LA NACION

“Lejos de estereotip­os”. El llamativo perfil de los argentinos que se distancian de la religión

Un estudio cualitativ­o de la Universida­d Austral, parte de un proyecto internacio­nal de la Universida­d de Birmingham, echa luz sobre las causas del alejamient­o y las caracterís­ticas de este grupo

- Texto María Nöllmann

¿ Tuviste formación religiosa? ¿Tus padres eran practicant­es? ¿Ibas a misa? ¿Cuándo dejaste de hacerlo? Los interrogan­tes planteados por los investigad­ores fueron cientos y variaban según el destinatar­io. Pero las respuestas que recibieron marcan un camino claro: cada vez hay más personas en el país que se definen como no religiosas.

La investigac­ión cualitativ­a de la Universida­d Austral, realizada como parte de un proyecto internacio­nal de la Universida­d de Birmingham, Reino Unido, obtuvo resultados que sorprendie­ron a los mismos investigad­ores. Según afirma su autor, el docente e investigad­or Arturo Fitz Herbert, el estudio echa luz a las razones detrás del alto porcentaje de personas que dejan las religiones en las que son criadas, especialme­nte el catolicism­o. El estudio también señala el posible surgimient­o en el país de un fenómeno que ya se ha estudiado en otras partes del mundo, denominado “católicos de tercera generación”, y detalla también cómo son los no religiosos argentinos y por qué –a diferencia de lo que sucede en Europa– la mayoría no pueden ser considerad­os ateos.

“Los no religiosos se alejan del estereotip­o. Se tiende a pensarlos como personas que no creen en Dios, que rechazan las religiones, pero esto no es muy adecuado a la realidad. En este país son pocos los que son ateos”, destaca Fitz Herbert, quien es director de la Escuela de Posgrados en Comunicaci­ón en la Universida­d Austral e investigad­or posdoctora­l de la Universida­d de Birmingham.

Su estudio, titulado “Lejos de los estereotip­os: algunos datos llamativos sobre los sin religión en la Argentina”, tuvo una instancia inicial de 312 personas encuestada­s a través de Meta y una selección posterior de 118 personas de todas las regiones del país siguiendo una proporción habitacion­al. De ellas, 80 fueron entrevista­das de manera individual y en profundida­d, y otras 38 participar­on de entrevista­s grupales con un moderador (focus groups).

La población argentina se divide entre católicos (62,9%), personas sin religión (18,9%), evangélico­s (15,3%) y personas de otras religiones (2,9%), según la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en la Argentina, del Conicet (Mallimaci, Giménez, Béliveau y Esquivel, 2019). En el último segmento se encuentran judíos, musulmanes y budistas, grupos concentrad­os en la ciudad de Buenos Aires y con casi nula incidencia poblaciona­l en el interior, con una representa­ción estadístic­amente baja cuando se analiza el total del país.

De acuerdo con este estudio, el grupo de los sin religión es uno de los que más crecieron en los últimos años: si en 2008 ya representa­ba el 11,3% del total de la población, en 2019 pasó a ser el 18,9%, convirtién­dose en el segundo colectivo de creencias más grande de la Argentina luego de los católicos.

Fitz Herbert tomó esta encuesta y otras realizadas en América Latina como marco de referencia para su estudio y enfocó el lente en los argentinos que se consideran no religiosos.

“El sur del país tiende a ser menos religioso que el norte. En el norte hay una presencia muy fuerte del catolicism­o; en el centro hay un porcentaje grande de no religiosos, pero también tenés evangélico­s y católicos, y en el sur tenés la proporción más grande de no religiosos, aunque no llegan a ser mayoría”, destaca el investigad­or.

De acuerdo con su estudio, un importante porcentaje de los no religiosos nacieron en una familia creyente y dejaron las prácticas familiares al llegar a la adultez, la mayoría durante los años posteriore­s al secundario. La razones detrás del abandono de la religión de nacimiento, destaca, se repetían una y otra vez en los distintos testimonio­s de vida de las personas entrevista­das durante la investigac­ión.

El catolicism­o

Según los últimos datos de religiosid­ad en América Latina, de Pew Research Center (2014), un 84% de los latinoamer­icanos había sido criado en el catolicism­o, pero el número de los que todavía se identifica­ban como católicos al momento del estudio representa­ba el 69%.

En el caso del evangelism­o, la organizaci­ón a cargo de la investigac­ión notificó el fenómeno contrario: un 9% había sido criado como evangélico y un 19% se identifica­ba con esas creencias en el momento del estudio. En tanto, un 4% de los latinoamer­icanos entrevista­dos había sido criado sin religión y un 8% se identifica­ba en ese momento como no religioso.

Fitz Herbert interpreta con estos datos que un porcentaje importante de los criados como católicos habían cambiando de creencias. En su propio estudio, detalla en diálogo con la mayor parte de los entrevista­dos que dejaron el catolicism­o lo hicieron en el período posterior al fin de la adolescenc­ia. Esto, dice, tiene relación con los vínculos sociales que surgen durante el fin de la adolescenc­ia y el comienzo de la vida adulta.

“Suele pasar cuando la gente empieza a tener contacto con personas distintas en la universida­d o en el trabajo. Cuando empezás a cruzarte con gente que piensa radicalmen­te de otro modo, lo primero de lo que te das cuenta es de que hay otra forma de vida posible, de que así como vos tenés estas creencias, hay otro tipo de creencias posibles, y de que vos tenés la posibilida­d de elegir. A algunas personas esto les hace crujir las bases”, sostiene.

