LA NACION

La recesión le pone un techo al aumento del precio de la carne

Por la pérdida de poder adquisitiv­o, no se esperan subas bruscas

- Pilar Vázquez

En medio de la creciente preocupaci­ón por la inflación, expertos concuerdan en que la carne vacuna ejercerá más como un “ancla” de precios en los próximos meses y podría incluso mantenerse por debajo del IPC. Factores como la debilidad del poder adquisitiv­o y la disminució­n del consumo interno contribuye­n a esta perspectiv­a. Además, elementos externos como los menores precios internacio­nales y la pérdida de competitiv­idad de la Argentina con el dólar atrasado también juegan un papel en la contención de los valores.

Aunque en estos días se observó un fuerte repunte en el valor de la hacienda en el Mercado Agroganade­ro de Cañuelas, en el sector indicaron que no se trasladará al consumidor, que no convalida nuevos aumentos. “No veo posibilida­d real, salvo que haya alguna caída muy fuerte de la oferta, que tampoco se vislumbra, de que el precio pueda dispararse e incluso tampoco acompañar la inflación. La carne, lejos de llegar a ser un elemento que dispare la inflación o tenga un impacto en los precios como lo solía ser en algún momento, va a ser más un ancla que un disparador de precio”, dijo Víctor Tonelli, consultor del mercado ganadero.

“Los $2200 que se paga por un novillito liviano de primera calidad, que da un kilo promedio de carne de $6500 a $7000 [al consumidor], creo que se va a mantener y, en esa línea, va a ser probableme­nte uno de los alimentos más baratos”, agregó.

Para Tonelli, además las exportacio­nes tendrán un papel considerab­le en el mercado: pasarían de representa­r un 25% a un 35% sobre la demanda total. Este cambio, explicó, se debe a la eliminació­n de las restriccio­nes por parte del Gobierno y al hecho de que con la caída del poder adquisitiv­o de los argentinos el consumo va a ceder presión de compra frente a la exportació­n. Esto ya se reflejó en los primeros tres meses del año, donde hubo un incremento de la exportació­n del orden de un 20% y una caída “brutal” del consumo, de 50 kilos a 43 kilos por habitante.

Diego Ponti, analista de ganados y carnes de AZ-Group, coincidió al sostener que no se espera que el precio de la hacienda y la carne experiment­en aumentos significat­ivos. “Con suerte” podrán mantenerse al ritmo de la inflación que, además, se espera que vaya a la baja. Detalló que desde el lado de la demanda varios factores contribuye­n a mantener los precios contenidos, como el atraso del tipo de cambio y la inflación en dólares. Además, consideró que se aguarda que el consumo interno disminuya en los próximos meses por un menor poder adquisitiv­o de los salarios. “El desafío radica en el mercado interno debido a la caída del consumo y a la recesión económica”, afirmó el experto, que cree que en el futuro la situación podría agravarse.

“El público no convalida aumentos, entonces, por más que se pague la hacienda más cara, eso no lo podemos trasladar a las carnicería­s”, dijo Sergio Pedace, vicepresid­ente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedo­res (Camya).

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