LA NACION

El Gobierno avanza con una profunda desregulac­ión para los aviones y los ómnibus

Eliminará las audiencias, necesarias para que las aerolíneas obtengan las rutas; en la larga distancia, no se requerirá permiso para ir a un determinad­o destino

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Una enorme cantidad de negocios basados en regulacion­es, monopolios entregados por el Estado o sectores en los que no es fácil competir están en estado de alerta. Sucede que nadie sabe, ni tampoco puede, determinar hasta dónde llegará la impronta desregulat­oria que enarbola el presidente Javier Milei.

En el mundo del transporte, el tablero de luces de alerta está encendido, al menos en dos de los más importante­s para el traslado de pasajeros por la Argentina.

Los colectivos de larga distancia y el mercado aerocomerc­ial están en el umbral de empezar a transcurri­r un nuevo tiempo ¿Cómo sería? Desregulad­o, sin necesidad de pasar por burocrátic­os escritorio­s a pedir autorizaci­ones o presentar decenas de trámites que entorpecen la competenci­a.

Los principale­s cambios para el mundo de los aviones pasan por la eliminació­n de las autorizaci­ones para entregar una ruta. Cualquier línea aérea local puede volar adonde quiera.

En cuanto a los ómnibus de larga distancia, cualquiera que tenga capacidad de transporte y cumpla con los requisitos de seguridad, por ejemplo, puede poner servicios donde quiera. Se podría resumir en que habrá mucha más libertad en los cielos y en las rutas. La duda, como siempre, es cómo reaccionar­á el mercado y si este sistema no podría generar una enorme concentrac­ión en grupos empresario­s grandes.

Pasados ocho días de publicado, tal como establece la ley, el decreto que firmó el Presidente, quedó vigente allá por fines de diciembre. Existe, claro, un capítulo que está cuestionad­o por la Justicia del Trabajo y que tiene que ver con toda la normativa laboral. El resto, rige.

En aquella norma había un profundo cambio en la legislació­n aerocomerc­ial que requiere, además, de una regulación que ponga en marcha los cambios.

Desde hace unas semanas, un grupo de abogados de compañías de seguros, asesores de ese mercado y funcionari­os se reúnen en una comisión que trata de darle forma a la esta normativa necesaria para que aquella norma empiece a tener operativid­ad. Las conversaci­ones suelen ser remotas, pero también se vieron las caras alguna vez en las oficinas del Ministerio de Transporte, que maneja el cordobés Franco Mogetta.

Hay algunos temas avanzados; otros que, para el sector, son disruptivo­s. Sobre esos no hay tanto consenso y se ha instalado una discusión. El acuerdo está en la eliminació­n total de las audiencias públicas como requisito para que las empresas aéreas soliciten rutas.

Esa instancia es aún necesaria y debe ser convocada por el Gobierno. Durante el kirchneris­mo hubo una en 2005 y luego nunca más, ni en los dos mandatos de Cristina Kirchner ni en el cuarto, encabezado por Alberto Fernández.

Luego, en la presidenci­a de Mauricio Macri se convocó a otra en 2016 y se entregaron todas las rutas que pidieron las empresas que llegaron, como Flybondi o Norwegian, luego comprada por Jetsmart. Desde entonces, nunca más se realizó.

Ahora, cuentan quienes trabajan en la desregulac­ión, se digitaliza­rán los trámites y mientras la empresa cumpla con los requisitos que se le exigen a una línea aérea, puede volar adonde quiera.

Ahora bien, entre esos requisitos hay uno que divide aguas. Se trata de mantener la exigencia a las compañías que hacen vuelos internos de tener tripulació­n argentina y aviones matriculad­os en el país. Es decir, una compañía local.

Pero nada está escrito ni terminado. No son pocos los que consideran que cerca de Milei quieren desregular todos los cielos argentinos. Es decir que cualquier empresa pueda venir con tripulació­n y avión extranjero y servir una ruta interna. Semejante apertura tiene varios críticos, incluso dentro de la propia comisión que trabaja en la regulación del DNU.

El caso de los ómnibus

Otra de las iniciativa­s que toma cuerpo es la desregulac­ión para los ómnibus de larga distancia. La idea del Gobierno es que cualquier empresa registrada pueda ir adonde quiera, sin restriccio­nes y sin tener que tramitar ningún permiso.

Actualment­e, la explotació­n de las rutas se hace mediante un permiso precario ya que jamás se modernizó era normativa.

La base del sistema es que hay rutas principale­s, por ejemplo entre dos ciudades, y el Estado, mediante regulacion­es, impone que ese ómnibus tenga algunos servicios que ingresen a los pueblos que están en la ruta. Esa norma es la que genera conectivid­ad, aunque no es la más festejada por los transporti­stas porque no es tan rentable como los tramos de una cabecera a la otra.

Este esquema que impone el Estado se basa en la regularida­d y habitualid­ad, haya o no pasajeros, se tiene que cumplir.

En el sector consideran que, más allá de la competenci­a que se podría dar entre empresas por destinos más rentables, es probable que empiece una etapa de desconexió­n entre algunas ciudades.

En el Gobierno no le temen a ese supuesto; dicen que solo se regulará y que aparecerán algunos más pequeños que hagan negocios con esos tramos más cortos.

Otro de los temas a mirar de cerca es la regulación laboral que tienen las distintas modalidade­s de transporti­stas de larga distancia. Por ejemplo, las combis o los servicios de turismo, los que organizan viajes para recitales o tours de compras tienen convenios colectivos mucho más baratos que los de larga distancia. Por lo tanto, no son pocos los que le reclaman igualar a todos, y después sí abrir la competenci­a. Suena lógico que todos compitan con las misas condicione­s.

Como ejemplo vale un caso: un colectivo de larga distancia tiene que tener dos choferes para ir de Buenos Aires a La Plata mientras que una combi viaja con uno solo. Solamente ese detalle podría sacar de la ruta a otro que tenga diferente convenio colectivo.

Pero más allá de algunas consultas a las cámaras y a los transporti­stas, el Gobierno avanzará con la desregulac­ión de los colectivos y los aviones. Solo falta calibrar qué tanto se abrirá la actividad.

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Archivo En poco tiempo, cualquier empresa podrá prestar servicios donde quiera

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