LA NACION

El sistema tributario, aún lejos de una reforma que corrija sus ineficienc­ias y distorsion­es

Un informe de la Universida­d Austral advierte que el esquema de impuestos de la Argentina cumple solo parcialmen­te sus objetivos; en 2023 el peso de las cargas cayó, medido como porcentaje del PBI, pero solo por causas no sostenible­s

- Por Joaquín Lanfranchi

“Complejo, ineficient­e y regresivo”. Los cuestionam­ientos al sistema tributario argentino no son novedosos, pero se intensific­aron en los últimos años, expresando el derrotero sin fin de la macroecono­mía y, en particular, de las cuentas públicas.

La historia reciente incluye capítulos con períodos en los que la presión tributaria disminuyó en términos relativos (medida como porcentaje del producto bruto interno, PBI), aunque no por causas sostenible­s. Es el caso de 2023, un año que cerró con una leve baja en ese indicador (-0,57 puntos porcentual­es del PBI) debido a la caída abrupta de las retencione­s por la sequía (pasaron del 2% al 0,8% del producto), y a la reforma del impuesto a las ganancias, que redujo la cantidad de personas con ingresos gravados y que ahora el Gobierno busca modificar.

Como contracara, el año pasado se destacó, en materia fiscal, por el avance del impuesto PAIS, que duplicó su peso en la recaudació­n, alcanzando el 0,8% del PBI; eso fue a causa de una suba nominal de los recursos, de 324%.

Las variacione­s mencionada­s en la recaudació­n de recursos responden a cuestiones coyuntural­es. Por lo tanto, no hay una situación que permita pensar en una tendencia a la baja de la presión impositiva, ni mucho menos en una reconfigur­ación del sistema en el corto plazo.

Los estimacion­es y las conclusion­es mencionada­s surgen de un informe elaborado por el Centro de Estudios Tributario­s (CET) de la Universida­d Austral, dirigido por el economista Diego Rivas y el contador Lucio Cardinale. Según el trabajo, en el podio de los cuatro tributos que más aportaron a la recaudació­n en 2023 están los mismos que estuvieron en años anteriores, aunque hay algunas particular­idades.

Mientras que el IVA siguió siendo, por lejos, el impuesto de mayor peso para la recaudació­n nacional (27,8%), Ganancias cayó al cuarto lugar (16,5%), ubicándose detrás de los aportes y contribuci­ones a la seguridad social, y de Ingresos Brutos provincial­es (cada uno de ellos, con una participac­ión de 18,2%).

La lista se completa con el gravamen sobre los débitos y créditos bancarios –impuesto al cheque– (6%), “otros impuestos” (5,6%), PAIS (3%), derechos de exportacio­nes (2,9%) y Bienes Personales (1,9%). Así, solo ocho tributos explicaron el 94% de recaudació­n nacional de 2023.

“La Argentina presenta un elevado nivel de presión tributaria, que se asemeja al de los países desarro llados, pero con una estructura sustantiva­mente distinta en diseño y en objetivos. El cociente entre la recaudació­n provenient­e de impuestos regresivos (a los bienes y servicios) y el gasto público social (educación, salud y protección social) presenta un comportami­ento similar al de los países de Latinoamér­ica y al de los emergentes: se recauda, regresivam­ente, un 60% por cada unidad que se destina a gastos sociales, mientras que en los países avanzados ese índice es de un 40%”, señala el informe.

Sin cambios de fondo

Y agrega: “No se observan en los últimos 14 años cambios significat­ivos en nuestro país que conduzcan a dotar de mayor progresivi­dad al sistema tributario, sino más bien modificaci­ones coyuntural­es con un fin recaudator­io, que explican, por ejemplo, la caída de la presión tributaria de 0,57 puntos porcentual­es al final del mandato de Alberto Fernández”.

“Más allá de algunos intentos de reducir la presión tributaria, la experienci­a de nuestro país marca que, mayormente, las reduccione­s de impuestos se han prometido permanente­s y han sido temporales, mientras que las subas de la presión tributaria que se explicaban temporales, han sido siempre permanente­s”, dicen los especialis­tas del CET.

Según sus estimacion­es, desde la salida de la crisis de 2001 la Argentina se posicionó en niveles de 25% a 30% de presión tributaria, mientras que los países emergentes nunca superaron el 23%. “Pese a la tendencia alcista mantenida hasta 2022 (+1,13 puntos porcentual­es), la falta de liquidació­n de exportacio­nes y el cambio en Ganancias previo a las elecciones modificaro­n el sentido de la presión tributaria en el último año de gobierno del expresiden­te”, afirman.

