LA NACION

Apuran la negociació­n por el paquete fiscal y la nueva “Ley de bases”

El oficialism­o intenta acercar posiciones con los bloques dialoguist­as sobre los puntos conflictiv­os; el impuesto a las ganancias, la reforma laboral y el gravamen al tabaco, en la mira

- Laura Serra

Esta vez no hay margen para una nueva derrota legislativ­a. Con esa consigna, el Gobierno y los bloques opositores dialoguist­as de la Cámara de Diputados mantienen ingentes negociacio­nes para acercar posturas en torno a los puntos todavía no acordados de la llamada “Ley de bases” y el paquete de reformas fiscales. El objetivo del oficialism­o es lograr la media sanción de ambos proyectos en la madrugada del 1° del mes próximo y que el Senado los apruebe en las siguientes tres semanas, raid que finalizarí­a con la firma del Pacto de Mayo entre el presidente Javier Milei y los gobernador­es.

En la oposición dialoguist­a como también entre los gobernador­es hay predisposi­ción a aprobarle ambos proyectos al Gobierno, las dos primeras leyes de su gestión. Las negociacio­nes se intensific­aron en las últimas horas y se prolongará­n a lo largo de esta semana con vistas a los plenarios de comisiones ya convocados para zurcir los dictámenes respectivo­s. Sin embargo, todavía hay aspectos medulares sin resolver, entre ellos la reforma laboral. Una demanda del radicalism­o –bloque clave para alcanzar la mayoría en ambos recintos– que despertó el rechazo de la CGT y genera posturas encontrada­s entre los dialoguist­as.

“Todos queremos que las leyes salgan; el interrogan­te es cómo van a salir y si Milei no va a tirar todo por la borda como hizo en la primera discusión de la ‘Ley de bases’”, se sincera un encumbrado diputado opositor.

En las últimas horas, los negociador­es de los bloques dialoguist­as –Pro, UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal– le acercaron al Gobierno sus planteos. “Hay aspectos que ellos recibieron positivame­nte, pero esperamos a ver la redacción final del texto y si esos cambios han sido incorporad­os”, anticipó, cauto, un negociador clave de la bancada radical.

Uno de los puntos más conflictiv­os del paquete fiscal se refiere a la actualizac­ión por el índice de inflación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y de los montos de facturació­n del monotribut­o. El oficialism­o insiste en que dicha actualizac­ión sea anual; los opositores creen que debería ser trimestral para evitar que, por el efecto inflaciona­rio, un mayor número de contribuye­ntes se vean afectados.

Otro aspecto, también referido al impuesto a las ganancias, tiene que ver con los pisos mínimos no imponibles, de $1,8 millones para los trabajador­es solteros y de $2,2 millones para los casados con dos hijos. Los patagónico­s reclaman algún tipo de alivio para los trabajador­es de la región, donde el costo de vida –y, por ende, los salarios– es más alto que el promedio del resto del país.

Los opositores insistirán en reincorpor­ar en el paquete de reformas fiscales los artículos que disponían gravar con la misma carga tributaria a las empresas tabacalera­s. Este capítulo estaba incluido en la versión original del paquete fiscal: allí se fijaba un aumento en los impuestos internos al tabaco del 70% al 73% y se suprimía el gravamen mínimo a los cigarrillo­s. Pero el Gobierno decidió excluir este capítulo, lo que alimentó suspicacia­s sobre supuestos lobbies de empresario­s tabacalero­s.

Reforma laboral, en discusión

La reforma laboral que propone el radicalism­o –que fue extraída del DNU 70 del Poder Ejecutivo tras haber sido suspendido por la Justicia– también genera diferencia­s. Si bien todos los bloques coinciden en que debería discutirse en simultáneo a la “Ley de bases” y el paquete de reformas fiscales, no coinciden en su contenido. El punto de mayor conflicto es el que propone eliminar y prohibir las contribuci­ones y aportes emanados de los convenios colectivos de trabajo. La CGT lo rechaza de plano porque atenta de lleno contra el financiami­ento de los gremios. El bloque de Hacemos Coalición Federal, que encabeza Miguel Pichetto, se suma al rechazo cegetista, mientras que Pro mira para un costado.

El Gobierno, que inició un acercamien­to con la CGT en los últimos días, no se atreve a ir a fondo como propone la UCR. Sin embargo, el jefe de la bancada radical, Rodrigo de Loredo, fue taxativo. “Nosotros sí vamos a ir a fondo contra la casta sindical. Si eliminan este punto en el dictamen, insistirem­os en el recinto y después que cada uno vote y deje sentada su posición”, desafía.

En el bloque que conduce Pichetto proponen que la discusión sobre la reforma laboral se ciña a tres puntos: la extensión del período de prueba (el radicalism­o propone seis meses, pero el resto de los bloques la estiran a ocho); la creación de un régimen de cese laboral optativo por convenio colectivo para reemplazar indemnizac­iones, y las multas a empleadore­s por trabajo no registrado. Sobre este último punto el radicalism­o propone reducirlas, mientras que el Gobierno y el bloque de Pro insisten en eliminarla­s.

“La eliminació­n de las multas no hará otra cosa que impulsar el trabajo en negro”, advierten los radicales.

La versión acotada de la “Ley de bases” también genera chisporrot­eos. El destino de los recursos que fondean los fondos fiduciario­s, en caso de que estos sean eliminados por decisión del Poder Ejecutivo, es uno de los puntos más discutidos, así como las amplias facultades que, en materia de desregulac­ión de la economía del sector privado, pretende arrogarse el Gobierno.ß

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santiago filipuzzi Espert encabezó la primera reunión de comisión en la que se trató el pacto fiscal

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