Sur global. Art Dubai, una feria que tiende lazos entre América y Medio Oriente
Galerías de todo el mundo exhiben durante el fin de semana obras creadas por migrantes en suburbios de grandes ciudades; Julio Le Parc y la presencia argentina, un capítulo que nunca falta
“Me parece muy importante entender que el sur global es más un estado mental que un lugar geográfico”, dice Pablo del Val, director artístico de Art Dubai. Esa diferencia esencial es la que se busca plasmar en la magnífica edición de la feria, en Madinat Jumeirah, Dubai, que se celebra bajo el patrocinio de Su Alteza el Jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y gobernante de Dubai. Abrió sus puertas ayer y seguirá hasta el domingo.
La edición de este año busca ampliar las definiciones del “sur global” más allá de las fronteras geográficas y económicas tradicionales, haciendo hincapié en las historias compartidas y los distintos relatos de comunidades de todo el mundo, desde Delhi, Teherán y El Cairo hasta Bogotá y Guatemala, así como en la diáspora de centros como Londres, París y Nueva York. Esta mirada es también el tema central de la próxima edición de la Bienal de Venecia, que pone el foco en los migrantes y cuyo título será “Extranjeros por todas partes”. También Bienalsur aborda el arte por fuera de los centros consagrados de poder, con propuestas que dan la vuelta al mundo y que, desde su primera edición, ponen el eje en el sur global.
“Algunas de las obras más fantásticas que se exhiben en la feria fueron creadas en suburbios de grandes ciudades por migrantes –dice Del Val—. Vas a París y una de las producciones más importantes es la de los artistas magrebíes. En Los Ángeles, algunos de los artistas más importantes están en las áreas donde no se habla inglés”. El desafío, para el curador, radica en la posibilidad de coexistir en sociedades de diálogo y de respeto ,“como es el caso de Dubai, integrada por más de 22 micro sociedades: es supermul ti cultural, pero nadie deja de ser de donde es”.
“Me interesa muchísimo la gente que se va con la maleta afuera y creo que los latinos lo han hecho toda la vida”, apunta el curador. Y añade: “La creación latinoamericana es muy cercana a la de Medio Oriente porque hay realidades que son ineludibles y hay unos diálogos brutales de carencias y de excesos”.
Pero también señala algunas diferencias irreconciliables: “Llegas aquí, y si eres indio, paquistaní o argentino, tienes toda una comunidad con la que interactúas y no pierdes tu esencia. En Dubai, nadie deja de ser de dónde es. Nadie pierde su identidad y son parte de esa historia común y eso me parece que cultural y artísticamente produce un cuerpo de obra y un modo de entender la realidad que es muy curioso. Se funden sin dejar de ser ellos. En América, en cambio, el gran estado fallido es que eso no existe”.
Dubai es uno de los siete Emiratos Árabes Unidos. En esta joven ciudad, con la mayor cantidad de rascacielos del planeta, el descubrimiento del petróleo provocó un cambio total en la economía. Sus moles integran un paisaje singular. Tan solo por dar un ejemplo, con 828 metros, el Burj Khalifa es el edificio más alto del mundo. Y los museos dejan huella indeleble. Con un mix que combina el diseño francés con la herencia árabe, el Louvre de Abu Dhabi, en la isla de Saadiyat, es el primer museo universal del mundo árabe, diseñado por Jean Nouvel, que abrió sus puertas en 2017, tras un acuerdo millonario entre el gobierno francés y el emirato. Buscan “reunir diferentes culturas, para arrojar nueva luz sobre las historias compartidas de la humanidad”. Se exhiben piezas de Leonardo Da Vinci, Antonio Canova, Auguste Rodin, Yves Klein, Pablo Picasso, Jean Tinguely y Piet Mondrian. Hay una estatua monumental con dos cabezas de Jordania.
Con más de un centenar de espacios de arte contemporáneo moderno y digital de más de 60 ciudades de 40 países de los cinco continentes, Art Dubai incluye todas las geografías de Oriente Medio, África, Asia Meridional, el Sudeste Asiático, India, Pakistán y países emergentes. A su vez, refleja el continuo crecimiento de esta ciudad como centro creativo mundial. La feria está organizada en cuatro secciones: Contemporánea, Art Dubai Modern, Bawwaba (que significa “puerta” en árabe) y la tercera edición de Art Dubai Digital, uno de sus puntos fuertes con propuestas novedosas.
Con cur aduría de e mil ia nova ldés, conservador jefe del Museo de Arte Moderno (MAMM) de Medellín, Colombia, la edición 2024 de Bawwaba tiene como título “Sanación” y presenta una serie de prácticas artísticas que exploran la sanación a nivel personal y espiritual, pero también social, histórico y político, examinando las formas en que se relacionan estas distintas escalas del proceso de sanación. Una selección de diez proyectos individuales muestra a artistas que conciben el arte como un lugar de reconocimiento, curación y encuentro. En esta sección, la artista argentina Cecilia Bengolea, que tuvo un solo show en la última edición de Contemporary Istanbul, presenta una serie de performances.
Art Dubai Modern, con curaduría de Christianna Bonin, se centra en la obra de destacados artistas de la región que participaron en intercambios culturales con la Unión Soviética después de 1960. Y cuenta con una pluralidad de voces artísticas de lugares tan aparentemente distantes y distintos como Uganda, Siria, Ucrania y Sri Lanka, invitando a considerar conexiones que trascienden las fronteras geopolíticas existentes y vinculan Oriente con Oriente y Sur con Sur.
En esta edición de la feria no participaron galerías argentinas, como sí en la edición pasada, en la que la obra de Pablo Siquier, en el stand de la galería Benzacar, cautivó a compradores locales. Este año, la galería Continua, con sedes en San Gimignano, Pekín, Les Moulins, La Habana, San Pablo, Roma, París y Dubai, llevó Alquimia 457 (2019, de 2 metros de lado), una pintura de Julio Le Parc, cuyo precio de venta oscila entre 180 y 200 mil euros. El espacio de la montevideana Invernizzi Art Lab tiene fotografías del argentino Nicolás Janowski: el artista, que también es antropólogo, hace un registro sobre la cultura ancestral de los pueblos originarios de Tierra del Fuego (el valor de cada foto oscila entre los 5 y 10 mil dólares). Y el espacio de la galería parisina Andréhnschiptjenko tiene una serie de dibujos de Bengolea.
Al recorrer la feria, dos piezas condensan el espíritu de sur global. En la galería Gajah, Rudi Mantofani, artista de Indonesia nacido en 1973, presenta un mapa del mundo en metal sobre acrílico. La representación estanca y perfecta que lo sintetiza no se condice con nuestra realidad en permanente cambio sociopolítico. Las fronteras reales no se solapan con las culturales. En la galería Shrine Empire, de Nueva Delhi, la artista Samanta Batra Mehta, nacida en la India y residente hace veinte años en Nueva York, representa las migraciones por el mundo con embriones con cordones umbilicales.ß