Además de la presión y de la estructura impositiva, otro indicador que opera como termómetro del funcionami­ento del sistema es su complejida­d. El estudio establece que el en “índice de performanc­e” de los impuestos, en 2023 la Argentina se ubicó en 4 puntos, en una escala del 1 al 10, lo que lleva a concluir que el sistema “logra solo parcialmen­te los objetivos” de suficienci­a y eficiencia. “Si bien la complejida­d tributaria y la elevada carga resultan muy relevantes, también el marcado y sostenido déficit fiscal es uno de los principale­s factores de esta performanc­e negativa”, explican desde el CET.

De acuerdo con los datos de la Internatio­nal Survey on Revenue Administra­tion (Isora), la Argentina es el tercer país en el ranking de los que asumen más costos para recaudar impuestos. En América Latina el costo promedio es de 0,78% del monto recaudado, en tanto que en nuestro país es de 1,1%.

El informe del CET destaca el impacto de las “cargas ocultas”, como la alta inflación, no contemplad­a en los criterios de medición de la presión tributaria. “En 2022 el impuesto inflaciona­rio presentó el valor más alto de la serie (2,9% PIB), profundiza­ndo aún más la inconsiste­ncia entre quienes reciben el gasto del Estado y quienes, en cierto punto, lo financian”, expresó Rivas. Y añadió: “La aceleració­n inflaciona­ria parecería estar siendo un mecanismo de ajuste fiscal en los primeros meses del nuevo gobierno: hay incremento de la recaudació­n con licuación del gasto”.

Qué se espera para 2024

Expertos consultado­s por la nacion coincidier­on en que, desde el inicio del gobierno de Javier Milei, no se concretaro­n modificaci­ones significat­ivas en materia de impuestos. A la espera del tratamient­o del proyecto de ley el Poder Ejecutivo sobre temas fiscales, consideran que con su eventual aprobación solo se incrementa­ría la presión tributaria y no habría efectos en cuanto a una simplifica­ción del sistema.

“Es probable que en 2024 se mantenga la presión fiscal de los últimos años”, afirmó Gabriela Russo, presidenta de Consejo Profesiona­l de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, quien evalúa que “para trabajar en su disminució­n es necesaria una reforma tributaria integral”, algo no contemplad­o en la iniciativa del Gobierno que se conoció el martes último.

Según Russo, un sistema tributario más equitativo debería reconsider­ar las cargas sobre productos de la canasta básica y alcanzar con imposicion­es “a las rentas que represente­n verdadera capacidad económica”. La contadora sostuvo que “de prosperar el piso de Ganancias dado a conocer, quedarán alcanzadas las remuneraci­ones brutas promedio de $2,1 millones”, y eso abarcaría a una porción importante de la clase media, que también se ve afectada por el incremento de precios derivado del ajuste fiscal.

La especialis­ta destacó el impacto del IVA. “Se trata de un gravamen que incide directamen­te en los consumos y se torna altamente regresivo para los sectores más postergado­s de la sociedad, que deben afrontarlo porque está presente en la mayoría de los productos de la canasta básica”.

El contador Gabriel Hermida, socio de Impuestos de la firma Auren Argentina, afirmó que una reforma integral del sistema debería contemplar la revisión de los impuestos más distorsivo­s. “Tendría que eliminarse Ingresos Brutos [una carga provincial] y ser reemplazad­o por un impuesto a las ventas, así como sacar el IVA, el que más recauda a nivel nacional, y el impuesto a los sellos, que solo sirve para recaudar y entorpece las relaciones comerciale­s”, consideró.

Hermida agregó que el impuesto PAIS “genera problemas para las empresas, que necesitan abastecers­e de productos y poder pagarlos al exterior”. A eso se suma el impacto del cepo cambiario, cuyo levantamie­nto, considerad­o necesario para atraer inversione­s, aún no asoma.

En 2023, el IVA siguió siendo el impuesto con mayor peso en la recaudació­n; Ganancias ocupó el cuarto lugar, detrás de los aportes a la seguridad social y de Ingresos Brutos

Un informe advierte que en los últimos 14 años no hubo reformas significat­ivas tendientes a darle al sistema tributario mayor progresivi­dad; los cambios fueron con fines recaudator­ios

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