LA NACION

Alex Soros. De joven playboy a liderar un imperio muy político

Detestado por la extrema derecha global, el empresario y filántropo húngaro de 93 años confió en su cuarto hijo para continuar su causa progresist­a

- texto Rafael Mathus Ruiz Correspons­al en EE.UU.

Un apellido ha proliferad­o en los últimos años en las conversaci­ones políticas en Estados Unidos, sobre todo en los foros de la ultraderec­ha: soros. El filántropo húngaro george soros, famoso por sus sagaces inversione­s y su generosa chequera, llegó incluso a tener una página de wikipedia –bastante larga– dedicada exclusivam­ente a las teorías conspirati­vas que lo tienen como blanco predilecto. a la hora de buscar un culpable de todo aquello que altere los nervios, el rincón más extremista del país pone a soros en el tope de la lista. Y todo indica que eso seguirá ocurriendo.

a sus 93 años, george soros decidió dar un paso al costado, y eligió como heredero de su imperio a su hijo alexander, quien prometió ampliar el impulso de su padre a las causas progresist­as. “soy más político”, dijo en una entrevista con The Wall Street Journal.

alex soros, 38 años, es el cuarto hijo de george soros, el mayor de los dos varones que tuvo junto con su segunda mujer, susan weber. alex no era el heredero natural del imperio de 25.000 millones de dólares forjado por george y la labor de la open society Foundation­s, el brazo filantrópi­co a través del cual soros impulsó la democracia, la igualdad, la lucha contra el cambio climático, el matrimonio gay, el periodismo, la legalizaci­ón del cannabis o el acceso al aborto, entre otras causas.

Durante años, Jonathan soros, el menor de los tres hijos del primer matrimonio de soros, con annaliese witschak, aparecía como su sucesor natural, el elegido. Pero las diferencia­s con su padre terminaron por alterar el plan de sucesión.

nacido y criado en nueva York, alex soros estudió en la Universida­d de nueva York y completó un doctorado en historia en Berkeley, California. a diferencia de su hermano Jonathan, quien se involucró en los negocios financiero­s de su padre, el joven alex se mostró desde su juventud mucho más interesado en la labor filantrópi­ca de su progenitor, algo que, según él mismo remarcó, cultivó desde temprano en las conversaci­ones familiares. La filantropí­a, llegó a bromear, “es más el negocio de la familia que el negocio real de la familia”.

Lejos de espantarse por la atención y los ataques que recibió su padre por su respaldo a las banderas de la izquierda, el joven soros se ha mostrado decidido no solo a continuar con esa labor, sino a expandirla.

Ya años antes de tomar el timón del imperio soros, el joven creó su propia fundación, la alexander soros Foundation, con el fin de promover la justicia social y los derechos humanos y comenzar a marcar su propio camino.

alex soros se mostró mucho más proclive a involucrar­se en la política doméstica que su padre, a respaldar a políticos demócratas y a promover una mayor inclusión en el Partido Demócrata con el objetivo de frenar a Donald trump. El heredero también se mostró mucho más abierto a vincular su trabajo con el judaísmo, una identidad que, ha dicho, está envuelta en “valores universale­s de justicia social”. soros comenzó a definir su papel filantrópi­co con una primera contribuci­ón de 250.000 dólares al Jewish Fund for Justice a los 25 años.

su improbable ascenso a lo más alto del imperio familiar se dio a la par de un cambio personal. De niño, alex soros era introverti­do, tenía sobrepeso, y creció con las precaucion­es y el peso que trae aparejados su apellido, además de su fortuna.

Con el correr de los años, su perfil mutó. Desarrolló una pasión por los deportes, en particular el fútbol americano –es fanático de los new York Jets–, la filosofía y la política, levantó su perfil y cultivó una alta vida social, codeándose con celebridad­es, supermodel­os, paseándose por alfombres rojas y fiestas y ganándose fama de playboy. Entre sus amigos y conocidos está, por ejemplo, el cantante Usher, y uno sus amores pasados fue la modelo Chanel iman.

Pero la última revelación de su vida privada llegó el último san Valentín. alex soros posteó una foto en su cuenta de instagram abrazado a huma abedin, de 47 años, histórica mano derecha de hillary Clinton y su colaborado­ra más cercana.

abedin tuvo un tortuoso matrimonio con anthony weiner, el excongresi­sta demócrata que cayó en desgracia cuando salieron a la luz fotos suyas semidesnud­o que había enviado a través de mensajes privados en twitter. weiner terminó sentenciad­o a 21 meses de prisión por haber intercambi­ado mensajes sexuales con una adolescent­e de 15 años, y quedó para siempre marcado como uno de los responsabl­es de la derrota de la campaña presidenci­al de 2016 de hillary Clinton.

Cerca de la elección, el FBI reactivó la investigac­ión del e-mailgate sobre Clinton cuando apareciero­n correos suyos en una computador­a de weiner a raíz de las investigac­iones sobre su conducta. abedin y weiner se divorciaro­n tiempo después.

al frente del nuevo imperio familiar y estrechame­nte vinculado al progresism­o de Estados Unidos, soros parece decidido a estirar todo el músculo de su apellido en la política norteameri­cana. su primera misión: impedir el regreso de trump a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre próximo. El joven soros dejó entrever en The Wall Street Journal que jugará un papel en los comicios.

“Por mucho que me encantaría sacar dinero de la política [dejar de financiarl­a], mientras la otra parte lo haga, nosotros también tendremos que hacerlo”, afirmó.ß

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Alex y George Soros, en una imagen de sus redes sociales

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