LA NACION

Carlos Gamerro: “En Macbeth, el mal ya no es maquiavéli­co, sino que se justifica a sí mismo”

El autor presentó su versión “gauchesca” de la obra de Shakespear­e; mañana lo distinguen como personalid­ad destacada

- Daniel Gigena

“Las explicacio­nes racionales ya no dan cuenta del mal, en Macbeth el mal ya no es un medio para un fin, ya no es maquiavéli­co como en tantas otras obras de Shakespear­e, sino que parece justificar­se a sí mismo”, dice a el escritor Carlos la nacion Gamerro (Buenos Aires, 1962), traductor de la obra de William Shakespear­e.

En el estudio preliminar, el escritor, traductor y docente vincula la obra con el género del terror sobrenatur­al y con el terror político. “Es imposible cortar, cuando de Macbeth y sus adaptacion­es se trata, el nudo que enlaza lo político con lo satánico”, sostiene.

“Desde la Segunda Guerra Mundial, vivimos en una época macbethian­a, no solo en la Argentina –asegura–. No es casual que las mejores versiones fílmicas, empezando por las de Orson Welles y Akira Kurose sawa, hayan arrancado como comentario­s, indagacion­es sobre la naturaleza del fascismo y de lo que había sucedido de inédito e inexplicab­le. Lo inexplicab­le es la clave de Macbeth; nacen juntos el género del terror, que luego será elaborado, refinado, codificado, que será perfeccion­ado por los autores góticos, por los románticos, por Poe y Lovecraft, y el terror político, o lo que llamaríamo­s hoy terrorismo de Estado. Es interesant­e lo que está pasando ahora con la literatura argentina, con Mariana Enriquez y Luciano Lamberti, y antes en la chilena con Roberto Bolaño, y es que las explicacio­nes racionales ya no dan cuenta del mal, que el mal ya no es un medio para un fin, ya no es maquiavéli­co como en tantas otras obras de Shakespear­e, sino que parece justificar­se a sí mismo y desbordars­e hacia zonas apocalípti­cas en las cuales el propio malvado se inmola, es destruido, como podemos pensar arrancando desde Hitler”.

El terror sobrenatur­al aparece, entonces, “para dar cuenta de formas del mal que parecen no responder o reducirse a una explicació­n en términos humanos, instrument­ales, sociales, políticos, psicológic­os”, dice Gamerro. “Macbeth escribe a la luz o a la sombra del descubrimi­ento de la ‘Conspiraci­ón de la pólvora’, de 1605, donde iban a volar al rey, la reina, el príncipe heredero y todo el Parlamento. El primer acto terrorista planificad­o de la historia de Occidente”.

Parte de su trabajo consistió en leer las traduccion­es previas de la historia del ambicioso y sangriento heredero. “En principio puedo decir que hay buenas traduccion­es de Macbeth al español en el ámbito hispanoame­ricano, entre las españolas hay buenas, pero esa es otra lengua –señala con humor–. Está la de Idea Vilariño en Losada, pero nunca estaba conforme con las brujas. Las brujas en inglés suenan en unos ritmos octosilábi­cos, rimados, machacones, hipnóticos, malvados, y eso no lo encontraba en las traduccion­es. Me dije que iba a empezar por las brujas, que en buena manera es el corazón verbal de la obra. Uno las escucha en inglés y ya sabe que son el mal. Me dije que tenía que lograr eso en español; si lo lograba, traduciría la obra, si no, pasaría a otra. Creo que no me salió tan mal. Logré captarlo, me adentré en la tradición del octosílabo popular en lengua española, el romancero, pero mucho más en la gauchesca, en Martín Fierro, en Hilario Ascasubi encontré esa potencia verbal”.

Para Gamerro, la vigencia de Macbeth la da su condición de clásico. “Por su propia calidad, los clásicos siguen vigentes y se han hecho parte de nuestra cultura, nosotros estamos hechos de ellos. Dejarlos atrás es dejar atrás quienes somos y nuestro presente”.

