La Nueva Domingo

Fue trasplanta­da y escribió una carta para ayudar a otros niños

María Victoria Carrasco tiene 12 años, nació en Puerto Belgrano y desde 2014 asistió al colegio Claret. En el momento más duro de su vida decidió ser solidaria con quienes estuvieran pasando por una situación similar.

- Anahí González

En el momento más duro de su vida, luego de atravesar un trasplante de médula ósea y de superar un derrame cerebral, María Victoria Carrasco, quien nació hace 12 años en Puerto Belgrano y vivió dos años en nuestra ciudad, tuvo una idea brillante: compartir con otros niños lo que le estaba pasando.

Escribió una carta para calmarlos, alentarlos y ayudarlos a sentirse menos asustados y más comprendid­os en ese difícil camino de la recuperaci­ón de la salud que a ella misma le había tocado enfrentar.

Este noble acto tuvo lugar en la Fundación Pérez Screminiel, en Montevideo (Uruguay) donde la niña reside desde hace unos meses con su familia. Allí fue intervenid­a el pasado 23 de mayo. La donante fue su mamá, Martinha Gaspar Da Silva, quien es portuguesa radicada en Argentina desde 1998 y está casada con el capitán de corbeta Sebastián Carrasco.

“Mi hija no deja de sorprender­me siempre con su personalid­ad solidaria y queriendo aliviar el dolor de los demás. Tuvo la iniciativa de escribir cartas a los demás chicos que están internados acá para poder animarlos un poco”, publicó su mamá en el Facebook y adjuntó uno de los escritos de Vicky.

La carta decía así: “¡Hola! Soy Victoria, de la habitación 4, y tengo 12 años. Fui trasplanta­da el 23 de mayo y estoy acá desde el 16 de mayo.

Escribo esta carta porque, aunque no te conozca, entiendo tu situación y cómo te debés sentir, asustado, preocupado, triste quizá...porque yo ando pasando algo parecido. Yo quise hacer cartas a los chicos que están como yo para conocerlos, y para poder también ser apoyo, a algún chico que haya llegado hace pronto y esté nervioso por todo lo que viene por delante.

Yo me estoy sintiendo muy bien últimament­e, eso sí, me sentí muy mal la semana primera después del transplant­e, pero fui mejorando y ya cada día ando mejor. La verdad es que no tengo idea de hace cuanto estás acá, de como te llamás, quien sos, y por eso te escribo, porque quería conocerte, ya que no te puedo conocer en persona. Saludos, y espero que todo te vaya bien, y tengo ganas de saber algo sobre vos! Victoria.”

Luego de este primera ex- periencia, el ida y vuelta con otros chicos empezó a hacerse frecuente. Entre otros, Victoria le escribió a un niño llamado José Ignacio quien le regaló un dibujo en 3D de su mano, lleno de colores. También le mandó una carta para una nena de 13 años que se llama Micaela y que le dijeron que estaba muy triste.

“A pesar del momento por el que está pasando Vicky sigue positiva y solidaria con los demás. Es una nena muy cariñosa. Ella quiere ayudar a que otros chicos que estén en su situación no tengan miedo”, dijo.

“A ella nadie, o sea ningún chico, le contó cómo iba a ser todo. Y también estaba asustada por la quimio y por el trasplante”, contó.

En diciembre del año pasado, en Bahía Blanca, el especialis­ta en oncología infantil, doctor Horacio Caferri, quien atendía a Vicky, le diagnostic­ó mielodispl­asia. Su médula ósea dejó de funcionar.

La familia debió trasladars­e a Buenos Aires donde estuvo un mes. En enero, por una situación laboral del papá de Vicky -quien es oficial de la Armada Argentina- la familia debió trasladars­e a Uruguay.

Allí la niña comenzó a ser atendida por el doctor Gustavo Dufort, quien está cargo de la Fundación Pérez Scremini, que lucha contra en cáncer infantil.

“Es un lugar maravillos­o donde desde el primer instante nos trataron con mucho cariño”, dijo su mamá.

Para poder operarse Vicky debió obtener la ciudadanía uruguaya y un nuevo documento de identidad para la nena.

“Un mes antes de ser trasplanta­da, el 23 de abril, Vicky sufrió un derrame cerebral debido a que sus plaquetas estaban muy bajas. El trasplante era urgente. No había tiempo", dijo Martinha.

“Ahora estamos felices, llenos de esperanza de que Vicky se recupere pronto, porque su médula prendió y así podrá tener una vida plena”, expresó.

Vicky tiene un hermano de 16 años, Santiago Carrasco, con quien es muy compinche. Juegan a la compu, charlan y ella lo extraña muchísimo cuando no lo ve.

“Le encanta estar con él. Es un sol, nos ayuda muchísimo. Los fines de semana la viene a cuidar para que nosotros podamos descansar un rato y hacer compras”, dijo la mamá de ambos.

Mientras tanto, desde la empatía, Vicky sigue llegando al corazón de otros niños que atraviesan dificultad­es. Un mensaje de amor y un gran ejemplo de vida. En vez de dejarse vencer por el dolor, ella lo usó para ayudar.

María VictoriaVi­ctoria CarrasCarr­asco demostró que es una guerrera y transformó su miedo y su angustia en un mensaje positivo y de amor hacia otros.

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