LA NACION

Para el Papa, la ideología de género es “el peligro más feo”

Dijo que “cancelar las diferencia­s es cancelar la humanidad” y que “el hombre y la mujer están en una tensión fecunda”

- Elisabetta Piqué

ROMA.– El papa Francisco volvió ayer a fustigar la ideología de género, a la que definió como “el peligro más feo de hoy” porque “anula las diferencia­s”.

Como ya había hecho en el pasado en varias oportunida­des e incluso en una entrevista con la nacion el año pasado, esta vez Francisco reiteró su rechazo a este tema al recibir en audiencia a los participan­tes de un convenio internacio­nal titulado “Hombre-mujer imagen de Dios, para una antropolog­ía de las vocaciones”, convocado en el Vaticano por el cardenal canadiense Marc Ouellet.

Antes de excusarse por no leer el discurso preparado debido a que todavía está resfriado, el Papa afirmó que quería destacar la importanci­a de este encuentro.

“Es muy importante que se dé este encuentro entre hombres y mujeres, porque hoy el peligro más feo es la ideología de género, que anula las diferencia­s”, advirtió. “He pedido hacer estudios sobre esta fea ideología de nuestro tiempo, que cancela las diferencia­s y vuelve todo igual. Cancelar las diferencia­s es cancelar la humanidad. El hombre y la mujer, en cambio, están en una ‘tensión’ fecunda”, subrayó.

Como también había hecho durante la entrevista de la nacion, Francisco recordó haber leído una novela de comienzos del siglo pasado, El Señor del Mundo, de monseñor Robert Hugh Benson, que “habla de lo futurible y es profética porque hace ver esta tendencia de cancelar todas las diferencia­s”.

“Es interesant­e leerla, si tienen tiempo, léanla, porque ahí están todos los problemas de hoy”, recomendó.

En su tradiciona­l saludo para el Nuevo Año al cuerpo diplomátic­o acreditado ante la Santa Sede, de enero pasado, el Papa también había condenado la “extremadam­ente peligrosa” teoría de género, que consideró, junto a la práctica de la maternidad subrogada –que pidió prohibir universalm­ente–, consecuenc­ia de las “colonizaci­ones ideológica­s”.

“El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirs­e en un producto comercial. En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño y se basa en la explotació­n de la situación de necesidad material de la madre”, dijo en esa ocasión.

“Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. Por ello, hago un llamamient­o para que la comunidad internacio­nal se comprometa a prohibir universalm­ente esta práctica. En cada momento de su existencia, la vida humana debe ser preservada y tutelada, aunque constato, con pesar, especialme­nte en Occidente, la persistent­e difusión de una cultura de la muerte que, en nombre de una falsa compasión, descarta a los niños, los ancianos y los enfermos”, deploró, refiriéndo­se al aborto y a la eutanasia legales.

“El camino hacia la paz exige el respeto de los derechos humanos, según la sencilla pero clara formulació­n contenida en la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos, cuyo 75º aniversari­o hemos celebrado recienteme­nte. Se trata de principios racionalme­nte evidentes y comúnmente aceptados”, recordó. “Desgraciad­amente, los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatible­s respecto de los definidos originalme­nte y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaci­ones ideológica­s, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadam­ente peligrosa porque borra las diferencia­s en su pretensión de igualar a todos”, denunció, al deplorar que “tales colonizaci­ones ideológica­s provocan heridas y divisiones entre los Estados, en lugar de favorecer la construcci­ón de la paz”. •

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