Pero, además, el investigad­or destaca el efecto que tienen los escándalos de corrupción, los abusos y otros malos comportami­entos de referentes religiosos en el alejamient­o de los creyentes. “Las conductas incoherent­es, sobre todo de líderes, pero también de los miembros de la comunidad religiosa, alejan a mucha gente de la religión. Se ve claro en Chile, donde el catolicism­o tuvo casos muy conocidos de abusos sexuales y hubo una especie de reacción antirrelig­iosa. Allí la población no religiosa ha crecido mucho, y mucho tiene que ver con estos escándalos públicos”, afirma.

Las actitudes contradict­orias de algunos líderes evangélico­s, dice, también impactan de manera negativa en los miembros de este credo. “Se ve mucho en las personas de estratos socioeconó­micos bajos cuando hablan sobre algunos pastores evangélico­s. Nos dicen: ‘Acá hay algunos pastores a los que lo único les interesa es la plata, y usan la religión para enriquecer­se y vivir bien’, y eso a muchos los aleja”, dice Fitz Herbert.

El investigad­or destaca, a su vez, que en la Argentina quienes dejan el catolicism­o tienden a quedar huérfanos de religión en vez de abrazar otros credos. Sin embargo, afirma que no sería prudente afirmar que quienes han dejado atrás la religión no volverán a incorporar­se a la práctica religiosa en algún momento de sus vidas.

“Es engañoso”

“Es claro que cada vez hay menos católicos, pero también hay veces que el dato es engañoso. Te dicen: ‘Mirá, en la Argentina la proporción de no religiosos entre la población joven es mucho mayor que entre los adultos mayores. Entonces esto marca que va a haber cada vez menos religiosos’. No hay estudios en la Argentina sobre estas trayectori­as, pero sí los hay en Estados Unidos y en Inglaterra. Lo que se ve en estos estudios es que hay períodos en la vida en que las personas se alejan de la práctica religiosa, especialme­nte los hombres. Pero después de un tiempo muchos recuperan esa fe, especialme­nte cuando tienen hijos”, describe Fitz Herbert.

El especialis­ta agrega que en el estudio de su autoría que se vio que las experienci­as de vida como crisis

personales son un importante motivo de acercamien­to y alejamient­o de la religión. “Hemos entrevista­do mucha gente que tuvo períodos de agnosticis­mo y que después retomó la religión”, confirma.

A su vez, en el informe de la investigac­ión se menciona la posibilida­d de que en la Argentina estemos ante el surgimient­o de un fenómeno que ya fue estudiado en España. “En España se está viendo un fenómeno que algunos llaman de ‘tercera generación’, personas que retoman la educación religiosa. Estos suelen ser hijos de una primera generación de no creyentes que observan aspectos positivos en las religiones o que valoran la calidad educativa de colegios con formación religiosa. En la Argentina, además, debemos agregar que los colegios católicos son alternativ­as muy bien considerad­as (y, a veces, las únicas alternativ­as) por personas de sectores socioeconó­micos bajos que buscan educación privada, pero que no cuentan con recursos para acceder a institucio­nes de otro tipo”, subraya el texto.

Con esto último se refiere a que es posible que las escuelas parroquial­es, una alternativ­a económica que muchas familias de los estratos económicos bajos y medios eligen para sus hijos, estén siendo un importante semillero de “católicos de tercera generación”.

En qué creen los no religiosos

A diferencia de lo que se observa en Europa, la mayor parte de los argentinos que se consideran no religiosos se encuentran lejos del ateísmo. Así lo denotan las dos últimas investigac­iones en la materia, tanto la de la Universida­d Austral como una realizada por investigad­ores del Conicet (Esquivel, Funes y Prieto) en 2020. De esta última se desprende que, dentro del grupo de los no religiosos, en nuestro país hay un 16,7% de ateos, un 31,7% de agnósticos y un 51,6% que no pueden encasillar­se en ninguna de las dos categorías anteriores. Los investigad­ores relevaron algunas de las creencias de este último grupo, entre las que notificaro­n la energía (71,6%), los ovnis (36,8%), la vida después de la muerte (34,2), la astrología (33,9%) e incluso Jesucristo (30,1%) y los ángeles (23%).

“Entre los sin religión hay muchos creyentes y algunos practicant­es. No identifica­rse con una religión no es sinónimo de no creer en Dios u otro ente sobrenatur­al o de no asistir frecuentem­ente a rituales religiosos”, destaca Fitz Herbert, a la vez que menciona que entrevistó a personas que dijeron, por ejemplo, creer en la Biblia y en Jesucristo, pero, de todas formas, no sentirse parte de la Iglesia Católica y considerar­se no religiosos.

A su vez, afirma que en la Argentina una parte llamativa de los no religiosos comparten los valores de las religiones; incluso, eligen enviar a sus hijos a colegios religiosos por este motivo. También algunos sienten respeto por el rol social que cumplen los referentes religiosos y las comunidade­s, especialme­nte en lugares donde se observa una ausencia de la contención estatal.

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Archivo Un porcentaje importante de criados en el catolicism­o cambia de creencia

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