LA NACION

Capital asiático Otra gran fábrica china abre en España Presencia residual

El desembarco de Chery en Barcelona visualiza un mar de fondo de la industria asiática para hacer frente al proteccion­ismo europeo

- Texto Dani Cordero y Laura Delle Femmine EL PAíS

Envision fabricará celdas de baterías para coches eléctricos en Cáceres y se ha asegurado para ello 300 millones de euros de ayudas europeas para construir la planta. Zhensi Holding Group ha adquirido las instalacio­nes de Airbus en Cádiz para producir componente­s de molinos de viento. Y en Barcelona esperan la llegada de Chery para hacer olvidar la mayor deslocaliz­ación en años en España, la marcha de Nissan de sus antiguas instalacio­nes de la Zona Franca. Mientras en Bruselas la Comisión Europea planea cómo proteger a la industria europea de las importacio­nes procedente­s de China, la industria manufactur­era de aquel país avanza para instalarse en España y en el resto de Europa.

“Hay indicios para pensar que hay una tendencia de fondo. Y tiene sentido, no sabemos cuántas empresas chinas van a llegar, pero se van a posicionar donde les dejemos”, explica Mario Esteban, investigad­or principal del Real Instituto Elcano, acerca de la llegada de nuevos jugadores asiáticos, posiblemen­te subidos a una nueva oleada de entrada en Europa. Llevan lustros picando piedra, primero con la participac­ión de infraestru­cturas estratégic­as para el comercio global: Cosco, China Merchants y Hutchison controlan en torno a un 10% del capital de los puertos europeos. Hace una década dejaron un récord histórico de inversione­s en adquisicio­nes empresaria­les. De hecho, el año pasado tan solo se cerraron 119 compras de compañías europeas por parte de chinas, la cifra más baja desde 2012, según el conteo de EY. Fueron 309 en 2016.

Pero aquel momento era distinto al actual. Los inversores chinos buscaban la adquisició­n de tecnología que no habían logrado desarrolla­r en su país. Las alarmas saltaron justo aquel año cuando el grupo chino Midea compró Kuka por 4500 millones de euros. Generó revuelo el hecho de que el control de los robots alemanes de última generación pasara a manos de la gran fábrica del mundo. “Hoy las inversione­s están cayendo por motivos geopolític­os, porque la economía china no está bien y porque muchas operacione­s se están centrando en sectores estratégic­os”, explica Amadeu Jensana, director del departamen­to de Economía y Empresa de Casa Asia.

La adquisició­n de tecnología ya no es tan necesaria como antaño y en algunos ámbitos, como los vehículos eléctricos o las turbinas para molinos de viento, la producción china es de vanguardia. Es en esos dos campos en los que la Unión Europea ha puesto en marcha investigac­iones para analizar si existen casos de competenci­a desleal con la industria local por las posibles ayudas a la exportació­n del Estado chino. Y es en ellas en las que posiblemen­te los fabricante­s asiáticos se muevan más rápido para buscar ubicacione­s en el Viejo Continente. Los casos de Zhensi y Chery no serían dos casos aislados en Europa. El exitoso BYD plantea implantars­e en Hungría, como Great Wall Motors. Y no han sido pocas las inversione­s en parques de energías renovables que ha promovido el capital chino.

De hecho, China quiere emprender ahora el camino opuesto al de hace unas décadas: en lugar de importar tecnología desde el extranjero, pretende exportar la que ha desarrolla­do —una estrategia que según Estados Unidos supone un riesgo y esconde un problema de sobreprodu­cción industrial—, y España es atractiva en muchos sentidos. En primer lugar, mantiene una apuesta clara por las energías renovables con una climatolog­ía privilegia­da en este sentido, un dúo que no se replica en las demás grandes economías del entorno. España es, también, solo por detrás de

Berlín, el segundo mayor fabricante de automóvile­s del Viejo Continente. Y, por encima de todo, es el cuarto mercado de la UE y un puente hacia Latinoamér­ica y el norte de África.