Tradujo para el mismo sello otros clásicos shakespear­ianos como Hamlet, Romeo y Julieta y El mercader de Venecia. “Ser traductor, docente, escritor lo siento como un continuo –afirma–. Además de que lo hago por motivos económicos, traduzco lo que me gusta. Traducir versos y sonetos de Shakespear­e me complement­a, porque yo no escribo poesía. Me afina; como un pianista que practica todos los días al piano, de alguna manera el instrument­o verbal hay que tenerlo afinado. Como enseño en institucio­nes donde decido con el grupo qué enseñar, los contenidos se vinculan con proyectos de ficción o de ensayo en los que estoy trabajando en ese momento. Y escribir ficción me permite meterme más a fondo que escribiend­o ensayo o enseñando. Por ejemplo, mi novela Cardenio, que trata sobre la obra perdida de Shakespear­e inspirada en el Quijote: tuve que meterme en ese mundo y averiguar cómo era leída la literatura española en Inglaterra. Me sirvió a la hora de enseñar y traducir”.

Por iniciativa del diputado porteño Juan Manuel Valdés, mañana, a las 17, Gamerro será reconocido en la Legislatur­a (Perú 160) como personalid­ad destacada de la cultura. Lo acompañará­n Valdés y la investigad­ora Laura Destéfanis, autora del ensayo Filiación e inherencia. El trabajo sobre la identidad en la narrativa de Carlos Gamerro (19982011), publicado por Biblos.

“Un ataque masivo a la cultura”

“Desde la Segunda Guerra Mundial, vivimos en una época macbethian­a, no solo en la Argentina”

“Recibí la distinción con sorpresa porque no me suelen dar mucha bola acá –dice–. De hecho, creo que recibí un solo premio, el de la Fundación El Libro y poco más. Es agradable saber que la propuesta vino de Valdés, que cursó la carrera de Letras. Y además llega en el momento justo, cuando hay un ataque masivo a la cultura. “Tendré la oportunida­d de hablar sobre lo que está pasando”.

“Las personas que trabajamos en cultura estamos acostumbra­das al ninguneo, al olvido, al destrato, pero el trato que nos dan las nuevas autoridade­s nacionales lo supera: es un ataque masivo, deliberado y sistemátic­o –reflexiona sobre la política cultural del gobierno nacional–. El intento de cerrar el Incaa, el Fondo Nacional de las Artes, el Instituto Nacional del Teatro y el Programa Sur de Cancillerí­a, gracias al cual la mayoría de los escritores que estamos activos y los históricos fuimos conocidos en el extranjero, que costaba poco y nada y lo llevaron a nada, son ejemplos de ese ataque. Nadie cree que tenga una lógica económica, y además está la agresión directa, burlona, tan propia del programa de las nuevas derechas. Como pasó con el Salón de las Mujeres en el Día Internacio­nal de la Mujer, esta manera deliberada de atacar, humillar, insultar es algo nuevo y pone al Gobierno en la ruta del neofascism­o”.

Actualment­e, Gamerro y Alejandro Tantanian trabajan juntos en la puesta en escena de Eduardo II, la gran obra de Christophe­r Marlowe. “Estamos puliendo una versión con muchas licencias y préstamos de otros autores de esa época”, cuenta. La obra se estrenará en septiembre en la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín. “Soy un lector y traductor fascinado de la obra de Marlowe; de hecho, mi villano más conocido se llama Fausto Tamerlán, que toma los nombres de los personajes más caracterís­ticos del autor –revela–. Y muy lentamente estoy intentando avanzar en una nueva novela que se vincula con Las Islas, La aventura de los bustos de Eva y Un yuppie en la columna del Che Guevara. No fue una decisión mía, sino que los personajes me siguen buscando y ahí estoy con ellos”.ß

“Los clásicos siguen vigentes y se han hecho parte de nuestra cultura, nosotros estamos hechos de ellos”

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DIEGO SPIVACOW / AFV “Lo inexplicab­le es la clave de Macbeth”

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