LA NACION

La furia de Pichetto con Milei por la reforma laboral y la gobernabil­idad

El jefe del bloque de Hacemos Coalición Federal logró imponer su postura en la letra chica del proyecto y lanzó duras advertenci­as

- Matías Moreno

Miguel Ángel Pichetto siente que le torció el brazo al gobierno de Javier Milei y que ganó la pulseada en la tensa discusión por la letra chica de la reforma laboral que se incorporó en el paquete de la nueva “ley bases”. Es que, finalmente, el Ejecutivo retrocedió en su intento de incluir una profunda transforma­ción de la legislació­n y acordó con los representa­ntes de los bloques aliados una versión más limitada -se suprimiero­n artículos clave del borrador- que no contempla ni la eliminació­n de la cuota solidaria ni de la ultraactiv­idad, dos modificaci­ones que habían crispado a los jefes de la CGT, porque implicaban una amenaza directa a los recursos y la capacidad de representa­ción de los sindicatos.

Pichetto vivió días de furia, pero el inesperado giro del oficialism­o le hizo recuperar el estado de ánimo. “El Gobierno reculó; esta es una postura razonable”, celebran cerca del presidente de la bancada de Hacemos Coalición Federal en Diputados, después de que se rencauzara­n las negociacio­nes gracias a que los emisarios de los libertario­s, urgidos de conseguir su primer triunfo legislativ­o, decidieron dar marcha atrás y consensuar un articulado más acotado.

Pese al pacto, los radicales firmaron en disidencia en el tema de las cuotas solidarias sindicales. “Eso coarta la libertad de asociación, y lo vamos a defender en el recinto”, anticipó Karina Banfi (UCR).

Pichetto se indignó cuando se enteró que el Gobierno había girado un texto de la reforma laboral que contemplab­a unos 60 artículos. Hastiado por el amateurism­o de la Casa Rosada para articular o las constantes e incendiari­as diatribas de Milei contra el Congreso, el exsenador advirtió que no estaba dispuesto a acompañar con su voto la ambiciosa reforma planteada de prepo, argumentó, por el oficialism­o a pocas horas de que se sellara el pacto para firmar el dictamen. “¡Nos tiraron 60 artículos por la cabeza! Es poco serio, no hay reglas de juego y no cumplen con lo acordado”, bramó.

El jefe de bloque de HCF sospecha que el autor intelectua­l de la sorpresiva jugada fue Julio Cordero, un abogado laboralist­a del Grupo Techint, que reemplazó a Omar Yasín al frente de la Secretaría de Trabajo tras el escándalo por la suba de sueldos de los altos funcionari­os.

Hace apenas dos semanas, Pichetto había negociado con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, un set de modificaci­ones en la normativa vigente orientadas a colaborar con la reactivaci­ón de la economía, como la extensión del período de prueba y la creación del fondo de cese laboral o la modificaci­ón de las multas por trabajo no registrado.

Atento al termómetro social, la fragmentac­ión de los gremios y a las experienci­as parlamenta­rias de las últimas décadas, como la ley Mucci o la reforma laboral fallida de Mauricio Macri, Pichetto pidió un proyecto que sea digerible por los popes de la CGT, cuya conducción está atravesada por la interna entre los sectores más dialoguist­a y el polo más combativo.

Frente a la recesión económica por el ajuste fiscal que aplica el Presidente, Pichetto consideró que era necesario postergar la discusión sobre la eliminació­n de la obligatori­edad de la cuota solidaria, una de las principale­s fuentes de financiami­ento de los sindicatos, o derogar la ultraactiv­idad de los convenios colectivos. Cree que ese debate debe darse en profundida­d en la comisión de Legislació­n de Trabajo para no complicar la sanción de la ley bases.

Dicho de otro modo: pidió redactar un texto cuya aprobación fuese viable en este contexto. Él había sido un interlocut­or clave con los popes sindicales, quienes se exhibían predispues­tos a avanzar con una modernizac­ión, mientras no atacaran su recaudació­n. Por eso, se molestó cuando el Gobierno le cedió el protagonis­mo a la UCR para que presentara el proyecto de reforma laboral y Rodrigo De Loredo, jefe del bloque radical en Diputados, avisó que no negociaría­n la inclusión de la eliminació­n de las cuotas sindicales. Una apuesta para correr por derecha a Milei.

Pichetto exterioriz­ó su hartazgo con el trato que le propina el Presidente al Congreso durante el encuentro de Encuentro Republican­o Federal, su sello partidario, del martes último. Ante sus aliados, el exsenador lanzó una dura advertenci­a a Milei. “El liderazgo coercitivo en la Argentina es muy corto. O construye un liderazgo razonable de diálogo razonable con el Congreso o va haber problemas. Y cuando llegue el momento que la institucio­nalidad tenga que defender al Gobierno, puede haber problemas”, puntualizó.

El jefe de la bancada de HCF pretende que Milei revea sus agresiones al Congreso -su enemigo es la “casta”- y entable un diálogo “constructi­vo” con los diputados y senadores.

Además, machaca con que el Presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo, deben elaborar y enviar al Congreso más pronto que tarde el proyecto de presupuest­o de 2025 -este año se prorrogó el diseñado por Sergio Massa-. “El DNU de [Federico] Sturzenegg­er está colgado de un hilo, ¿y lo único que recibimos es agresión?”, despotrica el exsenador ante sus interlocut­ores habituales.

A Pichetto no le gustó que el jefe del Estado volviera a menospreci­ar el apoyo del Parlamento a la ley bases durante su participac­ión en la cena de la Fundación Libertad o que agite la idea de que apuesta las elecciones legislativ­as de 2025 para aumentar su representa­ción en ambas cámaras y, así, no depender de los bloques aliados ni lidiar con sus condiciona­mientos. “Es una fantasía lo de 2025. No fue un buen mensaje. ¿Quiere la ley o no? La palabra del Presidente es importante”, se lamentan en el despacho de Pichetto. Su tropa ya teje una estrategia para agrupar el año próximo a los sectores “racionales” de la UCR, Pro y el peronismo y presentar una oferta electoral que se distinga de las visiones “fundamenta­listas” y “autoritari­as” tanto de la izquierda como de la derecha extrema.

Quienes frecuentan al exsenador lo notan inquieto y desconcert­ado por el accionar del Gobierno y la falta de racionalid­ad política de Milei. Desde que el líder libertario llegó a la Casa Rosada, Pichetto repite que ganar en las urnas es una cosa, gobernar otra. Por esa razón, no descarta que Milei pueda sufrir sobresalto­s si no entrelaza acuerdos parlamenta­rios para asegurar la gobernabil­idad.

 ?? ?? Miguel Pichetto
Miguel Pichetto

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina