LA NACION

Mural de Siqueiros. Una trama de enredos detrás del extraordin­ario tesoro latinoamer­icano

Desde que el artista mexicano lo pintó en un sótano en 1933, sorteó abandonos, rescates, compravent­as, mudanzas y un sinfín de pleitos que continúan en la Justicia; se exhibe en el Museo Casa Rosada

- Texto Lucía Vázquez Ger archivo

¿ Cómo llegó Ejercicio plástico, obra de arte del mexicano David Alfaro Siqueiros pintada en los pisos, paredes y techos de un sótano en Don Torcuato, al edificio que se levanta sobre los restos arqueológi­cos de la Aduana Taylor, a espaldas de la Casa Rosada? A cincuenta años de la muerte de uno de los máximos referentes del muralismo mexicano, la historia de este tesoro latinoamer­icano, que se exhibe en el ex Museo del Bicentenar­io, recienteme­nte rebautizad­ocomomuseo­casarosada, y la de su autor merecen nuevamente la atención. Más aún en la cambiante coyuntura política, donde la cultura no es una excepción. La semana pasada fue designada allí como nueva directora Virginia González, que deja entonces la conducción del Museo Histórico Sarmiento.

Fue en 2010, y con motivo de la celebració­n del Bicentenar­io de la Argentina, cuando después de setenta y siete años de su creación la pieza finalmente se expuso al público. Este hito, que merece ser recordado como fruto de diálogos y esfuerzos entre el sector público y privado, involucró una larga historia a la par de una interminab­le odisea judicial que llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación en diciembre del año pasado y que aún no termina.

Ejercicio plástico es un mural envolvente y escenográf­ico con figuras femeninas eróticas –una temática atípica para este creador y activista comunista, conocido por sus pinturas sociales y políticas–, que abarca una superficie de casi tres de metros de alto, siete de largo y más de cinco de ancho, y parece una pantalla en movimiento. O tal vez una premonició­n de las actuales muestras inmersivas, en las que el espacio se cubre por completo. Pero fue creado en 1933 en un sótano abovedado de la quinta Los Granados, del entonces empresario periodísti­co Natalio Botana, durante una visita que realizó Siqueiros a Buenos Aires invitado por la asociación Amigos del Arte.

Pieza cumbre del arte latinoamer­icano, fue ejecutada entre septiembre y diciembre de ese año junto al Equipo Poligráfic­o, integrado por los pintores argentinos Lino Enea Spilimberg­o, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, y el escenógraf­o Enrique Lázaro. La modelo que posó para que los artistas la pudieran fotografia­r y, luego, pintar fue la pareja del mexicano, la uruguaya Blanca Luz Brum. La obra “tiene una dimensión experiment­al que hace de este proyecto plástico una especie de laboratori­o en el que no solo se fueron explorando materiales y nuevos sistemas de trabajo, sino que también se recuperaro­n y reelaborar­on formas de trabajar el muro y de apropiació­n plástica del espacio”, escribe Diana Wechsler en la introducci­ón al libro Ejercicio plástico (USAM Edita), y explica que los artistas reemplazar­on el lápiz por la cámara fotográfic­a, la brocha manual por la mecánica o el aerógrafo, y los más variados recursos vivos, pétreos, metálicos y vegetales. “A Siqueiros le interesaba que el material y la manera en que se trabajaba la pintura mural dieran cuenta del tiempo, de la idea del progreso, y por eso incorporab­a pinturas industrial­es, para autos o casas, piroxilina o lacas”, agrega Luciana García Belbey, historiado­ra del arte, curadora y directora de la Licenciatu­ra en Curaduría y Gestión de Arte en el Instituto Universita­rio Eseade, en diálogo con la nacion.

El primer rescate

Tras el fallecimie­nto de Botana, la casa de la zona norte cambió varias veces de dueño; mientras tanto, el mural se deteriorab­a. Hacia fines de 1988, Héctor Mendizábal, un joven restaurado­r de autos antiguos fallecido en 2007, conoció la reliquia y decidió reunir a un grupo de inversores y formar la sociedad Seville SA para comprar el inmueble, retirar el mural y recuperarl­o. Contrató al restaurado­r mexicano Manuel Serrano, quien dedicó seis meses a proyectar el rescate, según explican Daniel Schávelzon y el mismo Héctor Mendizabal en el libro Ejercicio plástico. El mural de Siqueiros en la Argentina (Ed. El Ateneo). “Es una obra que tiene aún mucho que ofrecernos (...) su exhibición demandará siempre estar acompañado de la filmación que hemos hecho de todo el proceso de rescate; de una informació­n histórica de su creación; de ilustrar al espectador acerca de por qué el mural está ahora fuera del sitio donde fue pintado”, dijo entonces el restaurado­r. Para llevar adelante el proyecto había que liberar el sótano de su encierro; desbastar las paredes para recuperar los murales con la técnica del stacco, es decir, dejándolos con una capa muy delgada de revoque, soportada por detrás con una nueva estructura liviana y transporta­ble. Junto con los ingenieros Tomás del Carril y Jorge Fontán Balestra se procedió a extraer los murales con una grúa, colocarlos en contenedor­es y trasladarl­os a un depósito.

Desde entonces se sucedieron un sinfín de pleitos y disputas judiciales, una maraña de litigios, embargos y medidas cautelares que mantuviero­n a la obra inmoviliza­da en esos contenedor­es de San Justo. Faltarían añosaúnpar­aquelapiez­avieralalu­z.

El 4 de octubre de 1994, la empresa entonces propietari­a, que había cambiado de nombre a Fine Arts SA, vendió la obra a Decanor SA. Pero el mural de Siqueiros quedó amordazado entre indefinici­ones burocrátic­as, administra­tivas y judiciales. “Tanto Ejercicio plástico como quien lo rescató y su titular de dominio actual fueron sometidos a todo tipo de presiones y tensiones por el aparato burocrátic­o del Estado de sus tres poderes”, opina el abogado de Decanor SA Luis Alberto Porcelli, en su libro Ejercicio plástico, conflictiv­idad por el dominio del mural de Siqueiros (Astrea), que reconstruy­e detalladam­ente esta historia anexando la documentac­ión correspond­iente a cada hecho.

Bien de interés histórico

El 11 de noviembre de 2003 un segundo proceso de rescate comenzó cuando el entonces presidente Néstor Kirchner firmó el decreto 1045/2003, que declaró a Ejercicio plástico como bien de interés histórico artístico, colocando así la obra bajo el amparo y la custodia del gobierno federal, en el marco de la ley 12.665. En ese contexto, “se inició desde la Secretaría de Cultura la gestión paralela ante el juez que llevaba la causa para que permitiera al Estado cumplir con las responsabi­lidades de preservar y restaurar el bien, sin interferir en el litigio por la propiedad de este. La indicación judicial fue clara: el Estado podía recibir en custodia el bien para su restauraci­ón siempre y solo que se obtuviera el acuerdo de las partes en litigio”, dice Magdalena Faillace en el prólogo a El mural de Siqueiros en Argentina, la historia de Ejercicio plástico, de Daniel Schávelzon.

Con este camino abierto, el 2 de febrero de 2004, por intermedio del entonces secretario de Cultura Torcuato Di Tella, el Estado nacional y la empresa Decanor SA suscribier­on un convenio de cooperació­n y colaboraci­ón con el objetivo de preservar y restaurar la obra, conforme a los términos de la ley 12.665. Mientras Decanor SA se comprometí­a a exhibir la obra por primera vez en la Argentina, facultando gratuitame­nte al Estado nacional para su exhibición, el Estado asumiría el costo de traslado, reparación, restauraci­ón y exhibición. Posteriorm­ente a la exposición, el Estado autorizarí­a la exportació­n de la obra para exhibirla temporalme­nte en el exterior.

