esta experiencia escénica, somos invitados a reflexionar sobre nuestras propias relaciones desde una perspectiva íntima. Porque lo más lindo de este tipo de obras es que nadie sale igual que como entró.
Nada se compara con la energía de ver a los actores desempeñándose en vivo y a pocos metros