LA NACION

“Que mi exmujer hoy sea política me supera”

Fue un ídolo adolescent­e en Clave de sol, hizo 50 puntos de rating con Amigos son los amigos y actuó en dos films ganadores del Oscar; un recorrido por toda una vida dedicada a la actuación

- Viene de tapa

Rago encarna a Sergio Musicardi, el papel que hizo en el film Juan Manuel Tenuta, el marido de Elvira (China Zorrilla) y que coqueteaba con Nora (Betiana Blum), esposa de Antonio (Luis Brandoni), cuando nadie los veía. Verdadero culebrón y tremendos nombres, algo que pondría nervioso a cualquier actor, incluso a uno que obtuvo nada menos que dos Oscar.

“Cuando me ofrecieron la obra, dudé un montón. Tuve una reunión con el director, Ciro Zorzoli, y no sé si en el momento no me lo supo transmitir o no logré captarlo, pero pensé que era una locura. Me parecía muy arriesgado. Es una película que vio mucha gente, hay muchos fanáticos, entonces era salir a competirle a China Zorrilla, Antonio Gasalla, Luis Brandoni. Lo único que me tranquiliz­ó era que estaban confirmado­s Campi, Sebastián Presta y Paola Barrientos. Lo consulté con mi pareja, mi mamá, hijo, amigos -actores y no actores- y todos ni siquiera me dejaron terminar de hablar que me contestaro­n: ‘Hacela’. Mi papel ya era el de Sergio. Y aunque dudé mucho, acepté.

–¿Cuántas veces vio la película?

–No la vi muchas veces. La vi en VHS y después un par de veces en la tele. Había algo de la película que me daba tristeza, porque es cruel el trato que le dan a los viejos. Y es común a cualquier familia la cuestión de “no bancarse a otros”. También me remitía un poco a la mía, donde en algunas Navidades sentábamos a un tío en una punta y a otro en la otra, para que no se pelearan. Cuando acepté hacerla, la vi solo una vez, haciendo foco en el personaje de Sergio.

–¿Qué respuesta obtuvo por parte del público?

–Nunca me pasó de tener en teatro un público tan involucrad­o. Y eso que hice Clave de sol y Amigos son los amigos en pleno éxito televisivo. Pero acá la gente quiere participar, anticipa los diálogos. Paola Barrientos, que hace de China Zorrilla, juega mucho con él público, que estalla diciendo las típicas frases de la película. La gente sale fascinada. Afianzado en lo sentimenta­l gracias a su pareja, Tamara, desde hace siete años, entusiasma­do con la elección de su hijo -Vito- de continuar la profesión de actor y orgulloso de la carrera que tiene, Pablo Ragonese, como es su verdadero nombre, a sus 51 años asume estar en paz con sí mismo. Tuvo algunos infiernos que pusieron en jaque su paz interior, como una denuncia por abuso que la Justicia desestimó, y el descenso de su adorado River Plate en 2011, pero que no hicieron más que reforzarle la personalid­ad y demostrarl­e que la vida siempre termina poniendo las cosas en su lugar. Lo conocido de Rago es muy recordado, pero su historia tiene algunas perlitas que salen a la luz en la continuida­d de la charla.

“Yo jugué en las inferiores de Deportivo Español, entre los 12 y 14 años. Era muy fan de Pasarella, entonces arranqué jugando de líbero, pero la verdad es que era muy petiso para el puesto. Después me pusieron de siete’. Y jugué un par de años hasta que hubo que entrenar en serio y dejé. A mí me gustaba jugar a la pelota, no entrenar. También tuve un paso por el rugby en Vélez como medio scrum y me destaqué. Era el capitán del equipo. Pero yo ya actuaba, mi camino estaba decidido”.

–Su primer trabajo fue una publicidad.

–Comencé en una publicidad junto con mi hermano, Marcelo. El casting era para él pero lo acompañé porque mis padres no tenían con quién dejarme. Después hice un capítulo de una serie llamada Mi hermano Javier, con Claudio García Satur.

–Actuó con Ricky Martin en la novela Por siempre amigos. ¿Lo tenía individual­izado o era uno más del montón?

–Con Ricky Martin fuimos muy amigos. Yo tenía 14 y él 15. También estaba Adrián Suar en esa novela, pero yo me vinculé más con Ricky y el grupo. Fue una de las etapas de Menudo más exitosas, se estaba retirando Robi Rosa y llegaba Ricky. Sin embargo, la novela no la vio nadie porque el viejo Canal 11 la emitía a las 11 de la mañana. Cuando llegaron las vacaciones de Navidad, ellos debían volver a Puerto Rico y como yo había pegado muy buena onda con Sergio Blas y Ricky Martin, me invitaron a ir con ellos. Fue la primera vez que salí del país. Me volví loco. Pasé el cumpleaños de Ricky (24 de diciembre) y la Navidad en su casa, con su familia.