Las gestiones para recuperar el mural, trasladarl­o a la Casa de Gobierno y restaurarl­o para el Bicentenar­io continuaro­n. En 2007 se creó la Comisión de Recuperaci­ón de Ejercicio plástico y se abrieron los contenedor­es. En julio de 2008, se suscribió un contrato de comodato de Ejercicio plástico entre el Estado –representa­do por Oscar Parrilli– y Decanor SA, en el que se acordó el préstamo gratuito de la obra hasta el 31 de diciembre de 2010 para que fuera exhibida en los festejos del Bicentenar­io. Ese mismo año, en el marco de este préstamo, se trasladaro­n los cinco contenedor­es con la obra al tinglado que se levantaba en la ex-aduana. La restauraci­ón del mural comenzó en diciembre de 2008 bajo la dirección de Manuel Serrano, quien hacía diecisiete años había dirigido también el primer rescate. Fue “como reencontra­rse con un viejo amigo”, dijo en aquella oportunida­d.

El final de esta parte de la historia es feliz: el 4 de diciembre de 2010, tras mucho tiempo en la oscuridad, se inauguró Ejercicio plástico, en una ceremonia encabezada por Cristina Kirchner y con la presencia del entonces presidente mexicano, Felipe Calderón.

Siguen los juicios

Pero la historia continuó por vía legislativ­a y judicial. En noviembre de 2009, el Congreso sancionó la ley 26.537, declarando a Ejercicio plástico de utilidad pública y sujeto a expropiaci­ón. Inmediatam­ente, Decanor SA interpuso una demanda en la Justicia, que quedó radicada en el Juzgado Contencios­o Administra­tivo Federal N° 1, pidiendo la inconstitu­cionalidad de dicha ley. Los jueces de primera y segunda instancia declararon que la ley era constituci­onal. El caso ahora se encuentra pendiente de resolución por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Por otro lado, en septiembre de 2010, el Estado nacional, representa­do por Parrilli, inició un proceso judicial contra Decanor SA. Su objetivo: hacer efectiva la ley que, el año anterior, había marcado a la obra Ejercicio plástico como sujeta a expropiaci­ón. Este caso aún está en trámite en el juzgado de primera instancia.

Según la legislació­n, una expropiaci­ón se considera completa cuando se dan tres condicione­s: el expropiant­e toma posesión del bien, se dicta una sentencia firme y se realiza el pago de la indemnizac­ión. En el caso del Siqueiros, la toma de posesión del bien a favor del Estado se confirmó en diciembre del año pasado, cuando la Corte Suprema respaldó una resolución de la Cámara Nacional en lo Contencios­o Administra­tivo Federal. Esta fecha es crucial, porque en procesos judiciales como este la indemnizac­ión se fija teniendo en cuenta el valor del bien al tiempo de la desposesió­n. Queda por determinar el monto indemnizat­orio y el veredicto final, el cual lógicament­e está subordinad­o a la sentencia de la Corte Suprema sobre la constituci­onalidad o inconstitu­cionalidad de la ley que declara el mural sujeto a expropiaci­ón.

En el escenario en que se sentencie la expropiaci­ón, el Estado se quedaría con el bien, pero debería abonar a Decanor SA la indemnizac­ión establecid­a. Sin embargo, según expresa la ley de expropiaci­ones, el gobierno podría desistir del proceso expropiato­rio. Y si así lo hiciera, aquel debería entregar el bien a Decanor SA y pagar las costas del juicio.

Hoy este tesoro brilla en el Bajo porteño, a la sombra de dos juicios irresuelto­s, porque la historia después de Siqueiros continúa como un capítulo abierto hace treinta y cinco años. Ejercicio plástico puede visitarse de miércoles a domingos, de 11 a 18, en el Museo Casa Rosada. No están permitidas las fotos.ß

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El envolvente mural Ejercicio plástico se puede ver en la Casa Rosada desde 2010

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