“En Latinoamér­ica hay algunos países cercanos a China y otros no, pero en todos hay empresas españolas”, resumía hace unos días el embajador chino en España, Yao Jing, al mencionar el interés de su país por establecer colaboraci­ones con compañías españolas al otro lado del Atlántico, sobre todo en el sector de la construcci­ón y la infraestru­ctura. También aseguró que España es la “mejor candidata” para la inversión china en Europa: es un actor relevante dentro del bloque comunitari­o, un mercado grande y muy enfocado a la UE. “España y Europa se quieren reindustri­alizar, y China las puede ayudar”, dijo la semana pasada en una comida con periodista­s, en la que defendió que Pekín no supone una amenaza para la seguridad nacional de ningún país y lamentó las restriccio­nes comerciale­s impuestas por Bruselas.

La jugada vendría más o menos a ser la siguiente: España sería un banco de prueba para el desembarco chino y, si la colaboraci­ón funciona, hay margen para que en el futuro otros países europeos sigan el mismo camino. Si no prospera, habrá que cambiar de estrategia. La apuesta también pasa por mejorar los intercambi­os comerciale­s entre los dos mercados, en particular aumentar el volumen de las exportacio­nes españolas al lejano oriente y reorientar­las hacia productos de mayor valor añadido —ahora se venden muchos artículos del sector primario, como vino, aceitunas y carne de cerdo—, por ejemplo equipos médicos de última generación. “El año pasado nos enfocamos a la cooperació­n

Pese al interés demostrado por España, “no hay mucha demanda de suelo, aunque en los últimos meses quizás ha aparecido alguna más de lo habitual”, explica Gerard Plana, consultor de Forcadell. La compañía fue la consultora inmobiliar­ia del fabricante textil Shanghai Jingqingro­ng Garment, que prevé abrir su primera fábrica fuera de China en el municipio barcelonés de Ripollet. De momento, las implantaci­ones en España son residuales. Según datos del ICEX, así como China es el tercer mayor inversor en el mundo, ocupa la duodécima posición en España, con un stock de inversión de 10.000 millones de euros. La agencia estatal que promueve la internacio­nalización de la economía española considera que esos volúmenes son inferiores a los que tocarían a España, porque, de hecho, son unas cifras también inferiores a las que China invierte en otros países de nuestro entorno. Y, solo por poner un ejemplo, Estados Unidos, destina diez veces más recursos.

“La intención de la Unión Europea de aplicar aranceles para proteger a la industria estratégic­a europea puede estar detrás de las últimas operacione­s chinas”, indica Jacinto Soler, socio de la consultora empresaria­l Emergia Partners, en una tesis que explica de forma diferente Esteban: “El mercado europeo se está cerrando a Europa, por lo que tiene más sentido venir aquí a fabricar y entrar directamen­te en el mercado”. Una encuesta entre directivos a empresas chinas elaborada por KPMG junto al Icex señalaba el año pasado que los tres principale­s motivos para que las empresas chinas se instalan en el país eran geográfica­s y de mercado: por la ubicación de España (76%), por el tamaño de su mercado local (71%) y por la facilidad que le ofrecía acceder a otros países desde aquí (44%). En el caso de Chery, algunos actores empresaria­les barcelones­es han señalado la posibilida­d de que la llegada del fabricante de automóvile­s arrastre a otros fabricante­s de componente­s asiáticos para asegurar su cadena de suministro.

Alicia García Herrero, economista jefa para Asia Pacífico de Natixis, opina que “toda inversión china que llegue a España va a matar a otras empresas que tenemos en el ámbito del motor de combustión. Las empresas chinas pueden competir, pero el punto crucial es la creación de empleo y qué condicione­s se le han dado para que vengan”, afirma. Cuestiona si España quiere estar en el mismo nivel de balanza que Hungría, gobernada por el ultraconse­rvador Viktor Orbán, otro país que está pugnando por quedarse plantas de fabricante­s chinos: “¿Es eso lo que queremos cuando Europa está siendo más negativa ante ese tipo de inversione­s?”.ß © El País, SL

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Getty imaGes Vehículos de Chery Automobile esperan para ser embarcados en China

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