–¿Siempre tuvo la certeza de ser actor?

–Justamente este verano filmé una película con Natalia Oreiro y había 18 pibes de 12 años en el set. Fue un flash, porque el primer día ya me di cuenta de quién quería ser actor, quién quería ser solo famoso y quién estaba ahí porque lo había mandado la familia. Me reconocí en varios de ellos. Uno me preguntó qué hacía yo a su edad, le dije que hacía lo que me ofrecían: novelas, películas, no tenía muy bien definida mi vida pero sí sabía lo que no quería. Tampoco me regí por el éxito o el fracaso. ¿Tuve muchos éxitos? Sí, pero también fracasos. Nunca me la creí con el éxito, pero tampoco me deprimí por los fracasos.

–Siempre arrancó fuerte: en su primera película, La historia oficial, ganó un Oscar y en una de sus primeras series televisiva­s, protagoniz­ó Clave de Sol.

–En un principio la novela se iba a llamar Granitos en la cara. Después le cambiaron el nombre y pasó lo que pasó. Fue impresiona­nte. Estuve

los primeros tres años, y al cuarto me fui a Amigos son los amigos.

–Pasó de Canal 13 a Telefe; fue audaz.

–Pasé de River a Boca. Fue muy jugado. Pero la idea de trabajar con Carlín Calvo pudo más. Obvio que Amigos son los amigos fue un bombazo. Hacíamos 50 puntos de rating. Renuncié con mucho dolor a Clave de sol e inmediatam­ente pasé a Telefe. Ahora que se cumplieron 30 años de la señal, pasaron el primer capítulo de nuevo y lo vi con mi hijo. Se rió mucho pero me dijo: “Papá, esto es un embole”. Claro, las escenas duraban cuatro, cinco minutos a una sola cámara. Tenía otro ritmo. Al día de hoy es inmirable.

–Esa fama repentina, ¿la disfrutó o la padeció?

–La disfruté, pero nunca me la creí. De hecho, lo cargaba a Leo Sbaraglia, que sí estaba conflictua­do porque venía del teatro, de años de estudiar con Agustín Alezzo, y para ellos la televisión estaba mal vista. Cuando llegábamos al teatro en el micro y nos esperaban miles de chicas en la puerta, le decía: “Somos los Beatles, somos los Beatles, vos sos John, vamos que somos los Beatles”. Lo volvía loco.

–Tenía 20 años y el mundo a sus pies, sin embargo, fue muy noviero.

–No tuve la vida loca de Ricky Martin. En Mar del Plata, en plena temporada de Clave de sol pude hacer estragos, pero me puse de novio y nos fuimos a vivir juntos. Después me casé joven (sonríe), luego me divorcié y conocí a María (Carámbula), la madre de mi hijo. No hubo mucho desborde. Tal vez al principio de Clave de sol, que íbamos con los chicos a un karaoke en Olivos llamado Giuseppe, pero nada más.

–Mucho después de La historia oficial, otra película en la que trabajó ganó otro Oscar: El secreto de sus ojos.

–Sí. La idea me parecía buena, pero nunca visualicé la joya que quedó. Nunca tuve ese Oscar en la mano, nunca lo toqué, nunca lo vi “en persona”. Cuando lo trajeron, que fueron a Casa Rosada, no fui porque me dio vergüenza.

–Hablando de Casa Rosada, ¿cómo ve la situación actual del país?

La adolescenc­ia “Cuando llegábamos al teatro en el micro y nos esperaban miles de chicas en la puerta, le decía a Leo Sbaraglia: ‘Somos los Beatles, somos los Beatles’”

Su exesposa, la ministra Sandra Pettovello “Pasó mucho tiempo de eso [su matrimonio], más de 30 años. Igual, ahora mi entorno me gastó por todos lados. Más que tomarlo con humor, no puedo hacer”

–Hay mucho viento de cola todavía. Si bien es poco el tiempo que lleva el nuevo gobierno, goza de una aceptación inusual. Yo entiendo que durante mucho tiempo se hicieron las cosas muy mal, pero esto me parece demasiado. Lamento escuchar a políticos decir que gastamos 300 millones en aviones, pero la Facultad de Medicina no tiene luz y por eso los estudiante­s tienen que subir 14 pisos por escalera. Hay mucha gente que finge demencia.

–Se casó una sola vez, con Sandra Pettovello, la actual ministra de Capital Humano.

–Que mi exmujer hoy sea política y se haya convertido en una de las personas más importante­s del país, me supera. Pasó mucho tiempo igual, más de 30 años. Mi entorno me gastó por todos lados, me mandaban notas, fotos. Son cosas que pueden pasar. Más que tomarlo con humor, no puedo hacer.ß

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Rodrigo Néspolo Rago en un descanso, antes de la maratón de funciones de Esperando la carroza

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