Un canal que convirtió a la audiencia como protagonista antes de las redes
Con Countdown, conducido por un joven Santiago del Moro, y Cupido, que unía personas que buscaban pareja, la señal matizaba los videos de bandas con llamados del público al aire y personajes bizarros
La discontinuidad de Muchmusic del aire de la televisión paga significa el fin de una era, al menos en lo que a señales de música se refiere. El canal, de estética menos sofisticada que su rival MTV, se instaló fuerte en las preferencias de un público, mayormente adolescente, deslumbrado con la cercanía que proponían varios de los conductores y con formatos que empatizaban desde el sentido de pertenencia.
Hacer foco solamente en que la señal fue el primer lugar de visibilidad de Santiago del Moro es reducir a su mínima expresión el valor de Muchmusic, propuesta que dejó de transmitir, luego de 32 años de aire en Latinoamérica, con la Argentina como casa matriz para la región; aunque poco ya quedaba de aquel proyecto primigenio que creó el productor Ralph Hayek, innovando en el Cono Sur. A Hayek lo acompañaba Alicia Dayan, una de las productoras insignias que definían la grilla de contenidos.
“El marco de libertad de Alicia (Dayan) y Ralph (Hayek) hacia que surgieran cosas muy increíbles y que, por primera vez, se le pudiera ganar en rating al archirival poderoso MTV”, dice a la nacion el realizador Gastón Duprat, responsable de algunos espacios que salieron al aire en la época donde el canal estuvo mejor posicionado.
Muchmusic Argentina comenzó a emitir su programación en 1992, tiempos de notable injerencia de las señales de cable, aún en proceso de expansión y sin la competencia de plataformas ni de las aplicaciones de la telefonía celular, una herramienta que recién comenzaba a despegar del nicho de elite que la utilizaba. El e-mail y la navegación a través de internet recién comenzaban a multiplicarse. Podría decirse que Muchmusic nació, no sólo en otro siglo, sino en un mundo muy diferente al actual.
Timones de proa
Santiago del Moro, un jovencito que no hacía mucho había llegado del pueblo Tres Algarrobos, conducía Countdown, Franco Torchia hacía Cupido y los siempre innovadores realizadores y productores Mariano Cohn y Gastón Duprat, que luego se convertirían en destacados directores de cine, ofrecían productos sostenidos en lenguajes nuevos como Televisión abierta.
“Hicimos muchísimos experimentos increíbles, con gran libertad y desparpajo: El Gordo Liberosky, Cupido, Navegando con Fede, decenas de microprogramas muy originales donde la gente mostraba su heladera, tocaba un instrumento en la calle o los chicos exhibían su habitación. Eran todos formatos interactivos muy nuevos”, recuerda Gastón Duprat.
Muchmusic creció rápidamente al amparo de dos sostenes esenciales, la música, por un lado, y la comunicación y el protagonismo del público, por el otro. Y fue este último aspecto el que marcó la diferencia, su punto de quiebre.
Cupido, creación de Duprat y Cohn, se impuso rápidamente en las preferencias de los televidentes. Si los veteranos encontraban en el histórico Yo me quiero casar, ¿y usted?, a cargo de Roberto Galán, la posibilidad de encontrar una relación y formalizar con toda la formalidad imaginada luego del anuncio “se ha formado una pareja”, que vociferaba el formal conductor; Cupido se plantaba como una versión muy diferente, dirigida a corazones en llamas de otra índole, pero también buscando erradicar la soledad afectiva.
Con la voz en off de Franco Torchia, quien luego cobraría notoriedad como un periodista ocupado en las cuestiones de género, Cupido le permitió a la audiencia de Muchmusic ser voyerista de tantas historias de encuentros afectivos.
Los candidatos conversaban a ciegas a través de una suerte de sillón dividido en dos sectores que, en principio, no permitía que los participantes se vieran las caras, pero si podían conversar tanteando el posible “match”, término no aplicable en la época.
Eran otros tiempos y, cuando los participantes, luego de conversar media hora, finalmente se veían, podían generar todo tipo de reacciones, incluso rechazo hacia el otro, todo moderado con el particular tono de voz de Torchia.
Encuantoalcountdowndemuchmusic, que hacía Santiago del Moro, la propuesta era tan simple como, por momentos, clase b. Su puesta en escena era bien sencilla, frente a los sets sofisticados y vanguardistas que proponía MTV. El conductor tenía 23 años y una caballera rubia que llamaba la atención.
El programa salió al aire durante cuatro temporadas entre las 19 y las 20 y, rápidamente, se convirtió en un “clásico” del canal. La propuesta no era novedosa, se trataba de presentar videos, pero los agregados fueron los que marcaron la diferencia y trascendieron el concepto de ranking musical.
El formato primero tuvo una regularidad semanal y un tono más convencional, fórmula que Santiago del Moro, con buen olfato, consideraba que podría agotarse pronto. Con bueno ojo, el conductor sumó para hacer tándem a un integrante de la producción al que apodaron “Dr. Juani”. El ida y vuelta de ambos se fue puliendo hasta lograr momentos bien disparatados.
Ya en frecuencia diaria, el programa comenzó a sumar la participación de los llamados del público y a una galería de personajes estrafalarios como Ivanka Cañete, Chelo Machelo y Yessicam. Ariel Calfucurá, pariente del beato Ceferino, también formó parte de ese staff de artistas que podían actuar, tocar un instrumento o cantar. Nuevamente, la interacción con la gente anónima se convirtió en puntal de la señal.●