LA NACION

Luciana Lamothe en Venecia: “La cultura es identidad y sin identidad no hay país”

La artista que representa a la Argentina en la bienal más importante del mundo inauguró ayer en el pabellón nacional una muestra que propone otra forma de vincularse con el entorno

- Celina Chatruc

VENECIA.– Con pancartas y cantos en defensa de Palestina, decenas de personas se manifestar­on anteayer frente al pabellón de Israel en la Bienal de Venecia, donde la artista Ruth Patir decidió suspender su muestra hasta que haya un alto el fuego y se libere a los rehenes en Medio Oriente. Mientras muchos se preguntan qué puede aportar el arte en un mundo que parece a punto de colapsar, una argentina parece tener la respuesta. Desde el pabellón nacional, con una instalació­n presentada ayer en los Arsenales, Luciana Lamothe propone otras formas más empáticas y flexibles de vincularno­s con el entorno y con los demás. Una propuesta muy a tono con la convocator­ia inclusiva realizada por el curador brasileño Adriano Pedrosa para esta edición: “Extranjero­s en todas partes”, que abre al público mañana.

Lamothe conoce muy bien esa amenaza de quedar a la intemperie, que afecta especialme­nte a los inmigrante­s. A principios de este milenio, cuando la Argentina atravesaba una de las peores crisis de su historia, ella comenzó a poner en práctica el trabajo que la traería hasta el principal escenario del arte global. Con actos vandálicos en el espacio público, mostró cómo ciertos materiales y herramient­as podían desafiar sus propios límites y comportars­e de maneras diferentes a la habitual.

¿Podremos nosotros? Esa pregunta flotaba en el aire ayer, mientras un nutrido grupo de decenas de artistas, curadores, coleccioni­stas, representa­ntes de institucio­nes y periodista­s argentinos transitaba las esculturas híbridas que conforman Ojalá se derrumben las puertas. Realizadas con caños de hierro y maderas, son ensambles de piezas que cooperan para sostenerse entre sí. “Me interesa trabajar con la identidad de los materiales y la transmater­ialidad”, dijo Lamothe a LA NACION.

“La cultura es identidad y sin identidad no hay país”, agregó Lamothe en el acto inaugural, tras destacar el apoyo público y privado que recibió desde que fue designada por concurso, durante el gobierno anterior. Tanto ella como la curadora Sofía Dourron agradecier­on que el apoyo al proyecto se hubiera mantenido “en circunstan­cias tan complejas” para la Argentina. “Sostener este envío –señaló Dourron– no es solamente sostener el proyecto de una artista; es sostener a toda una comunidad”.

“En esta edición también es especialme­nte significat­iva la presencia de nuestro país, porque un gran número de argentinos participa en la exposición internacio­nal y en los eventos colaterale­s”, destacó en tanto el único representa­nte del gobierno presente en el acto: Alejandro Luppino, encargado de negocios de la embajada argentina en Italia. Se refería a la selección de 16 artistas argentinos realizada por Pedrosa para las muestras centrales de la bienal, y a otros que exponen en distintos puntos de Venecia.

Los que pueden verse en los Arsenales y los Giardini son modernos y contemporá­neos: Elda Cerrato, Claudia Alarcón, Libero Badíi, La Chola Poblete, Mariana Telleria, Juan del Prete, Raquel Forner, Emilio Pettoruti, Kazuya Sakai, Lidy Prati, Clorindo Testa, Víctor Juan Cúnsolo, Juana Elena Diz, María Martorell, Kim Yun Shin y Bibi Zogbé. A ellos se suma el dúo Chiachio & Giannone, convocado por Swatch, principal sponsor de la bienal.

“Estoy muy orgullosa no solo porque muchos de ellos están representa­dos en mi colección, sino porque esta presencia representa un gran impacto y visibilida­d para los artistas argentinos, que tienen un nivel maravillos­o. Es una oportunida­d de mostrarnos al mundo”, dijo a LA

Ama Amoedo, quien se contó NACION entre los coleccioni­stas argentinos que apoyaron a Lamothe. Tanto ella como la galerista Orly Benzacar y varios de los presentes en la inauguraci­ón destacaron también la importanci­a de mantener el pabellón argentino en los Arsenales, a pesar de la crisis económica. “No todos los países tienen pabellones, cómo no vamos a sostener tremendo espacio que tanto costó conseguir”, recordó la hija de Ruth Benzacar, pionera en la promoción del arte argentino en la escena internacio­nal.

La obra de Lamothe funciona como metáfora de esa necesidad de sostener algo que tiene peso: apenas cuatro milímetros de espesor tienen las cintas de abedul terciado que se doblan para sostener estructura­s de metal en el aire. “Es muy importante para la Argentina porque tiene que ver con heridas y suturas, luz y oscuridad. Es lo que viene transitand­o el país desde hace cien años, y hay que encontrar una síntesis”, opinó Alec Oxenford, expresiden­te de arteba, igual que Amoedo.

También estuvo presente Larisa Andreani, presidenta actual de Fundación arteba. Junto con la Fundación Ama Amoedo, ambas institucio­nes ofrecieron ayer una visita guiada por la bienal. Otro ejemplo de colaboraci­ón, similar al que dio el empresario Esteban Deak al ofrecer un galpón en Quilmes para que Lamothe pudiera trabajar una versión inicial de la obra. Eso le permitió realizar pruebas de resistenci­a, que llevan su trabajo a otro nivel.

Se trata de un paso más del largo recorrido iniciado hace casi un cuarto de siglo cuando, según explica la curadora Sofía Dourron en el catálogo que acompaña la muestra, Lamothe “encontró en lo indetermin­ado el espacio necesario para articular la violencia de la crisis, borrando los límites del binomio construcci­ón-destrucció­n y abriendo líneas de fuga respecto del ahogo económico y afectivo que marcó a su generación”.●

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Matteo Losurdo La obra Ojalá se derrumben las puertas fue creada con hierro y maderas
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Lamothe y la curadora Sofía Dourron

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