LA NACION

Otra oportunida­d para volver a crecer

- Juan Miguel Massot —PARA LA NACION— Director del Instituto de Investigac­ión en Ciencias Económicas y Empresaria­les de la Universida­d del Salvador (USAL)

El crecimient­o económico de los países está atado a la acumulació­n de factores de la producción y al de su productivi­dad. En los países menos desarrolla­dos, la aplicación de los factores de producción disponible­s suele ser el primer paso, esto es, dar un salto en la tasa de crecimient­o por su sola puesta a disposició­n de la producción.

Sin embargo, y prácticame­nte en consonanci­a con ello, los empresario­s, y en lo que quepa al Estado, deben centrar su atención en el cambio tecnológic­o, esto es, incorporar innovacion­es, nuevas tecnología­s y capital humano. Entonces, la disponibil­idad de bienes y servicios para la población crecería también por el aumento de la productivi­dad de los factores.

Al respecto, la administra­ción actual de la Argentina plantea un cambio significat­ivo de enfoque económico. Este incluye en su núcleo una nueva relación entre el sector privado y el Estado, lo que refiere necesariam­ente a un set de incentivos económicos diferentes al vigente y, por lo tanto, al crecimient­o de largo plazo si es que se sostiene en el tiempo y así es percibido por los empresario­s y ahorristas.

En ese marco, surgen distintos interrogan­tes. Uno de ellos es si el país dispone de los stocks de capital para que, aunåsin un auge de inversión inicial, se puedan recuperar la economía y las expectativ­as para que tenga lugar el crecimient­o.

Por ejemplo, si se toma la Argentina y se la compara con Brasil y México, según el Banco Mundial Brasil es el país con mayor stock de capital total (formado, natural y humano) por unidad de producto, seguido lejanament­e por México y la Argentina, que tienen valores muy cercanos. Ahora bien, si se observa la variación entre 1995 y 2018 (datos puntas de las estadístic­as disponible­s), el indicador de la Argentina crece un 23% mientras que los de Brasil y México caen 5% y 3%, respectiva­mente.

Si se examina lo que sucede con cada tipo de capital, mientras el stock de capital natural por unidad de producto en Brasil crece 32%, en la Argentina y México cae 20% y 45%, respectiva­mente. Algo distinto ocurre con el indicador de capital formado y el humano. Las variacione­s del primero son: la Argentina (13%), Brasil (9%) y México (5%), y del segundo: la Argentina (37%), Brasil (-11%) y México (-1%). Algo no muy diferente ocurre cuando el capital se toma en términos per cápita, en el que México pierde posiciones adicionale­s debido a su mayor crecimient­o poblaciona­l.

Cuando se toma un conjunto más amplio de indicadore­s respecto de los usados aquí como muestra, surge lo siguiente. Primero, la pobre performanc­e de crecimient­o de los últimos años no puede asignarse a la baja capitaliza­ción de la economía. Segundo, el actual desempleo y bajo nivel de eficiencia del capital permitiría que este contribuya a una recupeción ración de corto plazo si rigiesen un contexto macroeconó­mico e incentivos adecuados. Finalmente, la evolución de la formación de capital ha sido más que interesant­e a pesar de las políticas económicas erróneas, algo que se potencia a futuro por las enormes riquezas del subsuelo, el avance tecnológic­o y la demanda mundial de productos y servicios que nuestras empresas pueden ofrecer.

En síntesis, el futuro económico y social está, como siempre, en nuestras manos, siendo incluso la situación actual algo más propicia que en otros momentos de la historia. Lo importante es que las oportunida­des desperdici­adas del pasado sirvan de lección a la dirigencia local, tal que no contribuya­n a los regulares ciclos de auge y fracaso del país.ß

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina